VACACIONES DE VERANO.

 

"No necesitamos más vacaciones, sino más vocación". 

(Eleanor Roosevelt)

Seguramente cuando este verano acabe, seré otro año más una de esas personas que no sufren depresión postvacacional. Y es que... aunque las vacaciones es un periodo de tiempo libre que el hombre necesita para desconectar un poco de sus rutinas del resto del año, me da a mi que están tan sobrevaloradas que así les pasa luego a la gran mayoría de los que tiene la fortuna de permitírselas.  

Hace quince años que no tengo vacaciones y aunque para ser honesta, me gustaria poder retirarme sola con mi perro unos días por una ribera de río sin ningún vínculo con el resto del universo... el hecho de llevar tanto tiempo sin vacaciones no ha ocasionado ningún trauma insalvable en mi persona. Lo que me parece un trauma es lo que tienen en mente muchos al respecto sobre las necesidades de tener vacaciones y lo que significa para ellos esa necesidad. Porque hasta para descansar y pasar unos días en armonía con el entorno se ha terminado por priorizar el hacer las mismas gilipolleces que la mayoría. 

Mis vacaciones van a transcurrir como todos estos veranos anteriores. En quince metros cuadrados de hormigón, situados al salir al exterior por la puerta de mi cocina y que me encanta baldear con agua de pozo para refrescar la zona. Con una piscina de plástico de 4,27 x 2,50 x 1,00 cm y otra bastante más pequeña para los perros. Una pérgola de tres metros cuadrados, bajo la que tengo una nevera, una mesa con sus sillas y todo lo necesario para hacer vida exterior. Porque es aquí donde paso casi todo el tiempo, entrando a la piscina y saliendo, comiendo cosas fresquitas, bebiendo y haciendo la gansa. Es la parte buena de ser una paria del sistema económico y no contar como ciudadana de primera clase. No tengo derecho a unas vacaciones "dignas" claro que lo de digno para mi... jejeje... pues ya ves... me lo paso por el forro el bañador o el bikini, según se me tercie usarlos. 

Porque esa es otra. Puede que lo de ir con mi perro a meterme al río y dormir en una tienda de campaña deba esperar un poco más, tampoco es que me cause un sufrimiento la imposibilidad inmediata. Como no lo hace el no poder desconectar de seguir cuidando de mi padre, de mis sobrinos mientras mi hermana tiene que trabajar y ellos ya no tienen cole, o hacer el resto de las cosas que las madres de familia hacemos cada dia de los 365 que trae el año menos los bisiestos. 

Yo me lo tomo con filosofía aplicada a mis propias necesidades y prioridades de felicidad. Hago vida fuera, semi desnuda y descalza todo el tiempo, como los garbanzos más tiempo en remojo que cocinando... y que salga el sol por Antequera. Porque es tiempo de hacer un poco más de la cuenta lo que a una le dé la gana siempre que las circunstancias ayuden. Y ya a que mi éstas lo que me han dado son muchos sobrinos en casa... pues nada, al agua patos hasta la hora de la siesta... que para algo aquí se vive en modo andaluz.