Navidad 2023.

"Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año".  (Charles Dickens).

Toda Navidad tiene su momento. Y cuando digo esto, me refiero exclusivamente al instante en que te vuelves a encontrar con el niño que fuiste y en el momento actual, puedas volver a mirar con los ojos de aquellos que aun no conocen la maldad. El día que ya no pueda conseguir vivir ese instante, la Navidad habrá perdido toda su magia y no habrá franquicia comercial que pueda devolvérmela, a mi por lo menos, no.  Me niego a que la Navidad se convierta en una festividad de consumo. En una falacia de la felicidad. En un bienestar pagado. En una mierda si no tienes lo que comúnmente se espera de ella, a eso también me niego. Me rompe el alma cuando escucho o leo a las personas hablar tan desilusionadas de estas fechas. Porque si hay algún momento del año en que uno puede volver a ser aquel niño, con toda probabilidad es este. Y habrá quien me diga: mi infancia fue una mierda, fuí muy desgraciado. Y yo seguiré pensando que incluso así, merece la pena volver a ser ese niño marginado por lo que fuese, la falta de amor, de dinero, de salud, lo que fuese... Abrazar aquel niño que fuimos y decirle que las cosas pueden mejorar y que no podemos esperar que los cambios lleguen de fuera. Más bien debemos ser los primeros en dar un paso hacia delante, en pequeñas cosas. Una sola persona solo puede hacer un mínimo movimiento para cambiar la realidad, pero hay que hacerlo, porque siempre hay dos formas de enfrentar una misma realidad por muy mala que sea. En primer lugar por nuestro bien y por el bien de aquellos más cercanos, debemos elegir la más adecuada y el efecto irá expandiendo y quién sabe hasta dónde puede llegar su efecto de onda expansiva. No podemos conformarnos con la indiferencia. Hay que hacerlo. 

Cada año trato de encauzar mis estados y volver a aquella niña que una vez fui. Con una infancia de mierda si la comparamos con la de otros, pero rodeada de una familia que me dio mucho amor. Que me enseñó a cuidar y proteger a aquellos que necesitaban de cuidados. Recuerdo mis navidades en familia, con los abuelos y todos sus hijos reunidos, compartiendo lo que había, ni más, ni menos. Lo más importante siempre fue volver a encontrarnos todos por esas fechas. Estar con mis primos. Lo de menos toda aquella mansalva de consumismo que también existía ya entonces. 

A veces había para hacer rosquillas, otras mi abuela nos ponía aceite y azúcar en un pan. A veces había polvorones y otras mi abuela hacía tostadillo con azúcar y pipas peladas, porque no había ni para almendras. Pero aquella niña vivía esos momentos de Navidad con una ilusión que ni la planta 2½ del anuncio del Corte Inglés de este año podría superar. Aun puedo sentir el olor de la cocina de mi abuela cuarenta años después. Puedo sentir las agujetas en la cara después de haber jugado con mis primos toda la tarde en el paseo delante de la puerta de mis abuelos. Me veo los bajos de mis vestidos tapándome las rodillas sentada con mis primas en el escalón de la puerta. Esa sensación es para mi la verdadera Navidad. Revivirla y tener la capacidad de aún con todo lo que ha venido después, mirar el futuro con los ojos de aquella niña. Tener esperanzas. Y volver a querer creer en la humanidad. 

El año pasado mi Navidad comenzó al ver a la más pequeña de mis sobrinas vestida de pastorcita en el Belén viviente del cole. Este año ha sido al ver a la segunda de mis sobrinos, Carolina (que además es la mayor de las tres niñas). Los llevé al cole y como de costumbre aparque en la puerta, sin bajarme (para no meterme en líos con otras madres, esto ya lo contaré en otro momento) como no lo hago, suelo ir en pijama o con la bata de casa. Hoy no había cogido ni abrigo con el frio que hacia. Pero al ir a sacar el coche del aparcamiento, vi que ya salían los que se habían apuntado al coro de campanilleros. Hoy salían en bus al centro de la ciudad para cantar villancicos. Respiré hondo y paré el coche. Y sí, me bajé. En pijama, zapatillas de estar por casa, sin peinar y con una cara de mierda que no veas... como que no me había ni lavado la cara esta mañana. Pues ná. Como tengo mucha jeta cuando quiero. Allá que lo hice. No podía dejar a mi sobrina sola salir por el paseíllo de madres hacia el bus sin que hubiese allí nadie de su familia. 

Iba la última. Es tan pequeñaja y delgaducha comparada con los otros que me sorprendió que hubiese alguien a su lado también menos corpulenta que el resto. Parecían puestas a posta para cerrar el grupo. Pero el caso es que ella me vio enseguida a mi y su cara se iluminó. Empezó a saludarme con la manita y podría decir que vi rasgarse el cielo y manifestarse una estrella con cola que iluminó toda mi mañana. Sí, por fin era Navidad. La luz que irradió mi niña bien pudo ser como la que cuentan que alumbró el portal de belén, si. No podemos esperar grandes milagros, ni de la historia que elijamos creer, ni de la Navidad, ni de la vida. Porque los milagros reales suelen ser en la mayor medida, cosas muy pequeñas, que nos hacen de pronto entender de un modo diferente nuestra realidad; y su grandeza recae en lo que hagamos nosotros mismos con lo que acabamos de descubrir. 

Después de morirme de frío. Me monté en el coche para volver a casa y quedarme con mi padre. Mientras que Lucy, mi hija, tomó el relevo para ir a acompañar por las calles de la ciudad a su prima. Dice que cuando Carol la vio se puso muy contenta. Carolina no sabía que su prima ha pedido los días de descanso coincidiendo con las fechas en que hacen las actividades navideñas del colegio para estar con ellos. Mañana asistiremos al día de los villancicos en el cole. Tampoco saben que irá su madre, a la que voy a recoger un momento antes de que canten. El verdadero milagro de la Navidad no es más que la pequeña parte de acción que realizamos cada uno por hacer la vida mejor al resto. Ya sea acompañar a tu prima pequeña, dejar que tu empleada salga del trabajo un rato para ver cantar a sus hijos... (pon aquello que tienes en mente y que no quieres dar el brazo a torcer) pues eso... 



Por cierto que cuando subí al coche cogí el móvil y acordándome de ti, que siempre sueles pasar por aquí, quise dejarte este mensaje. 😉😊...

Comentarios

  1. No me gusta la Navidad que me venden ahora, porque la han "prostituido" porque si preguntas, una gran mayoría no tiene ni idea de qué están celebrando.
    Mi niña interior la tengo muy a flor de piel y sale a pasear muy frecuentemente (sigo siendo una traviesa) igual que la ilusión, no necesito sea Navidad para ello. Me gusta La Navidad que tú te montas. Sabía yo que mirando a lo que te rodea ( los tuyos) ibas a encontrar esa niña dentro de ti que te dice: Ya es Navidad.
    Eres una crack jajajaja. Con un par: no salgo yo en pijama ni harta vino 🤣🤣🤣 te aplaudo

    Y en cuanto al vídeo, me apropio un poquito de él y te deseo una gran Nochebuena y Feliz Navidad. Te lo mereces. Eres grande.

    Un besazo, gitanilla ;)

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    1. Creo que la Navidad hace muchísimo que se transformó en un incentivo más para consumir. Al menos para la gran mayoría. Sin embargo yo me niego a subirme a ese carro. Por muy mal que me vayan las cosas la navidad siempre habrá de ser un eterno retorno a la niñez de la cocina de mi abuela. No sé cómo explicarlo. Pero sé que tú si me entiendes. ¿A qué si?
      Besos, rubia 😉😘😘

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  2. Ya contaba antes en otro blog que no me llama mucho la atención esta fiesta. No se, cómo mucho me hace gracia meterme en la vorágine de gente y pasar desapercibido y ya pero solo un rato tampoco mucho.

    Besos

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    1. A pesar de que ésta ha sido para no contarla, sigue siendo mi fiesta favorita del año. Y no por la fanfarria que se arma. Sino por la oportunidad de vivir instante familiares que me recuerdan de donde vengo y a donde quiero ir.
      Besos.

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  3. Las navidades, esas en que se recuerda el nacimiento de un niño pobre, nos retraen a cuando éramos niños, y celebras y disfrutas de las navidades, cuando ese espíritu, lo transmites a su vez a tus hijos o sobrinos o chicos del barrio, da igual.
    El simple hecho de cantar villancicos, comer como descosidos e hincharse de turrón, repartiendo regalos, eso no es Navidad.
    Pero que no te falte la niña que llevas dentro, te mereces disfrutar de ella, por qué así, nos alegras la vida.
    Un beso y Bon Nadal!!!

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    1. Para mi la navidad es eso, la celebración del recordatorio del nacimiento de Jesús. Es mi elección querer creer en el kerigma. Vivir con esperanza es mucho mejor que vivir sin ella.
      Besos.

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  4. qué guapa mentito, en la primera foto!! :)
    mola mucho el vídeo, serías una buena youtuber! a mí me dicen mucho que soy un niño grande, así que mi niño interior sería más bien "niño exterior". :P
    lo de la planta "dos y medio" lo he oído por la megafonía del corte inglés... qué cosas inventan los genios del marketing.
    ah, y tu abuela era una sabia! el pan con aceite y azúcar está buenísimo. llevo desayunando eso desde hace como ocho años y no me canso.
    besos!!

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    1. Jajajaja, que gracia. Es que Mentito chica y Carol se parecen mucho. Pero la de la foto es Carol. La hermana mayor.
      Ufff... lo de Youtuber imposible. Eso requiere mucha constancia y trabajo y yo enseguida me Cando de hacer dos días seguido lo mismo. Todavía no sé cómo llevo tanto en este blog. No te imaginas la de blogs que monté y luego me cansé🤦🏼‍♀️😵‍💫
      Mi abuela era una mujer muy adelantada a su época. No te puedes hacer una idea lo mucho que la echo de menos. Y eso que murió cua do yo tenía dieciséis años. A ti te habría encantado su personalidad y ese niño interior tuyo hubiese disfrutado como un enano en su cocina. 🤗😘😘

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  5. Yo nunca he renunciado a ser el niño que fui. Y sigo sin renunciar, pero ya no necesito la Navidad para ello.

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    1. Me alegra saber que no has renunciado. Porque hacerse mayor por dentro es lo peor que puede pasarnos . Y la verdad que no me extraña que ya no necesites la navidad para ello viendo la mierda que nos quieren vender. Si. Embargo estoy segura que de si pudieras sentir lo mismo que sentí yo, tocando una pandereta de 0'80cent. con mis sobrinos, que es lo que pudo su madre comprar a cada uno ... Seguro que cambiabas de opinión. Para mi al menos no hay nada como cantar villancicos con las personas que quiero para sentirme la niña más feliz del mundo. Y por eso me gusta y aún tengo fe en la navidad.
      Beso.

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