ABIERTO HASTA EL AMANECER.

Nací para puta o payaso, 
escogí lo difícil 
—hacer reír a los clientes desahuciados—, 
y sigo con mis trucos, 
sacando una paloma del refajo.
(Gloria Fuertes).

A veces me pasan cosas tan quiméricas, que si las cuento a alguien que no me conozca, igual se piensa que son hechos ficticios o que me los invento para crear una corriente de friki-teoría literaria. Jejeje... pero no. Es que me pasan cosas muy raras. O igual no. Seguro que también les pasan a otras personas. Pero como son situaciones tan ridículas, la gente no se atreven a contarlas y yo sí. Vete a saber. 

El año pasado, en octubre y picando la festividad de Halloween, vamos que si lo elijo queriendo no me sale. Hubo un par de mañanas que amaneció con mucha niebla. Al día que me refiero fue la mañana que más niebla hubo, era la segunda y coincidió que era el martes treinta y uno. Resulta que por las mañanas me levanto a las cinco y media para llevar a mi hermana en su coche al trabajo y luego tenerlo para llevar a sus niños al colegio. El caso es que ese día no se veía dos en un burro ni con las luces de niebla. En el camino de ida suele conducir mi hermana y aprovechamos para hablar sobre las cosas que tengo que hacer con los niños en esa jornada. Esa mañana mi hermana me iba contando cómo tenía que vestir a los niños con los disfraces y cómo maquillarlos. Me lo había dejado todo preparado en el salón. Y claro yo iba tan metida en la conversación que no presté mucha atención al camino. Bueno, tampoco es que hubiese mucho que ver porque ya te digo que había una niebla muy densa. 

El caso es que tanto el camino de ida, como el de vuelta hay que atravesar un polígono industrial que aún no está terminado. Hay mucho escampado libre en un circuito cerrado de carreteras que la gente del barrio llaman comúnmente "las carreteritas". De día van mucha gente a caminar. Porque hay poca industria aún al ser nuevo. Su aspecto de día no tiene nada que ver con el que suele tener de noche. Pero es que aquella mañana con tanta niebla era como el marco perfecto para una peli de terror gore. 

No fui consciente de lo densa y opaca que era la niebla hasta que al abocar el coche a la acera para girar en la esquina de la calle del mesón donde trabaja mi hermana, vi un señor que caminaba por ella e iba más rápido que yo. Vamos que no se veía una puta mierda. El coche a menos de veinte circulando con un muro gris al frente donde terminaba el haz de luz de los faros. Atravesé la rotonda que cruza la autopista, rezando, para no cruzarme con ningún gilipollas suicida en ese momento. Luego me adentre en el polígono aceitunero. Mi marido siempre me dice que no tire por ahí porque de noche es peligroso y si pincho, o se avería el coche, es mejor evitar esa zona. A mí como no me da miedo nada y paso de tener que dar un rodeo por el centro, siempre hago ese camino. Incluida una mañana como aquella. 

A esa hora, junto al muelle de carga de la empresa de transporte de los "Carreras", siempre suele haber camiones aparcados a lo largo de los laterales de ambos sentidos, esperando su turno para acceder al recinto. Los camioneros que vienen de lejos, incluso aparcan en los solares de los alrededores que aún no están vendidos para hacer noche. Es común ver en las calles colindantes del polígono camiones de grandes dimensiones y a sus respectivos camioneros, alguna vez incluso aseándose fuera junto al camión. Pero eso lo dejo para contar otro día. 

Esa mañana se veían levemente los focos del muelle y eso que tienen focos como los de los estadios de fútbol. Fue al efecto de luz que producían los focos, como un amanecer de los muertos, pensé, que recordé aquella peli de los noventa de Robert Rodríguez con guión de Tarantino. Pensando estaba que esa calle tenía todos los efectos naturales y ambientales para hacer una de vampiros moteros, o en dicha situación... vampiros camioneros. 

Y claro, empecé a imaginar tonterías, fantaseando con un vampiro camionero que hacía autostop junto a su camión averiado. Yyyyy... que para mí fortuna... al parar junto a él mi vehículo, resultó ser el hermano gemelo de Jason Momoa. Jajajaja. Te lo juro que lo iba proyectando con tanto realismo en mi cabeza, que cuando vi la puñetera cruz iluminada, casi me da un infarto y se me cala el coche. Como te lo cuento. Circulaba a paso de galápago con reuma, en aquel túnel gris en que se había convertido la compacta mañana, cuando de pronto a unos dos metros de altura veo una cruz iluminada. en tono amarillo. de unas ocho palmas de ancho por unas diez o doce de alta. No me cagué en las bragas de milagro y eso que yo no soy fácil de asustar. 

─ ¿Qué coño?

No. No lo pensé. Lo dije en voz bien alta. Intenté apretar los ojos como un chino a ver si veía qué coño era aquello antes de que me cayera encima, lo que  demonios fuese. ¿Sabes eso qué dicen que antes de morir ves tu vida pasar lentamente? Pues a mí me pasó algo parecido. Fue como si el tiempo fuese a cámara lenta. Pero lenta, lenta, más que el coche de mi hermana circulando esa mañana. Dándome lugar de pensar en montones de escenas de las pelis de terror que más me gustan. Y de revivir momentos y datos con mis hijos sobre el mismo tema. Ya que nos encanta el género de terror. A veces nos entretenemos hablamos sobre qué haríamos cada uno, de poder vivir situaciones que viven los personajes de las pelis o series que nos gustan. Pues todas esas chorradas las reviví lentamente en aquel justo momento. Me dio por reírme a carcajadas al visionar la cara de Lucy y escuchar en mi cabeza su timbre de voz cuando dice aquello de: "yo lo único que pido es que si algún día hubiese un apocalipsis zombi sean de los lentos". A mí es una cosa que me hace mucha gracia. Porque bromeamos en ese sentido de cómo nos comportaríamos, lo que haríamos cada uno... de que se quedarían detrás de mí todo el tiempo porque claro, como barrera de seguridad seguro era infalible entre mi tamaño y la mala leche que gasto cuando de mis hijos se trata.  

La cruz amarillenta era real. No era nada relacionado con mi locura imaginativa y cuanto más me aproximaba a ella más nítida se volvía entre la niebla. Estaba en el frontal del parabrisas de la cabina de un camión. Aquello fue como estar en "Autopista hacia el infierno", hasta a mí me puso un instante los pelos de punta. Era un luminoso que tenían encendido por dentro del parabrisas y que no iluminaba el interior de la cabina porque ésta se encontraba con las cortinas completamente echadas. Razón por la cual el neón en forma de cruz era tan visible al acercarse, incluso con aquella niebla. "La madre que parió al camionero" Pensé. ¿Qué clase de tipo podría haber dentro de aquella cabeza de camión? ¿A quién me encontraría si aparcaba junto al camión y esperaba al momento en que corrieran las cortinas? No te creas que no me dio ganas de hacerlo. La curiosidad me podía. Te lo juro que me quería quedar allí esperando. O parar y llamar a la chapa de la puerta para ver si de dentro salía Eddie the Head, la mascota de los Iron Maiden. De adolescente tenía un póster con su cara de cabecera de cama y tenía la corazonada de que al Momoa no, pero al Eddie... ay Eddie, seguro estaba acostado soñando con los angelitos en la litera de aquella cabina. 

No soy tan temeraria. Ni tan loca. Aunque a veces lo parezca. Así que al mismo ritmo que llevaba proseguí mi camino. Eso sí, continué montando mil batallitas en mi cabecita e imaginando cómo sería realmente el señor que conducía aquel camión. Al salir de la zona de las carreteritas, atravesar la barriada y adentrarme en la zona no urbanizada (yo vivo en el campo) la niebla aún estaba más espesa y baja. 

Aquí es donde viene lo realmente surrealista por si lo del camión con la cruz te ha parecido de lo más normalito. Había llegado al fondo del carril de tierra cuando delante justo del vértice entre ambos carriles, vislumbré unas luces de galibo. "No me jodas". Pensé otra vez el camión. No podía ser. ¿O sí? ¿En serio era el camión? Lo era. Estaba en la misma dirección de mi sentido así que si tenía un neón de cruz en la cabina no podía verlo desde mi perspectiva. No tenía ni puta idea de que pensar al respecto mientras me aproximaba. Pensé muchas cosas sobre qué hacía allí un camión a esas horas, uno con tanta envergadura y cómo habría llegado hasta ese punto con lo malo que estaba ese camino. El camión estaba cortando el paso. Solo lo advertí solo cuando estuve cerca, porque ya te digo, que la niebla no dejaba ver nada. 

Entonces se abrió la puerta del conductor y saltó fuera alguien al que solo vi la figura y el chaleco reflectante. Yo estaba ya casi encima con el coche lo dejé en marcha. Eché los pestillos. El hombre se acercó a mi coche. Lo pude ver entonces. Un señor en vaqueros, con una guerrera bajo el reflectante, bien parecido, de unos sesenta años. Me estaba haciendo ademán de ayuda con la mano. Pero al acercarse a la ventana y ver que era una mujer, se le cambió la cara y dio un respingo hacia atrás como si en lugar de verme a mí, hubiese visto a mi colega Eddie. Le escuché decir con acento gallego y bastante apurado:  "Solo necesito ayuda estoy perdido, no se asuste". 

Bajé entonces la ventana un poco y le hablé. Porque de los dos, sin duda era él quien pareció más asustado. A mí lo que me parecía era estar en una cámara oculta. ─No estoy asustada. ¿Qué  le ocurre? 

El señor se quedó a una distancia prudencial del coche apartándose de la ventanilla, que agradecí, porque los buenos modales siempre gustan de ser recibidos y más en situaciones tan raritas. Entonces me explicó que había traído una carga a unas cuadras. Pero que al intentar salir se había despistado y en el navegador no le salía el lugar de la ubicación real. No tenía muy claro si salir contramano por donde había entrado girando en aquel vértice, o salir por la dirección en que yo llegaba que era la que le había salido antes en la app. Su duda era que no sabía si por ahí cabría el camión al llegar a las calles urbanizadas, ya que era de un solo sentido, ni tampoco si podría dar la vuelta entonces. 

Que alivio me dio escucharlo. Me alegré al descubrir que su cara de miedo solo iba a ser porque al ver que yo era mujer y no había nadie más, debió pensar que estaba igual de perdido. Pues no miarma. Estaba de suerte, porque si hay alguien que sea capaz de calcular un hueco conduciendo... esa soy yo

Le dije que si fuera él, trataría de dar allí mismo la vuelta y salir por el callejón que era por donde había entrado antes. Al llegar a la barriada, a la calle asfaltada, se encontraría con el sentido contramano. Entonces debería de recorrer esa avenida con  cuidado y con las luces de emergencia, hasta llegar el cruce donde ya podría circular sin ningún problema. Que si trataba de salir por donde le decía el navegador, se iba a encontrar con calles de un solo sentido. Coches aparcados en ambos lados de la calzada y donde en ciertos tramos le sería casi imposible pasar con ellos y mucho menos, maniobrar con un camión tan grande. No pareció muy convencido de mi explicación. Como dije antes, seguramente porque soy una mujer y hay hombres que aun piensan que pueden saber más de conducción que nosotras. 

Entonces le dije que podía hacer lo que creyera mejor. Pero que me había ganado la vida cuatro años conduciendo y sabía de lo que le hablaba. Aparqué el coche a un lado y me bajé para indicarle en las maniobras. Porque supe que con aquel camión, un cruce tan cerrado y la poca visibilidad que había, le iba a costar cambiar el sentido de la marcha solo y sin ayuda. Pareció sorprendido, pero en cuanto se puso en movimiento y le fui indicando se debió tranquilizar, jejeje. 

Cuando el camión estuvo en la dirección adecuada, el hombre desde la altura de la ventanilla, me dio las gracias y le indiqué un par de cosas para que llegase bien a la autopista desde la avenida contramano. Subí a mi coche. Arranqué y proseguí mi camino. No supe muy bien cómo me sentía con todo lo que acababa de ocurrir. La verdad es que estaba siendo una mañana muy random. 

Cuando llegué a la puerta de mi casa seguía pensando en todo lo que me acababa de ocurrir en aquellos breves momentos y si alguien se lo iba a creer de contarlo. También pensé en si las mismas cosas o similares son tan común y las pasan a otras personas con la misma asiduidad que me ocurren a mí. Puff... no sé, no sé... vete a saber.

Comentarios

  1. Menuda historia de amanecer tenebroso.
    Comentarte, que por algo que nunca he conseguido averiguar, dado mi aspecto de lo más anodino y poco voluminoso, al menos en cuanto a destacar por altura, parezco tener un polo de atracción especial para turistas y gente despistada en general, que suele pararme por la calle, para preguntarme por donde ir a, por don está tal sitio, etc.
    Besos.

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    1. Uhmmm.... ¿Y no será más bien porque tienes aspecto de tipo sensato e inteligente? O tal vez te pase como a mi, miro mucho de frente a las personas así que enseguida se encuentran con mi mirada cuando están perdidos. También me eligen mucho en esos casos amigo, aunque esté casi tan perdida trato de ayudar. Me da que la nobleza es lo que hace que la gente se sienta atraída hacia ti 😉
      Beso.

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  2. Muy buena la historia... tengo un familiar camionero y sí, les encanta eso de "decorar" los camiones con todo tipo de banderas y luces.. en el fondo les entiendo, pasan tantas horas metidos en la cabina que se acaban volviendo todos un poco locos :)

    Otra persona en tu situación habría salido quemando rueda de ahí, pero esta claro que es complicado asustarte...

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    1. Calla, calla que asustarme no, pero te juro que hubo momentos que pensé que podía seguir dormida. 🤦🏼‍♀️😂😂.
      Cuando vivía en Huelva , hice mucha carretera. Siempre sola, estoy acostumbrada a verme en muchas situación raras. Pero joder, ese día es que la casualidad se alió de forma peculiar. La niebla, Halloween, la cruz del camión y luego en el carril de tierra aquel camión de culo cortando el paso.
      Después he pensado bastante en ello. Que son cosas que pueden pasar por el sitio donde vivo y las circunstancias colindantes al trayecto y la actividad que hay en él. Pero joder es que fue curioso el modo en que todo coincidió en un mismo momento y claro... también mi cabecita que es la hostia para imaginar cosas 😁😁
      Beso.

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  3. Ah , creia que
    era una reseña
    sobre cine .

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    1. Nooo...😂😂 pero podrían hacer una pelu de mi vida y las historias que vivo y me imagino mientras eso ocurre. Entretenida voy siempre amigo mío con las cosas que me pasan y mi imaginación. Soy como una Pipi de casi cincuenta años 🤪🤣🤣
      Beso

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  4. sí, lo de la cruz iluminada tenía que asustar un poco. menos mal que no iba en sentido contrario hacia ti! parece una de esas historias de misterio en las que el camión desaparece, y luego la guardia civil no tiene ninguna constancia de que por allí haya pasado un camión de esas características.
    aún existe esa mentalidad de que las mujeres saben menos de ciertos temas. precisamente el año pasado escribí un post sobre una conductora que nos llevó a mí, a la dibujante purita campos y a su marido, del expocomic en la casa de campo a un restaurante en el centro donde habíamos quedado. debía ser de la empresa que organizaba el evento. y hay mujeres taxistas que son muy buenas profesionales y además muy simpáticas, es mi experiencia.
    hace años, una vez iba a mi trabajo en coche por carretera, había mucha niebla y por un momento temí haberme metido por el túnel equivocado. me había aprendido el recorrido de memoria y que no me sacaran de ahí, no había cabida para la improvisación.
    en cuanto a las rotondas, una vez suspendí el examen práctico de conducir por culpa de un fitipaldi de pacotilla que salió de la rotonda de cualquier manera sin indicarlo, y yo me confié...
    besos!!

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    1. Me pasa contigo que siempre me arrancas una risa contagiosa. Te he leído como si estuviera frente a ti en uno de esos cafés que publicas en Instagram. La gente se voltearian a mirar preguntándose por qué me reiría.
      A mí al volante me pasan muchas cosas, claro que también es que paso mucho tiempo conduciendo. Me ha pasado desde pararme a cambiar ruedas a hombres que no sabian, hasta a aparcar coches de gente desesperada, me jode que todavía se me estigma como mujer conductora, cuando eso está en las habilidades personales y no de género. Esta vez creo que el camionero se quedó más cortado porque al ver que era una mujer en mitad del campo y como estaba la mañana igual pensó que me iba a poner histérica a gritar. Y sí .. lo pensé del camión en el carril de tierra, que podía ser el de la cruz y nunca más nadie supiera...
      😉😘

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  5. El camionero estaba allí esperando tu oportuna aparición. :)

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    1. El pobre hombre debía estar hasta los huevos. Porque donde vivo es una zona que no está escaneada más que en una mínima parte por el coche de Maps. Y todo el que entra allí en el laberinto de calles se pierde y se marea dando vueltas. Hay tres comunidades de propietarios juntas en lo que antes fue una huerta de olivar de las más grandes de esta zona. Para colmo tenemos afincados de vecinos a una serie de familias pertenecientes a clanes muy fuerte de la droga. Vamos que la zona no es para perderse. Ni para pararse a socorrer a nadie.
      Hace años yo era de recoger a las personas que iban caminando a las parcelas. Hoy en día, a no ser que sea alguien conocido ni de coña. Pero cierto es que sin mi ayuda le hubiese costado más dar la vuelta tal y como estaba situado.
      Beso.

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  6. No me gusta nada conducir con niebla espesa, de esa que pareciera puede cortarse. Me gusta poder ver lo que tengo de frente o por detrás, y con el peligro aún más, me gusta mirarle a la cara, es la única manera de poder hacerle frente.
    La verdad es que lo de la cruz del camión no me hubiera dado mucho yuyu, eso sí, tal y como están las cosas hoy en día, lo del camionero perdido me hubiese dado mala espina y le hubiese ayudado con todos los sentidos alerta y más...
    Eso sí, he visualizado la escena y me he reido un rato pensando: le pasa cada cacho cosas a esta mujer jajajajajajajaj
    Beso, guapa

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    1. Rubia... y las que no cuento. A veces me parto de la risa yo sola. Una noche de vuelta de llevar a mi hijo con sus amigos. Había un coche averiado.y yo me paro siempre pero sin bajar la ventana y con los pestillos echados para salir cagando leches si toca. Pero me paro porque recuerdo las veces que me he visto tirado y lo difícil que es que te ayuden. Era un hombre que había pinchado y no sabía cambiar la rueda porque no tenía ni idea de poner el gato. No sabía ni cómo moverlo. Al ver que era una mujer dejó de gesticular con la.mano. Me paré y le pregunté y se vio que le dio verguenza. Me dijo que iba a llamar a la grua. Y le dije que si quería le indicaba que hacer y él que lo hiciera . Eso le hizo sentir mejor y me bajé a ayudarle desde una posición que no se sintiera humillado.
      Allí en culo en pompa el señor muy machito me hizo imaginar muchas cosas que por suerte, ni soy tan cabrona, ni cómo mujer me honraría decir de ellos. Pero a veces algunos necesitan una curita así de humildad.😁😁
      Beso.

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