Me acaba de pasar.
"Existe entre nosotros algo mejor que un amor: una complicidad".
(Marguerite Yourcenar).
El día de hoy ha sido de ir corriendo de aquí para allá. Tanto. Que cuando a las siete de la tarde puse el culo en el asiento de la silla del pupitre en la clase de inglés, estaba completamente convencida de que me iba a quedar dormida antes de que terminase la clase.
Cuando a las nueve y media llegué a casa, me alegré al comprobar que Pepe ya había dado de cenar a mi padre. Porque eso significaba que me podría acostar antes. Pero no. Entonces mi Lucy me dijo que por qué no iba a su casa a ayudarla con los stock que había comprado. Le dije que tenía que cenar y que estaba muerta. Pero claro, está tan contenta con su mobile-home que cómo no iba a ir aunque fuese un ratito.
Me senté antes a cenar y me quedaba dormida. Sonó el móvil. Era ella recordando que me seguía esperando. Nada, que no hubo forma de darle esquinazo. Bajé los ochenta metros de parcela que separan nuestras casas y ahí estaba con todo lo que había traído del Ikea por medio. Yo no sé a quién coño sale esta niña tan chapucera montando las cosas. A mí desde luego no.
Me maté a pelear con ella para que midiera bien y fuese curiosa montando los stocks. Ella atornillaba ahí a la buena Miguel donde calculaba a ojo. No me extraña que aquella vez montando la puerta del cuarto del abuelo terminamos en urgencias con ella y el destornillador clavado en un ojo. Nos reímos recordando ese día mientras peleabamos por cada tornillo que ponía. Y cuando casi estaba terminando con los stock. Pasadas ya las doce de la noche... no se le ocurre otra cosa que decirme que se va a poner a pintar una repisa de madera que ha comprado para el baño. ¡Manda huevos!
— Jajaja...tú estás mala del coño —le dije rompiendo en carcajadas— no has tenido ya bastante por hoy, deja algo para mañana.
Y me soltó tan pancha que tenía que terminar todo antes de mañana porque ya mañana trabaja. No se le ocurre otra cosa entonces que mostrarme las brochas que ha comprado para pintar y al verlas me terminé revolcando de la risa por el sofá.
— Hija mía yo que tú las brochas las dejaba mejor para maquillarte la cara.
No podía parar de reírme y ella aunque protestaba también estaba partida de la risa. El colmo fue cuando me dió por mirar el paquete y veo el nombre. Porque ya sabes cómo se las gastan los de Ikea para eso. Pero vamos en este caso... te digo a ti lo mismo que le he dicho a mi hija hace un rato. Que no me hace falta ver el nombre escrito en el paquete para saber cómo son las brochas en calidad y los resultados que van a dar... 😁😁😁

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