CUEVA DEL GATO. Benaoján, Málaga - VIVIR EL MOMENTO.


"En la lucha por la supervivencia, el más fuerte gana a expensas de sus rivales debido a que logra adaptarse mejor a su entorno". 
(Charles Darwin).

Esta es una reflexión de Darwin que siempre me ha gustado. Porque me hace pensar en ese tipo de lucha que llevada al día a día de cualquier espécimen, se reitera y confirma la regla. 

Calza perfectamente (siendo prácticos) con ese dicho popular que dice: no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita. Estos últimos serían para Darwin los especímenes mejor adaptados. Así lo pienso. 

He crecido viendo a mi viejo pelear y adaptarse. Aceptando a veces las cosas que no podía cambiar por mucho que luchase y aprendiendo de él que la dignidad propia, no sé disfraza a gusto de nadie. Se es y se defiende lo que se es. Punto.Vivir bien, adaptándose al medio. Sin perder energías en la obtención de cosas innecesarias y sin desperdiciar los recursos elementales. Esa es la lección de vida que he aprendido a la sombra del hombre que me engendró y me crió. 

Le he visto como siendo analfabeto nunca su carencia de estudios fue una limitación para él, ser capaz de llegar donde otros más preparados titubearon. Un tipo duro y rudo como el acero y de lágrima fácil cuando por cuestiones humanas bien las justificaron, así es mi padre. Así es. Un hombre de los de antes, pero siempre avanzado a su época. El espécimen alfa que siempre supo ir detrás de la manada sirviendo, empoderado tan solo a su deber de protección. Hasta que la edad y la salud han hecho mella en sus capacidades.

Justo ahora cuando intenta de reiterarse en una fuerza que ya le falla y cuando ese otro dicho se impera abriendo paso a la actitud de: genio y figura hasta la sepultura. Me he convertido en la fiel guardiana de mi viejo, voy a tratar de defender su postura contra viento y marea. Frente a cualquier acontecimiento, preceptos u opiniones ajenas.

Este sábado salimos en familia. Bueno, faltaba Iván que estaba fuera con los amigos pasando el puente. Así que la familia se redujo al abuelo, Pepe, Lucy, Juan (el novio de Lucy) y la menda que escribe, sin los perros porque no íbamos a un sitio donde los pudiésemos llevar (al menos eso ponía en la localización del sitio de Google). Aunque cuando llegamos descubrimos que había un tramo del río para quienes acudían con mascotas. Y también sufrimos la decepción ética de los incívicos que meten  sus mascotas en cualquier espacio que está reservado a solo humanos (y no acepto comentarios a esto, porque yo soy de las que duermo con mis perros, pero nunca pondré a ninguno de ellos en un lugar donde pueda molestar a otra persona. Aunque haya personas que molesten y den más "porculo" que cualquiera de mis perros).

Mi padre nunca quiere ir a ningún sitio. Por ende yo nunca puedo ir tampoco a ningún lugar, porque soy su cuidadora principal. Pues Lucy se puso a convencerlo la noche antes y lo consiguió engatusar de tal modo que el sábado salimos de excursión a pasar el día al nacimiento del río Guadares en la famosa Cueva del Gato. Un monumento natural de cavernas del que sale el río tras cruzar desde el manantial interno varios kilómetros por el interior de la caverna hasta su salida por la famosa "boca del gato".

Es un lugar de difícil acceso para personas con movilidad reducida. Si vas de fuera en coche debes llegar temprano porque ahora el aparcamiento además de ser reducido es de pago (1€). Que una vez pasada la barrera nadie garantiza que puedas aparcar, manda huevos. Hicimos el descenso a pie desde el último aparcamiento.  Fue difícil de cojones hacerlo con el carro y mi padre encima cagandose en todo. Con bastante dificultad para frenar, hubo momentos que pensé que mi padre y yo acabaríamos barranco abajo. 

No supimos que puedes bajar en coche (aunque no aparcar) hasta que no llegamos abajo. Eso sí, tienes que tener bastante caballos y habilidad, porque la cuesta es de cojones y como te descuides haces "barranquismo-car". A la vuelta bajé el coche para recoger a mi padre abajo. Porque en el descenso se bajó varias veces del carro relatando y diciendo que lo íbamos a despeñar. Y fue muy grosero con la gente y cabezón para volver al carro. 

Fue divertida la situación, aunque sé que a Pepe y Juan les daba algo de vergüenza. Ya que mi padre se ponía a gritar y cuando la gente se acercaba a tratar de ayudar. Les respondía de modo grosero y a más de una persona le quiso arrear un bastonazo. Esa es la parte mala de tener demencia senil y un carácter indómito. 

Al siguiente día cuando estábamos los dos solos bañandonos en la piscina, me dijo que se lo había pasado bien y que quería repetir. Le expliqué que tenía que comportarse mejor y no ser tan antipático. Sobre todo ser amable con la gente y dejarse ayudar. Puntualicé que lo más importante era que aceptase que sus nietos, que son jóvenes y fuertes, lo puedan mover cuando yo así lo vea necesario y él dejarse llevar. En ese momento sí que lo entendió e incluso admitió que se iba a portar mejor la próxima vez. 

😁😁😁lo dudo, bien sé que será una reiteración de comportamiento. No me importa. Sé que es la realidad que debo afrontar con su estado y punto. Por fortuna tengo a la mejor de las aliadas en esto de llevar al abuelo en el pelotón familiar. Lucy es la favorita del abuelo, aunque eso sí, se pelea con mi padre como solo su tía y yo hacemos. Aun así sabe perfectamente cómo hacer frente a las situaciones que el abuelo genera. Es un alivio saber que cuento con ella al 100%.


Echamos un buen día en familia pese a que fuimos las féminas quien más entramos al agua. Son pocos los que se atreven a sumergirse por completo en esta piscina natural, ya que está considerada la más frías de la zona y de las provincias de los alrededores. Es divertido ver cómo la gente trata de entrar y cuando el agua les sube de las rodillas empiezan a desistir. 

La sensación es alucinante, parecida a un baño de hielo. Sientes como pinchazos en la piel, como se aprieta el cuerpo y notas partes de la anatomía interna que no sientes con normalidad. Además si como yo te queda mucho tiempo nadando dentro, te aclimatas, pero cuando sales la piel está de un rojo intenso y los dedos algo amoratados. Eso si, se te quitan todos los dolores que lleves. Yo salí nueva. 


Aunque la cascada no tenía el sábado tanta afluencia de agua como en la imagen de más abajo. Puedo decir con satisfacción que fuí la única persona ese día que llegó hasta el tramo junto a la catarata. Detrás de la roca que se vea a la derecha hay un pequeño remanso de aguas profundas y de un azul turquesa oscuro muy peculiar. Cuesta llegar porque el impulso de agua te empuja hacia fuera y cuando atraviesas esa zona de la roca y hasta el fondo donde cae el agua, sientes como tira hacia abajo. 

Así que los pocos que saltan desde arriba saben que al salir a la superficie, el agua les arrastra hacia la zona del manglar (a la izquierda de la imagen). Los que llegan nadando se ponen en el lado derecho delante de la roca. Porque el nivel de agua no es profundo ya que el peñón es más grueso bajo el agua. Ahí se sientan o se quedan de pie descansando. Si consigues llegar a meterte hasta el pecho (ya hay que tener lo huevos y los ovarios en previo aviso) justo unos pasos más adelante el nivel del fondo varía y ya no haces pie. Si no sabes nadar no debes meterte más adentro del pecho o te puedes llevar la sorpresa de dar un paso y hundirte. 

Desde arriba de la roca se aprecia la profundidad por los tonos de color y la transparencia del agua. Pero desde dentro hay que ser precavido. Yo lo fui, aunque llegué a agarrarme al musgo de la cascada con las uñas como si fuera un cangrejo de río, no pude evitar el instinto de la llamada de la naturaleza y beber del chorro. Puedes ver en el siguiente video la primera de las veces que me acerqué ese día a la cascada. Ah! Por cierto no me ha dado gastroenteritis como hubo quien vaticinó al ver que bebía. 


Ya me habría gustado que el agua hubiese estado como en la imagen que sigue, aunque entonces dudo de que me hubieran dado las fuerzas para aguantar en remontar los últimos dos o tres metros. Mi padre también quiso llegar hasta la misma catarata. Pero solo lo acompañé y le dejé llegar hasta la zona donde caen los que saltan. Porque ya no coordina nadando, apenas nada unas brazadas seguidas y aunque se mantiene a flote muy bien, seguía sin querer que le ayudase. De haberme dejado, lo hubiese llevado a remolque más adelante hasta donde hubiese visto viable según mis fuerzas. No lo vi viable. 


"(...)donde hay una cascada, hay una piscina natural (...) hay algunas que tienen otros orígenes, como las que se nutren de aguas que emergen de aguas subterráneas, o como el caso de este pequeño estanque de la provincia de Málaga, que nace de un río que sale a la luz tras recorrer más de ocho kilómetros por el interior de la montaña(...)" 
(National Geographic)


Este es un video que Lucy ha creado con diferentes instantes del día para compartir con sus amigos. Le he pedido permiso para ponerlo aquí, porque no veas como es mi primogénita con sus cosas. Aunque ha heredado mi sentido del ridículo (ninguno) multiplicado por cero, jejeje... tiene que dar su permiso para cualquiera de sus imágenes. A mi lo mismo me da salir en ellas como la prima gorda de Ursula (la mala de la Sirenita) porque me rio hasta de mi sombra y cuando me tengo que poner seria sigo siendo la Puta Reina. 


Para terminar la entrada de hoy te dejo el video que he montado (no es muy bueno, porque no he dedicado tiempo a ello, simplemente he subido y juntado sin editar transiciones videos y algunas fotografías) lo tengo en privado en mi canal de YouTube, así que por favor ten esto en cuenta. 

Para mi lo más importante del día fue la hazaña de mi padre. Era la única persona mayor que había en ese paraje natural. Que para sorpresa de todos... el viejo que ya fuera por cojones o por locura, llegó a donde pocos. Las caritas de mi padre, sus mejores tomas, son las que me quedo en las retinas de los ojos y los archivos de mi alma. Lucy era la que llevaba el móvil, y quien fue grabando algunos de los momentos. 

Este video está montado para el disfrute de aquellos miembros de mi familia, amigos y conocidos que se regocijan al ver manifestaciones de superación. Porque vivir es lo que tiene. Haz de vivir el momento tal como te llega y estés, no dejar que nadie te diga o te convenza de que no puedes. No, sin haberlo intentado antes, y si no mira a mi viejo a un mes de cumplir 80 años. 

Fue capaz de entrar a pie (apoyado en el bastón y dando un pequeño culazo) al río, andó los metros hasta el dique con su bastón hecho a mano por él mismo. Se calló antes de llegar al dique y se puso en pie (no sin antes dar un par de tragantadas, poner en grito al personal, querer pegar a quien trato de ayudarle y ponerse solo de pie), alcanzó la parte elevada del dique a cuatro patas arrastrándose por las piedras y bajo por éste cruzando al otro lado. Y solo una vez superado el dique alzó en forma de victoria las manos. Ese momento es el de la imagen que abre este post. Dime tú si no es para estar henchida de orgullo de ser su hija.  

Esta es la información que puedes leer en el video oculto que muestro debajo, con la hazaña casi, casi completa de mi padre (nos faltó grabar la caída), de cómo este viejo guerrero una vez más consiguió alcanzar su objetivo, cruzar el dique y nadar en el remanso de aguas heladas de la Cueva del Gato. 

Porque cuando alguien quiere hacer algo los obstáculos pueden salvarse con la gente apropiada que te ayuda a enfrentarlos. Mi padre quiso meterme en el nacimiento del agua en la famosa Cueva del Gato (Málaga) y pese a su demencia senil, parte de su carácter indómito sigue ahí. Ya tiene muchas limitaciones, también físicas. Pero asumimos y valoramos los riesgos para ayudarlo a llegar donde quería, pudiendo nadar como siempre hizo de joven. Hubo gente allí que lo entendió enseguida y otras personas que pensaron que estábamos locos. A mí las opiniones ajenas me importan lo justo, porque nadie conoce mejor a mi padre que yo, que además soy su cuidadora. A un mes de cumplir los 80 años, ni se lo pensó y eso que hay que tener un par de 🥚🥚 para sumergirse entero en ese agua tan fría que sale de la cueva. Orgullosa de mi padre. El mejor maestro de vida que tengo, incluso ahora que tengo que cuidarlo como si fuera yo la madre.

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