LOS DIAS DE LLUVIA.



“Y en este titubeo de aliento y agonía, cargo lleno de penas lo que apenas soporto. ¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?.” 
(Rubén Darío).

Siempre me gustaron los días grises y lluviosos. Me siguen gustando. Los días pasados por agua me devuelven a la vida. El olor a tierra mojada, el sonido del agua en el techo del coche. Cuanto más arrecie, mejor. Claro que en plan sensiblero y no en forma de Dana. No soy tan gilipollas. ¿Vale? Que habrá quien ya me esté deseando que me lleve también la corriente.

Me gustaba ir a las fueras de la ciudad en mi Ibiza Disco. Pasarme horas con el asiento retrepado mientras la lluvia golpeaba la carrocería. Con la música suave. Fumar varios pitillos y sentir que nada más importaba más allá de esos instantes. Joder yo era feliz así. Mucho. Volvía a casa o con colegas que había quedado, mi ánimo era otro. Era como haber renacido de aquella burbuja de relax, vaho y humo. 

Y sí, cualquiera se atreve ahora a decir que le gustan los días recios de tormentas, tal como está el patio. Ya... pero es mi verdad. Me siguen gustando. Soy de inviernos. 

Y me pregunto cuando cojones me transformé en esta mujer histérica que ya no sabe hacer esas cosas. Sigo siendo la misma persona. Pienso de igual modo. Por qué demonios soy incapaz, ahora, de encontrar el equilibrio en aquellas pequeñas cosas que siempre he tenido a mí alcance. Sé cómo llegar a ese estado. No es difícil cuando lo has logrado antes. 

Una meteorología apropiada, algo de buena música, un poco de soledad... joder tampoco pido tanto. Ahora ya no fumo. Soy más sana y menos satisfecha, me gustaba fumar. Ahora busco esos momentos de relax, he cambiado el tabaco por unos tragos de ron miel. Sigo siendo un poco canalla, lo admito, nunca he sido de drogas duras, pero me gusta el puntito canalla del ron.

Y aunque soy de risa fácil, ya no río como lo hacía. Tampoco lloro. ¿Ves? Eso me preocupa más. Desde el suicidio de mi primo no he vuelto a llorar. Me preocupa cuando pienso en ello, porque me río y lloro a partes iguales en lo que a ser emocional compete. Ahora solo se me escapan las lágrimas si me emociono con el sufrimiento ajeno Estos días siguiendo las noticias de Valencia me pasa a menudo, el dolor y la impotencia, me rompe por los lagrimales,me supera por dentro.. 

El mundo y nuestras sociedades siguen siendo un lugar inseguro para los más vulnerables. Y lo peor es que cada vez son menos los fuertes que toman el relevo en la lucha. Hay una generación de personas fuertes que han llegado a su etapa final, las generaciones nuevas son menos comprometidos con lo que realmente importa. Tanta información a todas horas los están volviendo seres extraños. Siento compasión de los viejos que seremos y de los niños que llegarán. De los adultos de mañana desterrados y perdidos en una realidad peor que la actual. 

Esta mañana llovía. Me fui hasta el coche, entré y me quedé allí dentro en silencio. Sintiendo las gotas de lluvia golpear el techo. Tuve la sensación de que el tiempo no había pasado. Pero solo era eso, una extraña sensación mezcla del recuerdo y el anhelo, la nostalgia mezclada con la esperanza, juntas  haciendo malabares con mis estados. 

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