Mi guardián.

 

''Los perros son mejores que los humanos porque saben las cosas, pero no las cuentan''. (Emily Dickinson)

Hoy estoy teniendo un día de perros. Afortunadamente lo es por dobles. Llevo la mayor parte del día en la cama. Me he levantado para poner la comida, atender a mi padre y poco más. Por suerte es sábado y ponerme indispuesta el fin de semana no atañe al cuidado de mis sobrinos. Esos pequeñajos que me contagian todos sus virus 🤦🏼‍♀️😁.

Hay muchas maneras de sentirse solo. También muchas otras de sentirse acompañado. Nadie debería juzgar los porqués ni las razones ajenas para cada estado. 

¿Sabías que los perros captan por instinto las flaquezas humanas? Para ellos la zona del vientre es una parte vital. Imagino que por eso mi Juanito cada vez que me doy un cambio postural se arrastra como un soldado en maniobras. Lo hace apenas sin mover la manta que lo cubre. Me rodea por debajo de los pies cual ratón desplazándose junto a una pared. Bordea mis piernas, sube de nuevo hasta mi vientre y se tumba pegado a mí con la cara hacia fuera. 

Me conmueve. Ver como un animal que apenas pesa cuatro kilillos tiene un instinto protector tan grande y territorial. De hecho lo sabe. Aunque no lo diga. Cada vez que alguien se acerca a la puerta del dormitorio levanta la cabeza y gruñe. Hasta que le tocó con mi mano. Me lame ésta y se calla mientras sigue un rato más en guardia. Y así todo el día. 

Aprovecha para ir a mear y comer cuando me levanto. Sentada en la cama aun no me he quitado las zapatillas, cuando de nuevo está mirándome con esos ojos vivarachos y profundos característicos de su raza. Me tumbo. Me tapo. Le hago una señal de que puede subir y volvemos al punto inicial de posicion. Yo, fetal. Él... guardián.