¿Lo imposible?

"Muchas cosas se reputan imposibles antes de haberse realizado". 

 (Plinio el Viejo).

Después de Dominus Cat, supe que nunca más volvería a tener un felino en casa. Eso era algo que tenía claro, tanto como que nuestra familia y nuestras vidas, no podían quedar exentas de la experiencia que es la convivencia con animales. Lo que no me esperaba era verme en dos años con cuatro miembros cánidos, de los cuales dos de ellas son consideradas PPP. No porque fuera algo imposible, más bien porque estos últimos años yo no estoy en mi mejor estado anímico y si ya me cuesta ser la matriarca de este clan, más aun se me hacía la idea de tener que lidiar con ser el alfa de una manada.  

En noviembre hizo un año que Valkiria llegó a casa. Por entonces ya tenía a Juanito (mi chihuahueño de linea americana) y llevábamos un par de meses adaptandonos a Nala. La American Pitbull que habíamos recogido después de pasar por varias familias y estar en la calle varias veces. Aquello era ya un reto para mi y los míos. No solo económico y de adaptación. También era "peligroso" porque honestamente, no es lo mismo que mi chihuahua se vaya de madre y muerda, a que se lo haga Nala. Era un riesgo que asumimos y nos salió bien. La perra que parecía autista, se fue adaptando a nosotros y viceversa. Fue entonces cuando apareció Valkiria buscando un hogar. Rocio había encontrado una camada tirada en un contenedor y era la única que no había conseguido colocar.

Al principio todos los cachorros son atractivos, pero si tienes algo de conocimiento del tema, los PPP ya nacen con un sigma asignado similar al del macho sigma. Y tiene algo de sentido, porque aunque la educación es casi el 90%, hay un resto de proporción genética que puede llegar a dar mucha lata dependiendo del origen y la casta. Valkiria era una adorable cachorra de PPP, posiblemente un cruce de American Stanford. dijo la veterinaria. Quedarnos con ella suponía ver que temperamento natural traería de serie y como educarla desde cero contando con ello. Los cachorros de PPP no son tan atractivos como el resto decachorritos, justamente por esto que acabo de comentar y cuesta que sean adoptados cuando hay camadas abandonadas. Nos quedamos con ella. 

Ha crecido en medio de un chihuahua mal educado (mea culpa) Juanito tiene una relación tóxica conmigo, que aunque no es lo correcto a mi me encanta y quien no lo entienda me da tres leches... y Nala. que aunque es una perra muy calmada, no ha perdido su instinto de supervivencia y liderazgo y le cuesta aceptar órdenes. No voy a mentir, me preocupaba no ser capaz de llevar la situación con la cachorra, sobre todo porque yo soy quien más horas pasa en casa con los perros y era un animal que no dejaba de crecer, hasta tal punto que se ha convertido en una bicharraca de pura fibra muscular con una fuerza que solo con pasar cerca tuya corriendo como te roce te caes si te echa las dos patas a la vez sin previo aviso, ya no te libra del suelo ni un cambio inesperado en la gravedad terrestre. Es impresionante sentir como vibra el suelo debajo de sus patas cuando corre. Y al ser una perra joven, ha ido costando corregirla en eso de correr al encuentro y echar las patas. 

Su carácter no ha cambiado mucho desde cachorro a adulta. Es omega con los demás miembros de la familia. Los de cuatro patas y los de dos. Pero es bastante territorial en lo que a su espacio personal se refiere. No se deja tocar  así como así por cualquiera, en cuanto te acercas a su zona te marca los puntos que no has de sobrepasar. Se tumba sola, no busca la compañía ni de los suyos, ni de nosotros. Cuando duerme no se la puede tocar en sus zona vitales porque reacciona a la defensiva.  Hay que despertarla desde la distancia. Y sobre todo, no se deja abrazar si no sigues una serie de pautas que tienen que ver con el lenguaje corporal de su especie. Vamos que si no conoces las señales de calma de un perro y su lenguaje corporal es mejor no acercarse a ella. A pesar de que es una perra equilibrada, obediente y la mejor de la manada. No es la ideal para estar de carantoñas, abrazos y demás gilipolleces humanas.  

Así que... cuando de vez en cuando me encuentro con una de sus muestras de cariño, más humanas que perrunas... pues... qué quieres que te diga... me derrito. Cuando un animal de esas características y forma de actuar, que no deja que nadie se acerque a su cara o cuello, te entra por detrás y te pone su zona vital junto a la tuya y te lame... solo puedo dar gracias a la casualidad de tener el móvil usándolo y poder capturar con su cámara el momento. 

Ojalá la mayoría de humanos que conozco fuesen capaces de mostrar esta clase de respeto, nobleza  y entrega que muestra Valkiria en un simple gesto, porque así el mundo podría furular mucho mejor.