Día mundial de la salud mental.

 

"Está permitido caerse y llorar, pero es obligatorio levantarse después y seguir caminando" . (La menda que escribe).


Hoy también es mi día. Lo digo por si aun hay alguien que no se haya enterado. Porque si algo he aprendido de esta enfermedad, es que cuanto más la he integrado y mostrado tal cual soy con ella de complemento, mejor me ha ido.

Ahora sí sufro alguna crisis de ansiedad en la calle es mucho más fácil recuperarme. Porque he perdido el miedo al que pensarán, al que dirán. Tener una enfermedad crónica puede  limitar parte de lo que haces. Pero no delimita, ni cambia quien eres. Así que yo... me niego a que un déficit en mi salud mental decida por mi cómo han de ser las cosas. 

Ayer mismo me puse algo indispuesta en clase. Pero como la mayoría de mis compañeros ya se han enterado que arrastro problemas depresivos y que por eso soy rara... les va a resultar más fácil a ellos normalizar mis actos y a mí, sin duda, ser yo misma y afrontar esos estados cuando son chungos, sin tener que dejar por ello de hacer las cosas que me gustan. 

No creo que se deba frivolizar con la salud mental. Me cae como una patada en el coño que la gente en redes hable del tema tan a la ligera, hasta el punto de que parece estar de moda. Muchos mueren cada día porque su cabeza encuentra en el suicidio una alternativa aceptable. Ni siquiera soy capaz de desear que nadie por un breve espacio de tiempo se llegue a sentir como lo hago yo cuando mi cabeza toma el control y desea conducir mis pensamientos. Si existe un infierno, te aseguro que es ese o algo muy parecido. No sé lo deseo a nadie. Odio con todas mis fuerzas que alguien más pueda experimentar un martirio así. 

Vivir entonces se puede convertir en algo realmente complicado y difícil. No solo he tenido la fortuna de encontrar el modo de caer en esos estados de mierda y después de tragarlos hasta casi perder del todo el control, poder volver a seguir respirando; sino que también he tenido la mala fortuna de verme identificada en el suicidio de otras personas con nombres y apellidos conocidos. Algunas de ellas, queridas y amadas, que me han ayudado con su fatal desenlace a ser más fuerte y seguir luchando en mi propia causa de sobrevivir a mis estados. En ambos extremos de esta cadena de fortuna e infortunio el camino ha sido largo. Es largo. Es jodido. Es muy, muy... jartible. Desesperanzador. Pero aun sigo aquí. 

Mientras estamos vivos, debemos aprovechar cada instante por hacer de nuestra existencia una vida ejemplar. Con nuestras virtudes y nuestros defectos. Adaptarnos y superarnos. Lo mismo ha de darnos tener una diabetes, que un cáncer, que un problema de salud mental. La vida es lo que es, desde que nacemos nadie puede garantizar nuestro destino ni aquellas circunstancias difíciles a las cuales habremos de enfrentarnos. Así que lo justo sería que nos educarán a saber aceptarlo desde un principio y no querer dejar cosas como la enfermedad a un lado. Cuando es una de las cosas más comunes que vamos a tener que enfrentar. 

Aprendemos unos de otros y de las experiencias que compartimos. No estamos solos. No lo estamos... aunque a veces lo pensemos, queramos o incluso todo apunte a qué así es. No.  No lo es. No estamos solos. Por eso pienso que es importante deshacernos de las caretas en estos temas y no tener miedo a ser expuestos. Si con ello ayudamos a otra persona a sentirse identificada y comprender que con ayuda podemos salir de cualquier situación.

Comentarios

  1. Quizás te entienda un poco porque cada cabeza es un mundo. Recuerdo una vez decir a un psiquiatra que es una enfermedad como otra cualquiera que no es nada mágico ni esotérico y que se cura como otras con dolores mas físicos.
    Creo que me la he arreglado bien a solas, pero ser una mierda lo es, y no todo el mundo pude con ella a solas.

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    1. A mí la psiquiatra me dijo una vez que me salva mi caracter. A veces los neurotransmisores quedan dañados y se requiere medicación . Yo no podría estar bien sin el mantenimiento. Pero me negué a ir a terapia grupal. Hay cosas (y casos) que se llevan mejor a solas. Después de 40 años he aprendido a lidiar, pero cuando miro atrás siento pena por la que fui y los momentos tan difícil que afronté sola. No, no todo el mundo puede. Y la sociedad no está aun preparada para lidiar con la falta de salud mental. Se generalizada demasiado y se culpa a la falta de voluntad. Gran error.
      Por fortuna mientras vivimos seguimos en proceso de aprendizaje 😉

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  2. Deberia ser
    dia anual ,
    que dadas
    circunstancias,
    a cualquiera se
    le va la cabeza ,
    no, no estas sola,
    un beso.

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    1. Lo malo de esto es que uno se siente muy solo. Porque no se trata a los enfermos mentales ni socialmente, ni profesionalmente como cada persona requiere.
      Por eso yo cuando tengo conocimientos, siempre animo a la gente a no sentir vergüenza de parecer débil, sino alguien que necesita afrontar un estado de enfermedad. No, no estamos solos, en la medida que aprendemos a salir de nosotros mismos descubrimos que no lo estamos. Beso!

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  3. es mi día también, yo soy 'toc'.
    a mí me cabrean mucho frases tipo "hoy día parece que todo el mundo tiene un desorden mental", ñiñiñi.
    le copio una frase a un personaje de la novela que estoy leyendo, 'venganza' de carme chaparro: los que dicen esas cuñadeces, "no sobrevivirían ni media hora en mi cabeza". ni en la tuya, ni en la de much@s.
    esa novela me está marcando tanto, que cuando vuelva a mi habitación de madrid me haré foto con ella en la cama descalzo, aunque para entonces ya la haya terminado. 😉
    besos!! 😘

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    1. El modo en que va la sociedad... ya te digo yo que si nos hicieran una buena revisión ni Dios salía sin un diagnóstico desfavorable.
      Cada persona es un mundo pero el sufrimiento humano toca a todos por igual aunque llegue por diferentes canales.
      Y sí, dentro de nuestras cabezas solo habitamos nosotros... yo no querría cambiar la mía por ninguna otra... ni siquiera mejor.
      Besos!!

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  4. A mi me sorprende eso que comentas, parece que se ha puesto de moda. Somos tan imbéciles que por rascar un par de likes romantizamos situaciones de las que, por suerte, no sabemos nada...

    Pues nada, feliz día y sigue contando tu experiencia, creo que te ayuda a ti y, seguro, ayuda al resto

    Un abrazo

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    1. Si te soy sincera a mí no me ayuda contarlo. De hecho me he negado siempre a ir a terapias. La ultima vez que la psiquiatra me dijo que podía ayudar a otras personas, que lo viera por ese lado. Fui tremendamente egoista. No me avergüenzo de reconocerlo. Bastante tengo con lidiar con mis infiernos como para encima hacerlo un ejemplo de ayuda colectiva. Paso.
      Estoy abierta a largarlo todo de tú a tú si alguien necesita ayuda, pero de ahí a ser un número en un programa de rehabilitación de la seguridad social... Pues como que no. Me sale la dominante y que cada perro se lama sus pelotas.
      Las redes sociales como en muchos otros temas parecidos, flaco favor hacen... Pero ya sabes, tenemos en cierto modo lo que merecemos por buscarlo. Hay que saber muy bien lo que consumimos por estos lares 😉😁
      Beso!!

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  5. Querida Mento:
    Qué testimonio tan brutalmente honesto. Y al mismo tiempo, tan lleno de vida.
    Has conseguido poner palabras a algo que muchos viven en silencio y que pocos se atreven a mostrar sin filtros. Lo que escribes no solo es valentía: es pedagogía del alma. Enseñas —sin proponértelo— que la salud mental no se supera escondiéndola, sino mirándola de frente, integrándola, y permitiéndote ser quien eres también con ella.
    Tu manera de hablar de la ansiedad, de las recaídas, del miedo y de la mirada ajena tiene una fuerza luminosa, porque lo haces desde la autenticidad, no desde la pose. Y eso se nota. Se siente.
    Decir “sigo aquí” después de todo lo vivido no es una frase pequeña. Es un manifiesto. Un acto de resistencia. Y créeme: tu “sigo aquí” se lee como una bandera para muchos que hoy no se sienten capaces de decirlo.
    Gracias por poner voz a lo que tantos callan. Por recordar que la enfermedad no define, solo acompaña; que mostrarse vulnerable no te hace débil, te hace real.

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    1. Gracias por tus palabras Angelo. Siendo tuyas con lo que tú significas para mí en la blogosfera me llegan mucho más.
      En mi juventud fue muy difícil vivir con mis estados anímicos porque aunqu nunca me vi cómo alguien débil siempre supe que mi cabeza iba mal y que mi cuerpo se resentía y al no hablar de ello con nadie me convertía en alguien aislada. Y llegaron los pensamientos suicidas. Y quien eres, las cosas que piensas, que sientes empiezan a cambiar, como a cobrar una autonomía ajena a ti. Eso es muy duro. Darte cuenta que pierdes el control y el miedo que sientes a que llegue un día en que no te des ni siquiera cuenta de que lo pierdes. Eso es lo peor. Un sufrimiento sin igual. Darte cuenta que no tienes modo de luchar contra eso y que cada vez se hace más fuerte que ti. No es que tú seas más débil, es que esa situación cobra fuerza. En mi caso pedí ayuda médica. Pero esa es otra.... Hasta para tener depresión debes tener suerte. Suerte para dar con un buen equipo médico, un buen diagnóstico, un buen tratamiento. La única vez que llegué a tratar de suicidarme (de no ser por Pepe no estaría aquí) yo estaba medicada hasta las pestañas y no recuerdo nada de aquello. Admito que me puse peor y que durante años nadie dió con un tratamiento que me funcionase. Y que hubo temporadas en que perdí la esperanza del todo. Ahora con una dosis mínima me mantengo. Soy dueña de mis acciones y de mi pensamiento y sí, por rachas estoy muy mal. Pero estoy al mando. Y eso en personas con problemas de salud mental es muy importante. Saber que las recaídas estan pero que podemos superarlas y seguir adelante. Y mirar de frente el problema para que no crezca.
      Es un problema que te dé una crisis de ansiedad en público, sí. ¿Cuáles son sus consecuencias? Para mí no había ninguna más allá de que se me juzgará, por ende superado eso comencé a ir diciéndolo a todos aquellos con quienes tenía relación. Eso me ayudó mucho en mi día a día. Aún sufro sin poder evitarlo crisis de ansiedad. Pero cuando me dan lo digo abiertamente a quien esté en ese momento. Y que no se angustien por mi, que se me pasa enseguida. Pero llegar ahí requiere tiempo y control sobre la propia enfermedad. Y sí, es más fácil aceptar y hablar sobre una diabetes, o una intolerancia a una enfermedad mental.
      Pienso que aún queda mucho camino por recorrer en este tema y me lleno de compasión y hasta de coraje cuando pienso en otras personas que sufriendo como yo, aún se sientan tan solas y perdidas sin saber cómo pedir ayuda. Solo somos personas, y a veces no queremos admitirlo, que somos personas con problemas normales de personas reales.
      Un fuerte abrazo.

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    2. Tu testimonio conmueve y enseña. Gracias por compartirlo con tanta verdad. Lo importante es que sigues aquí, al mando, demostrando que la vida puede doler… pero también puede reconstruirse. Abrazo grande y admirado.

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