CONVIVENCIA EN ROQUETAS II.

"Debes ocupar tu sitio en el ciclo de la vida." 

(Mufasa: del Rey León)

Quien me conoce sabe que no soy de quedarme mucho tiempo en un grupo. Aun así admito que el éxito de nuestras mejores acciones suele alcanzar su nivel más alto cuando servimos juntos a una misma causa. No me cansaré de decirlo, no se trata de intentar ser mejores, más bien de ser uno mismo. Servir a los demás no te convierte tampoco en una mejor persona, en cambio sí que te convierte en alguien más afortunado, porque los momentos que vives no tienen precio. 

La semana de ocio en Roquetas de Mar fue como he mencionado, muy enriquecedora para todos. Algunos de los voluntarios y los trabajadores se conocían de otras veces, igualmente los usuarios, otros éramos nuevos. Pero todos hicimos una piña enseguida y juntos como una familia bien avenida pasamos los días. 

Es una pasada sentir y poder ser parte de ello, independiente al papel que desempeñes en el grupo, vivir los acontecimientos de los diferentes días, con personas de diferentes edades, profesiones, aficiones y experimentar la sensación de estar con personas afines, como si fueran tus amigos de toda la vida. Es así de simple y también de mágico.  

He oído a personas decir que para hacer estas cosas hay que valer y bueno, discrepo un poco.  Pienso que validos para ayudar somos todos, algunos tienen más capacidades, pero obviamente si no lo intentamos difícilmente aprenderemos a ser más validos. Las personas con diversidad funcional tienen mayormente más asimilado el concepto de valer o no. Es algo que he aprendido estos días, que ellos tienen más paciencia con los "normales" y están más abiertos a nuestras carencias. No tienen ningún problema para repetirte las veces que necesites una misma frase hasta que te enteres, y si no eres capaz de hacerlo, no se dan por vencido, te lo escriben en el móvil o tratan de comunicarse con otros medios. Para ellos no es una barrera, ni un problema, es algo que normalizan enseguida y que no magnifican. A mi personalmente eso me ha ayudado mucho en este viaje. 

Margarita, la chica que me tocó de pareja, no se comunicaba verbalmente. Verás, para que entiendas como funciona esto.  Entras en un grupo de voluntariado, de ahí salen las personas que por fechas pueden participar. La protección de datos es algo que se lleva a rajatabla, y cuando se forma el grupo, se pasa un pdf con la ficha personal de los usuarios (dentro de unos limites) en esos pdf va todo lo que se necesita saber sobre personalidad, gustos, cosas que puede o no hacer por su limitación física o porque simplemente no les gustan hacer. Si se comunica o no. Rutinas para el baño, la comida, medicación y lo importante para que cuando llega el momento de salir, todos nos conozcamos lo necesario. De ese modo si los voluntarios necesitamos ayudar en algún aspecto a otros, siempre tenemos conocimientos de los básicos de cada persona. A mi personalmente estar tantos días, me preocupaba más que nada por la comunicación. Encima mi Margarita ya sabia que no me iba a hablar, aunque en su ficha ponía que se le entendía cuando estaba contenta o molesta con algo. 

No me preocupaba el tener que duchar, o cambiar pañales. El físico de las personas no me cohíbe, quizás porque yo he estado ya en esa situación de tener que dejar que otros me ayuden y no lo veo una barrera. Y las cosas que otras personas les cuesta más como es tener que lidiar con vómitos, babeos, fugas de pipi, y alguna cosa similar, a mi tampoco me ha preocupado nunca porque lo veo como algo normal cuando no se puede controlar. Una persona que no controla esfínteres, es normal que tenga fugas imprevista y hay que cambiar donde toque. O si se suele atragantar comiendo hay que ir con cautela y estar preparado por si arroja. Si no puede hacer sus necesidades sin ayuda, hay que proporcionarle los medios adecuados y así todo. Vamos que se requiere lo mismo que si fuese a la inversa. Te pones en su lugar y te imaginas como desearías ser tratado en ese momento, no tiene mayores secretos aparte de algunos conocimientos posturales y formas de movilizaciones para no hacer daño. O información de como funcionan las sillas eléctricas, grúas, sillas de baño y poco más.

Y entonces llego al tema de la comunicación que es mi reto pendiente. Porque me pasa que cuanto más trato de enterarme de algo que me quieren decir, menos me entero. Y mas nerviosa me pongo. Me suele preocupar no ser apta y no conseguir que se sientan bien, porque a mi me preocuparía el hecho de que no me entendieran si me pongo en ese lugar. Ese miedo estaba cuando me vi camino de Almería, con diez de las veinte personas que formábamos el grupo, comunicándose de formas diferentes y no todos de modo fluido. Seis días después sabes lo qué pensé de mi misma: que menuda chorrada de trauma llevaba, porque no solo se pueden entender perfectamente, sino que también te puedes dar a entender. La barrera solo estaba en mi miedo, por el absurdo de pensar que yo debía de ser más capaz que ellos, así de claro. Cuando la realidad es que cuando las personas quieren y desean hacer cosas conjuntamente, simplemente se puede hacer todo. Menuda tontearía tenia yo en mi cabeza y que fácil fue con un poco de paciencia por ambas partes llegar a una comunicación perfectamente entendible. Todo fue más fácil de lo que mis propios miedos influenciaban en mi cabeza. Esa es la verdad, y he de decir que las primeras barreras a franquear son estas. Las propias, las que nos hacemos mentalmente sobre como imaginamos que son las cosas que no hemos entendido aun. Las malas interpretaciones de las realidad que nos creemos.

Margarita no se comunicaba, pero al siguiente día de conocernos ya sabia identificar sus gestos, sus rabietas, sus indiferencias y yo no dejaba de hablar con ella aunque ella no me respondiera del modo en que estoy acostumbrada a conversar. El resto de personas igual, cuando no hay prisas, y puesto que estábamos de vacaciones y no las había, hubo muchos momentos para charlar y conocernos más. De los mejores momentos en el comedor donde mientras dabas de comer, o te daban, o esperabas a otros siempre había tiempo para echarnos unas risas y hablar de las cosas que habían pasado o las que íbamos a hacer, de nosotros mismos, quienes éramos en nuestras vidas. Me pareció fascinante que en el grupo llevábamos tres atletas de Boccia (un deporte olímpico) del que yo no sabia nada a pesar de que me gustan mucho las olimpiadas. Aunque eso te lo cuento en otro post. 

Cada día estuvo planificado con diferentes actividades y salidas. Desde piscina en el hotel, salida al Acurio de Almería, al Castillo de Roquetas, visita a la capital, al parque temático de Tabernas, las vueltas por los chiringuitos y hasta los bailes que nos marcamos en las pista de baile, de hecho hasta bailamos flamenco con carros incluidos. Como te digo. Y es una pena que esas imágenes y videos que hemos grabado y compartido en un grupo de chat privados no puedan ver la luz. Porque no todos los padres dan autorización para que sus hijos sean públicamente expuestos. Pero pienso que esas son las cosas que deben mostrarse para normalizar y fomentar las relaciones. Aunque también soy sensata y entiendo que no todo el mundo va a interpretar bien ciertas cosas y que hay que ser cautos. Pero a mi me parece divertido y bonito bailar con un chico en silla de ruedas y que el tío tenga los cojones de su edad para decir abiertamente que le gustan las chicas de pie. No se siente limitado por su silla, y que se tenga una personalidad tan bonita y con tantas peculiaridades, que cuando le conoces, lo que menos ves es la silla. Tal como te lo digo.  De pronto estaba allí, integrada totalmente en un grupo con  diversidad física, intelectual, de ideología, etc. y el único problema que teníamos era cuando las infraestructuras del urbanismo nos impedían llegar a donde queríamos, porque el resto del tiempo no fui consciente de que algunos iban en carros. Y no exagero, es la verdad. Disfrutamos de las mismas cosas, lo hemos pasado francamente bien. Y aunque físicamente el desgaste se va notando según pasan los días, porque como cualquier grupo tenemos que aprovechar todos los momentos posibles para hacer cosas... merece la pena vivir la aventura y descubrir que los puntos en que nos diferenciamos son menudencias si se comparan con las de cosas que tenemos en común y lo mucho que nos parecemos cuando de divertirse se trata.