Lucy's circumstances

Ahora quedamos el blog

"Hasta que no te valores a ti mismo, no valorarás tu tiempo. Hasta que no valores tu tiempo, no harás nada con él." 
(M. Scott Peck).

Cómo sois bastantes quienes me habéis preguntado por Lucy y cómo le va, he decidido resumir un poco el último año en este post. Bueno, más bien sintetizar porque ya sabe quien la conoce que ella no es de dar muchos detalles y me puede denunciar el blog si me paso de la raya. 

Estos últimos meses han sido complicados para ella. Porque ha tomado decisiones nada fáciles pero bastante acertadas. Hace un año más o menos quedó un puesto en plantilla para residencia, en el que entonces era su trabajo. Todo el mundo pensaba que sería para ella. Era lo lógico, por muchas razones que no detallaré porque Lucy me matará si lo hago. El caso es que no lo fue. 

Ella se llevó un gran desengaño. Pero en lugar de hacer lo que algunas personas pensaban que haría. Se plantó con dos ovarios en el despacho del director y le comunicó que tenía quince días para buscar a alguien para su puesto de coordinación de ocio, de ese modo activó su periodo de aviso para renunciar al puesto. 

Hubo quien pensó que estaba loca. Tal y como están los trabajos hoy día, es normal que se piense que hay que estar loco para irse de un sitio sin tener las espaldas cubiertas con otro puesto. Lucy lo hizo sin nada que la sujetara más allá que su propio orgullo y herida por la decepción. No sé habían portado bien con ella, aún así sin culpar a nadie y sin decir ni mu de la injusticia sufrida... pidió la cuenta y se fue. 

Me sentí muy orgullosa de ella. Me alegro de que sea una mujer valiente que se respeta. Que sabe valorar su trabajo y hacerse valer. Y cuando no se lo valoran... saber coger caminito e improvisar mientras mejoran las circunstancias.

Estuvo trabajando de monitora de patinaje en una pista de atracciones de hielo en el parque de navidad. Aprendió a patinar en hielo sobre la marcha un día antes. Vi cómo se le llenaron los pies de ampollas por la rigidez de las botas y la cantidad de horas con ellas puestas. Sufrí en mi ser de madre el dolor físico que estoicamente afrontó la primera semana hasta que les cambiaron las botas a toda la plantilla. Entonces, durante esas semanas, pude comprobar de que pasta está hecha mi hija. Ahora puedo con hechos irrefutables (hay fotos de cómo tenia los pies y los tobillos de ampollas) enfrentar a cualquiera si digo que mi hija es dura de cojones. No renunció. Aguantó pese a las heridas físicas. 

Hubo quienes aprovecharon y dijeron que era una locura dejar un trabajo fijo de esa manera. Que tenía que haber aguantado hasta que hubiese otra vacante en plantilla o hasta haber encontrado algo mejor. Pero si no valoran tu trabajo como se merece, solo puedes hacer una cosa y es valorarlo tú. Lucy sabe valorarse. Me sentí muy orgullosa de mi hija y solo le pude decir que si no lo hacía ella no podría contar con esa experiencia. Fue una dura cuando le tocó afrontar heridas, frío y deshoras sin pagar. Pero todo fue sumando en su favor.

Antes de que terminase la campaña se Navidad le salió otro trabajo de camarera y se fue a trabajar en un sector donde no había trabajado nunca. También lo bordó. Es lo que tiene creer en uno mismo. Eres capaz de hacer lo que otros solo pueden imaginarse. 

Las opiniones sobre que era un atraso salir de su sector laboral para trabajar en otro no cesaron, no la desanimaron. Estuvo varios meses trabajando en el bar y descubrió que le gustaba lo de llevar ese tipo de negocios. Recuerdo el primer día que fui al local y la vi sola llevando un bar de plazoleta, atendiendo la barra, los veladores de fuera, la habían dejado sola en su segundo día de trabajo. La tía era un monstruo de buena, capaz de sacar la situación adelante.

Aún así tuve sentimientos encontrados. La quería sacar de allí y protegerla y a un mismo tiempo me sentí tan orgullosa de mi hija. Era como verme a su edad con la diferencia de que Lucy es mucho más segura de si misma de lo que yo fui. 

Cuando llevaba unos meses la llamaron de nuevo de su sector en un centro de la ciudad parecido al que había estado antes. Y como tenía que incorporarse de inmediato avisó al dueño del bar y estuvo trabajando ese periodo a dobles turnos. No voy a mentir, ha sido un año complicado. Con mucho trabajo, en contra de lo que vaticinaron los que ante la dificultad, prefieren meter la cabeza bajo tierra y dejar el culo fuera. 

Volvía a estar indefinida en el bar y lo del centro era una baja. Arriesgó. El cubrir la baja se alargó y cuando se quedó parada la llamaron de dos sitios a la vez. Su antiguo trabajo, ese por el que ella siente pasión pero donde no la valoraron como merece y otro centro para personas con enfermedades mentales. 

El primero le ofrecía varios meses, el segundo no se sabía si eran un par de días. Me pidió consejo. A mí me da un miedo de cojones cada vez ella hace eso. Porque no se trata de mi vida, sino de la suya. Y mis hijos son lo más importante para mí. Pero cuando me piden un consejo debo ser fiel a mi misma y eso a menudo significa no pensar como madre. Sino como quien soy... y la he cagado tantas veces en mi vida que... me cago por las patas abajo cuando he de darlos.

Aún así le dije a mi hija que yo probaría en el nuevo sitio. Si eran dos dias, pues dos. Pero eran usuarios de otra rama y su CV además de su experiencia se enriquecería. Para concluir añadí que ella valía mucho para volver al otro sitio, que por mi les podían dar porculo. 

Ella asintió con lo primero. Me dijo que era lo que pensaba. De lo segundo solo dijo que ella sabía lo que valía, pero que no podía ser tan vengativa. Que prefería estar bien con todos y tener las puertas abiertas. Que total, con que ella supiese la verdad, le bastaba... y la verdad era que no había nadie mejor para el puesto que ella; aún así lo rechazó y se fue a cubrir la baja en el sitio nuevo. Ahí sigue. De momento tiene trabajo hasta enero.
 
El último año ha sido para mí Lucy algo extraño, lleno de acontecimientos circunstanciales que ha ido afrontando con su estilo y de los que ha ido saliendo con más experiencia. Para quien se alegra de sus éxitos, os cuento que también ha vuelto a estudiar y sigue formándose para ser mejor si se puede. Decir que además se ha comprado una mobilhome. La ha instalado en la parte del terreno que acordó con su hermano en el reparto de nuestra parcela. Así que...para bien o para mal la tengo lejos y cerca, jejeje.

De ese modo podemos seguir haciendo lo que mejor se nos da a las dos: medir fuerzas. Que aunque a veces admito que es agotador, sé que a las dos nos viene bien para desfogar, seguir probándonos a nosotras mismas y por supuesto... creciendo como mujeres. 

Pd:
A los envidiosos/As que pasáis por aquí para alcahuetear y que tanta tirria le tenéis... que os den por culo y malamente... Tra-Tra... Porque seguís siendo un cero a su izquierda y eso no va a cambiar.

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