Aquí no hay playa 2.

( Viene de aquí )

"Un hombre no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros". (Confucio)


Y cuando has conseguido mirarte en tu propio reflejo, en ese pequeño que solo se hace gigante cuando tiene que serlo, ni las galernas más fuertes te pueden hacer temblar. No hay día nublado, ni ocaso, que te pueda privar de disfrutar de las pequeñas cosas que a fin de cuentas terminan por ser las que dan los mejores momentos a esta vida. 

Acabábamos de llegar a la playa y los niños se habían desnudado y corrían para el agua, con un horizonte vacío de intrépidos bañistas. Mi hermana clavaba la primera sombrilla vociferándoles que no entraran al agua hasta que estuviésemos colocados. Yo recogiendo las chanclas, las ropas y los bártulos que ellos llevaban que los habían dejado todo desperdigado abarcando demasiada expansión de playa. Vamos que en lugar de cuatro, parecían haberse desnudado allí los cuarenta de Alí Babá abandonando el tesoro en una estampida de emergencia. De pronto mi hija que también se estaba desnudando exclamó: "Mamá, no puede ser, lo que me faltaba". No tuve claro si era solo para que nos enterásemos su tía y yo... o también fue para todos los curiosos cercanos a la periferia de nuestra posición. 

Mi hermana y yo la miramos esperando algo catastrófico como que hubiese olvidado la crema protectora o hubiese visto en el móvil una alerta de tsunami, a juzgar por la pinta que tenia el mar. Sin embargo lo único que necesitaba era una toalla y agua, le había bajado de golpe la menstruación. A destiempo y sin previo aviso, el bikini blanco estaba para vestuario de una película de tiburón. Allí con los más madrugadores que ya estaban asentados y como si estuvieran en el palco de honor del teatro, su tía y yo con toalla haciendo de cambiador portátil y ella aseándose y lavando el bikini con la garrafa de agua de ocho litros que llevábamos para beber; sí... he escrito ocho litros. Y cinco más en otra cantara congelada. Si cuando dije lo del tal Murphy no era cosa de marcar un farol, ni por los imprevisto que nos van surgiendo, ni por el espectáculo andante que somos con todos nuestros complementos cada vez que hacemos algo juntas. Realmente somos como un reality show, en directo. No había más que ver la marca en la arena que había quedado marcada a nuestro paso, desde el punto en que empezaba la playa donde acababan los aparcamientos, hasta nuestro asentamiento. Pareciera que hubieran rodado hasta el mar sobre troncos las Calaveras. Mi familia es así, ni un caballo de Atila del tamaño del de Troya, deja más huella que nosotros dejamos al paso.

Era mucho más fácil ir al mar y lavarse, pero es que Lucy no se mete al agua en la playa. Además en aquella no había ni baños, ni puesto de socoro. Según ella solo va a tomar el sol, leer, escuchar música, dormitar y por supuesto comer aunque diga lo contrario, lo de meterse al mar no va en su planning de día de playa. Ya lo podía haber hecho también de pequeña, que vaya si me daba guerra saltando olas con el hermano. Pues allí estaban las dos, tía y sobrina, peleando como dos hermanas porque una estaba colocándolo todo y la otra sin ropa de baño, liada en la toalla después de haber ido al coche por tampones y esperando a que se le secara la parte de debajo del bikini. Me harté.

─Ahí se quedáis las dos, me voy al agua con los niños. 
Dejaron de discutir al unísono para ponerse contra mi, tratando que me quedara a ayudar a montar el sitio. Yo ya estaba en otras, sacándome el vestido por la cabeza y dejando ciego a media playa con mi escultural y blanco cuerpo, como si fuera una obra de arte de Botero cobrando vida. Y como toda "gran" diva requiere, allí estaba yo atrayendo hacia mi persona el elenco de incondicionales. Mis cuatros sobrinos gritando al unísono y saltando como monos mientras no hubo nadie en toda la playa que se perdiera mi paseo hasta la orilla.

─¡¡TITA, TITA,  TITA, TITA...!!
Y la tita haciendo tontearías por el camino mientras para adentro pensaba: "menuda hostia me voy a pegar antes de que se acabe la arena seca a ojos de todos y de algún gilipollas que le pillará con el móvil en mano y mañana soy viral en las redes sociales". Pero no. Llegué sin rodar y sin que mis sobrinos dejaran de festejarlo. Recordé cuando era pequeña, mi padre siempre iba a la playa en tren llevándonos a seis o siete niños, aunque yo era hija única por entonces. Solía llevar a mis primos con nosotros mientras mi madre se quedaba en casa cuidando de los abuelos. Pensé con un pellizco en el pecho que era algo que mis hijos y mis sobrinos nunca han podido disfrutar de su abuelo. Mi padre saltando olas, jugando en el agua con nosotros, en la arena enterrándonos... sí, por regla general las cosas importantes suelen aprenderse de alguien. Y en un día de playa con niños, lo más importante es no olvidar las cosas que nos gustaban hacer de niños y recrearlas con ellos. Todo lo demás puede esperar. Y lo dice alguien a quien NO le gustan los niños, pero sabe reconocer la importancia de las cosas según su orden natural. 

Así que no es de extrañar que en un momento de la tarde mi hija se acercara a la orilla (la foto de la cabecera del post es de ese momento) y me preguntara.
─¿Mamá que coño haces?
─ Pues qué voy a hacer, lo que no hacéis vosotras, bañarme con los niños. 
─No mamá, hija no, bañarte no. Que qué coño haces que cada vez tienes más niños alrededor. Que parece que se están multiplicando como champiñones. 

Para ser honesta no me había percatado de ello. Pero era verdad. Miré a un lado y otro y tal vez fuera porque no había casi nadie en el agua. O quizás porque los chiquillos se nos acercaban y al hablarnos yo les respondía y les daba conversación. El caso es que unos iban y venían y hasta hubo quienes se quedaron mucho rato jugando con mis sobrinos y conmigo. La cuestión es que los críos que había en la playa estuvieron casi todo el día haciendo piña con mis sobrinos y conmigo. No fui consciente del todo hasta que Lucy no lo dijo, lo cierto es que siempre pasa igual, a mi no me gustan los niños pero yo a ellos debo de atraerlos como un imán porque donde quiera que voy se me terminan acercando. También he de ser justa y decir que era la única adulta en el agua con niños, y tal como estaba el oleaje, era el punto de referencia más seguro para ponerse a saltar olas. Bueno... eso para los que llegaron a partir de media tarde, porque todos los que estaban allí cuando di el espectáculo culmen del día, seguramente no se hubiesen quedado sentados viendo a sus hijos jugando cerca de mi.

El mar tuvo sus momentos, digámoslo así. Justo en la entrada al agua había una especie de socavón que se alargaba varios metros. Al cambio de marea hubo un tiempo en que costaba entrar y salir del agua. Unos metros bastantes jodidos para como estaban ese días las olas. Había que saber entrar y salir y se notaba en el mínimo número de bañistas que había. De hecho yo no dejé en todo el día a mis sobrinos entrar sin mi. Lo prohibí rotundamente. Y las dos más pequeñas que jugaron mucho a pie de orilla, entrar más allá de donde el agua alcanzaba por encima de los tobillos. El mar no estaba para bañistas irresponsables ese día. 

A las dos más pequeñas las entraba y sacaba yo en brazos de los primeros metros y luego estaba muy pendiente de ellos una vez dentro, sin que se apartaran de mi porque se notaba que el oleaje era bastante paralelo y había como corrientes de resaca. Mal sitio para el baño sin socorristas, en cierto momento si que lo pensé, me pregunté si la gente era consciente de que el agua no era idónea para algunos críos que en ocasiones entraban solos a bañarse. El punto de humor al día adivina quién lo puso. Sí. La gordita de la playa, yo. 

Cayetana en la orilla con Mentito queriendo entrar, les dije que una primero y cuando la sacase metería a la otra. Yo estaba con los dos más grande jugando dentro en una zona en que no se notaba tanto la succión. El caso fue que al ir por Cayetana perdí el equilibrio justo en el punto donde las olas rompían y el espectáculo fue como suelen ser los que de vez en cuando doy. Saqué la cabeza de la primera revolcada y no vi nada con la melena, el agua, la arena, el movimiento... Intento uno por ponerme en pie... fracasado. El empuje del mar me tiró. El dos, el tres... la escena se repetía. Yo tratando de ponerme en pie, Eolo y Poseidón descojonándose de la risa conmigo. Yo derecha. Yo del revés. Yo de culo. Patas arribas. Una teta por aquí. Otra teta por allá. La parte superior del bikini haciendo de Eva María. Las manos ocupadas en no perder también la parte de abajo. Mis sobrinas gritando, "tita, tita". Mi sobrino cada vez más cerca del punto conflictivo tratando de ayudarme mientras seguía haciendo la croqueta y gritándole entre revolcada: "No te acerques a mi, quédate junto a tu hermana". Porque entre tal espectáculo de malabarismos corporales por ponerme en pie sin perder las bragas también, lo único que me preocupaba es que el niño fuera añadido a la ecuación de volteretas. 

Entonces advierto que mi hermana se ha levantado de debajo de la sombrillas y viene a paso ligero en mi dirección. Pienso que por fin una de las dos de secano se va a tener que mojar el culo aunque solo sea para ayudarme a salir del remolino de espuma de mar. Y para no variar, al llegar a la orilla la escucho como si fuera una reportera de sensacionalismos retrasmitiendo el suceso: "Si tienen pensado acudir a la playa en la costa de Huelva, tengan ustedes cuidado por que en plena orilla acaban de avistar un espécimen marino de grandes dimensiones...".

─Hija de la gran puta. Se supone que me tienes que ayudar cacho mierda, no ponerte a grabar ─.Le imperé, mientras que ella entre risas continuó grabando mientras me decía.
─Pero si te estoy ayudando, verás lo famosa que te vas a hacer con este Tik Tok, de pobre nos vas a sacar a todos. 

Visto lo visto se acabó el dar vueltas entre el oleaje. Me solté el bikini y me puse en pie, escapando de aquel abrazo centrifugador con la parte superior del bikini en la cintura y la de abajo por las rodillas. Una vez fuera me lo coloqué bien bajo el asombro y las risas de los míos y seguramente de algunos más que tuvieron la fortuna de verme en todo mi potencial. Luego cogí a mi sobrina y nos metimos al agua, no sin antes decirle: "como después de enseñarle el culo a toda la playa me digas que te sales en veinte segundos, soy capaz de ahogarte". Pero ella no paraba de reírse agarrada a mi cuello repitiendo la escena que acaba de contemplar. Más tarde al volver a la sombrilla mi hija empezó a decir que no se me podía sacar de la casa, que siempre tenía que dar el espectáculo. Y allí que estaban ella y su tía viendo una y otra vez el video meadas de la risa.  

Casi todo el tiempo estuve con los niños, menos un rato que le dije a mi hermana que estuviera pendiente mientras me tumbé un poco a la sombra. Me estaba quedando dormida cuando escuché gritos de socorro y me puse en alerta de pie casi arrancando la sombrilla con la cabeza. Eran mis sobrinos gritando desde la orilla que había tiburones. Y mi hermana riñéndoles y trayéndoles a empujones y regañina hasta la sombrilla. Los castigó sentados a la sombra y les estuve explicando que en la playa no se puede hacer eso de pedir socorro si no es de verdad. Al final ser tan cafres nos sirvió para ser los privilegiaos de la playa. Porque a pesar de que era cierto que era una playa tranquila y no había mucha gente. Éramos quienes más periferia vacía teníamos en torno a nosotros... jejeje... no sé yo por qué. 

Personas no. Pero pájaros los teníamos todos alrededor,  los gorriones eran tan simpáticos y atrevidos que uno se terminó metiendo en una de las bolsas de patatas fritas. Y en cuanto mis sobrinos se percataron de ello, comenzaron a echarles de comer y en unos minutos pasamos de la peli de Tiburón a la de Hitchcock. Y a Lucy protestando de que al final se iría de allí con una cagada de pájaro en el libro de lectura. Aunque cagada fue la suya cuando dijo lo de que era una playa tranquila. Porque aunque parezca mentira que pudieran quitarnos el protagonismo de revoltosos... hubo quienes nos ganaron. 

Estaba tumbada de nuevo con una parte de mi en la playa y otra ya con Morfeo, cuando escuché a Lucy hablando algo con su tía. Ésta le estaba recriminando la afirmación de que apenas hubiese gente en aquella playa. Levanté la cabeza para echar un ojo a lo que se estaban refiriendo. Por la cuesta de los aparcamientos venia una cantidad de gente que parecían una manifestación. Aquello eran por los menos tres autobuses juntos. ¿Dónde se iban a meter tanta gente ya a esa altura del día con media playa llena? Se agruparon a unos quince o veinte metros de nosotros. Todos de pie. Un número de ellos con ropas blancas e instrumentos. Toda la playa pendiente de ellos. Estuve a punto de decirle a mis sobrinos que ya podían ser ellos mismos sin censura, ni freno, jejeje. Mi hija y mi hermana haciendo cábalas sobre quienes eran. Desde un centro de personas con problemas de salud mental hasta una secta, dijeron de todo. 

La gente que estaba en la playa estaban mirando tan estupefactos como nosotros. En un momento dado empezaron a cantar canciones y bailar dentro de un circulo. Mi hija dijo entonces que debían de ser de algún grupo religioso. Pero no me sonaba nada de lo cantaban, y entonces me percaté de que no cantaban en español. 

─Killa, los niños aquí todos al lado de la sombrilla donde los veamos ─le dije a mi hermana poniéndome de pie en un salto y pasando el escáner visual a mi prole, faltaba Mentito─ ,la bebé no está. 

Nos pusimos las tres en pie buscando. Yo me centré en mirar la zona que iba para los aparcamientos. No sé si porque he visto muchas pelis de secuestros o porque ya me hice mayor. Pero su madre, que aunque algo cafre, es su madre y la conoce muy bien, enseguida dio con ella. Entre las piernas de la gente se la veía haciendo palmas y bailando en todo el cogollo de aquel extraño grupo. En veinte segundos Marichu con el super poder que le sale a las mamás cuando se requiere, había atravesado la multitud, sin derribar a nadie y venía con la niña arrastrando como un saco de patatas. Mientras ella no paraba de llorar y gritar que no la dejaba bailar y que nosotros éramos muy aburridos. Y claro que parte de razón tenía la niña, porque desde que yo me había echado a descansar un rato, ellos se habían limitado a desperdigar todos los juguetes y más que jugar, pelearse entre ellos. Hasta que Mentito que es muy flamenca, vio al grupo que empezó a tocar. Y como si fuese poseída por el espíritu de Lola Flores, allá que salió disparada. Yo no he visto una niña paya que le guste más unas palmas... porque me da a mi que poca beta le ha debido llegar de su bisabuela. 

Pues nuestro día de playa fue así, sin contar con el atasco de regreso. Una que cagó en una bolsa. Otra que volcó el cubo de arena dentro de la nevera abierta. Los baños con agua dulce y el cambio de ropa en mitad de los aparcamientos con las cantaras de agua que llevábamos del grifo de casa. Nos montamos la ducha, sin camper, allí mismo con la atención de algunos curiosos y algún que otro pervertido al que solo le faltó ser apedreado por los niños. 

Pues así de agotador resulta todo para esta familia cuando nos juntamos y salimos. Pero como dije en el primer post, me lo merecía. Me merecía un día de playa después de seis años sin pisar una, sin un descanso, sin nada de vacaciones. A piñón fijo cuidando de mi padre y tirando del carro familiar desde que ella se marchó. Soportando todas las desavenencias que han venido, en fin... lo disfruté aunque tuve resaca varios días hasta que me recuperé. 

El resto del verano como todos los anteriores lo he pasado en mi pequeño remanso de paz. Imagen de abajo. Refrescándome en mi charco y pasando la caló de medio día a la sombra bajo la morera, dormitando en la colchoneta y haciendo de rana en aguas tranquilas. Es en ese rincón del mundo donde me refugio llegando el verano, no necesito más, mi soledad y yo. Porque como dice el refrán: " no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita". He descubierto que lo esencial para mi, es estar en paz, aun en mitad de la galerna. Y en ese espacio de meditación y descanso, me reencuentro conmigo siempre. A veces llorando, otras trabajando en mis hobbies... o leyendo, escuchando música,  a veces simplemente refrescándome y dormitando. Reencontrarme en lo poquito y ser feliz con ello, es mi arma secreta para poder después seguir enfrentado los días tal cual llegan. 

Comentarios

  1. ;))))))
    Menudo día playero, he imaginado todos los personajes en situación y la cosa da para más de un buen sketch.
    Besos.

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    1. Y los que me han quedado por contar . No sabía si iba a resultar demasiado increíble. 😅😂😂😂. Somos peculiares.
      Besos

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  2. Los días de playa a menudo son imprevisibles, jajaja

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    1. Ya te digo. Yo hacía un siglo que no tenía uno y siguen siendo igual de imprevisibles.
      Y tú te quejabas de la gaviota cagona😂😂😂
      Anda que si te tocamos de vecino de sombrilla mi familia y yo....😅😂😂

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  3. Jajajajajajajajajaja ya me he reído desde el principio, aunque yo prefiero la parte final, la soledad, la paz, la tranquilidad ;)

    Besos, locuela

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    1. Anda y yo...
      Aunque los dos extremos tienen cabida en mi y uno no funcionaría sin el otro.
      Sabes rubia? A veces necesito más de ese final, y de reencontrarme con esa mujer que soy. Pero entonces recuerdo quién es la que más me llena de todas. Soy la madre de Lucía e Iván García... y aunque eso supone ser un caos de mujer siempre elijo a esa. Por suerte todavía soy capaz de montarme un pequeño paraíso con poco y fusionarse mientras me relajo.
      Aquí ando organizando la maleta... ya te contaré.
      Besos

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  4. nada más leer lo de "mamá, no puede ser, lo que me faltaba", he intuido por dónde iban los tiros, te lo prometo. ^_^ cosas que pasan... supongo que en los puestos de socorro de la playa también tienen previstas esas situaciones y te pueden ayudar.
    vas a hacerte famosa en las redes sociales! tienes que monetizar los vídeos. y lo de la multitud de niños a tu alrededor, me ha recordado vagamente al capítulo 'a lo mejor' de verano azul, en el que piraña le decía algo a una señora, y se empezaba a armar un tumulto creciente. :D
    me ha molado también lo de la 'ecuación de volteretas' y el 'abrazo centrifugador'. eres más científica de lo que crees!! ;)
    besitos!

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    1. Ostras Chema , si es que Lucy nos llevó a una playa tercermundista, no había ni un puñetero baño cagado 😅
      Mira cuando veo videos por ahí de señoras revocadas por las olas, pienso en el mío y me digo a mi misma que no tienen ni punto de comparación.
      Yo soy la del bikini verde y el culo blanco, te lo digo por si me ves por ahí🤪😂😂😂
      Bueno, los de verano azul me habrían fichado sin pensarlo y sí, siempre he pensado que todos los que somos curiosos quedamos tocado de algún modo por las ciencias aunque nunca lleguemos a saber cómo funcionan.
      Un beso

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  5. ¿sabes? no me gusta mucho ir a la playa porque siempre me acaba aburriendo tanto ponerse al sol, mojarse y vuelta a secarse... claro, nunca he ido con toda tu tribu, ahí el día se pasa volando :)

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    1. Para mi la playa es como un eterno retorno a la niñez. A veces veo en ellas esas personas que toman o el sol o descansan leyendo a la sombra y me pregunto cómo es un día de playa para ellos. Y no soy capaz. Porque aunque ahora soy la matriarca de mi clan, siempre termino por ir al mar siendo la niña pecosa de las trenzas que le gusta saltar olas y nunca ve la hora de volver porque piensa que el dia ha pasado volando. 😉😊😘

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  6. ¡Caramba, cuánto tiempo que llevo sin pasarme por aquí!, no te lo creerás pero te había perdido y he ido a buscarte..... y no me arrepiento, leyéndote me he retrotraído 40 años hasta mi tierna infancia, aquellos día de playa sin fin y sin cansancio, si hasta parece que huelo el salitre del mar. Eres una curiosa y grande narradora de historias para dicha de propios y extraños.

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    1. Me alegro que te haya ayudado a recordar épocas bonitas. Yo he tenido la fortuna de pasar de ser niña a hermana mayor, y luego a ser madre y ahora tía. Siempre he ido a la playa o bien siendo niña o con niños. Eso me ha ayudado a mantener activa mi niña interior. Y a no sentir inseguridad por dejarla libre y mostrarla cuando se requiere oportuno.
      Ah... y lo del blog es que lo he tenido cerrado un tiempo.
      Un abrazo.

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  7. Día épico de playa, para recordarlo, pero relajado, debajo de la sombra de un árbol.
    Abrazos.

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    1. Ostras!!! Lo has clavado. Mejor recordarlo a la sombría relajada que revivirlo muy seguido. Un día o varios se soporta... muchos ni de coña... sería capaz de comérmelos a todos🤦🏼‍♀️😅😂😂😂
      Abrazos!

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