Un escáner en las pupilas.



“La sociedad simplemente se ha convertido en la nueva divinidad ante la cual se protesta y se pide reparación si no satisface las expectativas que ha creado.” (Friedrich August von Hayek)

A ver cómo lo digo para no parecer una tía borde, o una mujer que se hace ya demasiado mayor... o la típica maruja de los spot de Los Morancos... pero es que ya no me aguanto con el escáner que llevo incorporado en las pupilas, y eso que cada vez estoy más cegata. ¿Te acuerdas de lo que te conté de aquel lunes? Pues al día siguiente tenía cita en la oficina de empleo para ir a actualizar algunos datos de mis cursos de formación que no podía añadir desde la sede electrónica. Por el camino le iba diciendo a Pepe que esperaba que no llevasen mucho atraso, ya que tenía cita a las nueve y él iba a hacer mientras unos recados. Me dijo que no creía que lo tuvieran, porque abren a esa hora. Manda huevos. Y yo que pensaba que lo hacían a las ocho y media. 

A menos cuarto estaba en la puerta, con una "rechapa" a la espalda... que había que tener algo más que un par de huevos para aguantar allí la espera. A mi cabeza enseguida asaltó ese refrán popular de: a quien madruga Dios le ayuda. Me pregunté desde cuando un dicho tan efectivo dejó de tener uso en este país de comodones. Nueve de la mañana y una oficina de empleo cerrada. ¿A qué hora se supone que se considera temprano para empezar una jornada laboral en una zona que a los once hay que ser un suicida o un muerto de hambre para estar ya en la calle? Pero claro ese tipo de funcionarios trabajan bajo techo y con aire acondicionado. A mi me resulta un coñazo cada vez que debo arreglar algo en este tiempo, salgo temprano y me gusta aprovechar las primeras horas del día cuando aún no están las temperaturas tan altas. Y ojo, no soy una tiquismiqui... que ya aguanté muchas horas de sol en la coronilla y altas temperaturas en los invernaderos cuando trabajé en las campañas en el régimen agrícola. Lo que me parece es que una Institución de fomento y mejora para el trabajo, debería de dar ejemplo al menos con los horarios y abrir un poco antes, a las ocho de la mañana seria una hora perfecta, y por supuesto en todo el año, nada de cambios de horarios, estamos hablando de trabajo, de gente que lo busca, creo que lo primero sería inculcar un estado de disposición a estar preparado desde que empieza el día... y sí, ahora no me vengas con esas de que soy muy bruta, o de que venía para militar. Lo que no puede ser es aceptar ese espíritu de conformismo, de pausa, de pasotismo que se va introduciendo en todos sitios. Y si ya es en un ámbito como éste, joder, luego no vengais a quejaros de que los inmigrantes nos quitan los puestos de trabajo.

Mira por un momento la foto que te comparto. Observa. ¿Qué ves? Ya te lo digo yo. La gente está a la izquierda de la foto, amontonados a la sombra. Son casi las nueve de la mañana y hay como treinta personas esperando con una puñetera calor que ya no hay quien la aguante. Y te encuentras una puerta de una oficina del Ministerio de Empleo con más mierda que los portales de los pisos de cualquier gueto donde venden droga. Observa esa pared. Tiene adhesivo viejo incrustado de los carteles seguramente desde el día que la inauguraron. Los bajos mejor ni los mires, meados a saber por cuantos animales y de cuantas especies. La acera como para que alguien tropiece y se caiga... y el Ministerio de Sanidad preocupado por la listeriosis de la carne mecha. Aquí se cae alguien en la acera y tienen que llevarlo al centro de bacteriología nacional. Es pa joderse. Dime tú con qué ánimo puede empezar un padre o una madre de familia el día viendo el panorama del país y de los que tienen los recursos para ofrecer una ayuda a tu situación... si ni siquiera hay una limpieza en condiciones. Lo primero que te preguntas es: ¿no hay gente en la lista del paro como para tener esta puerta adecentada? Y partiendo de ahí, mejor deja de pensar, porque vas a volver a casa como un cabrón consentido, jodido y (.) aceptando por cojones lo que no está en tu mano cambiar. A mi lo que más me revienta es que encima me digan: es que tú estás pendiente de todo, deja que los demás hagan lo que quieran. ¿Perdona? Tengo hijos, intento inculcarles valores para que sean ciudadanos dignos, no me gusta, no me hace ni puta gracia que lleguen a una oficina de empleo y al ver esos detalles crean que ese es el camino que les espera. Y a quien le moleste mis planteamientos que se vaya a pegar peos a una lata. Porque no digo más que lo que estoy viendo. Luego dentro te sueltan mil historias de civismo y cosas parecidas y tú no puedes dejar de pensar en detalles como el de la puerta, y te preguntas en que apartado del código estará asentada toda esa mugre que además te la llevas en las pupilas a casa cuando te largas de allí sin haber podido solucionar la papeleta.

Luego nos quejamos de los jóvenes con auriculares. Preguntémonos quién tiene la culpa de ese aislamiento. Si te soy honesta cuando los veo en un mundo paralelo aislados de lo que ocurre a su alrededor, hasta lo entiendo y lo lamento. Todos tenemos algo de culpa. Había tres chicos jóvenes con sus auriculares inalámbricos, puede que descansando en su canción favorita. Otros chateando. Y yo aguantando la verborrea de una señora de mi edad, que por su aspecto reflejaba ser de una clase algo más baja de la media obrera. Seguramente sin estudios por como se expresaba. Pero luego tenías que escucharla, hablaba con el convencimiento de un catedrático. Una conversación tal insulsa y descabellada por sus modos... que chirriaba en los oídos de quienes estábamos alrededor. Me vino otra frase a la mente: entre todos la mataron y ella sola se murió. Normal que nuestros jóvenes se queden tras los auriculares. Yo busqué los míos en el bolso, pero me los había dejado en casa.

Para colmo, la guinda del pastel fue que tras más de tres cuarto de hora de estar allí en la oficina. Al día siguiente me meto en internet en la página del SEPE, miro mis datos... y la incompetente que me atendió no había incorporado al fichero los datos que le había solicitado y la documentación presentada. Una semana después siguen sin estar. Así que si la próxima semana me da por ir con un bazuca... que nadie tenga cojones de decirme que no son modos, porque estoy hasta el mismo coño de tanto inútil. Ya está bien hombre.