PUNTO DE INFLEXIÓN

"El punto de inflexión en mi carrera llegó al darme cuenta de que las negras deberían jugar a ganar, en lugar de sólo buscar igualar". 

(Bobby Fischer)

Ojala en la vida los puntos de inflexión resultaran tan fáciles como en las matemáticas. Anda que si me leyera Paco, el profe que tuve en mates hace dos cursos... con lo mal que se me dan... Pero justo ahora al enfrentar una misma realidad, la función matemática me resulta mucho más sencilla que la determinación necesaria para dar un corte a estas alturas de mi vida. Aun así, ya no hay marcha atrás. Porque me niego a vivir con un resultado nulo el resto de los días que me quedan. 

Después de todo la vida misma es como una operación matemática, los acontecimientos de ésta como los sucesos de una gráfica. Los resultado dependen a veces de los factores, en ocasiones ni siquiera depende de las variadas propias... pero el resultado está ahí. Y cuando te encuentras en ese punto, independiente a qué te ha llevado allí... lo que te encuentras es un cero patatero. 

A mi no me importa si alguna vez, o muchas, alguien me ha considerado uno, yo no me considero y esa es la única derivada que me importa. Si es negativa o positiva, tratándose de mi vida, yo le daré el valor que me venga en gana, punto. Y tras este momento, si los espectadores se rasgan las vestiduras... como si quieren continuar a arañazos vivos en carne propia (mientras no me intenten arañar a mi)... me la va a repanpinflar. Todavía hay quienes piensan que las madres de familia no somos mujeres, que nuestro código ha de diferir del propio del individuo mismo. Pero no es así. Tenemos un limite de aguante. Damos la vida por nuestros hijos, renunciamos a muchas cosas por ellos y por el bien común de la mayoría del computo familiar. Pero cuando te ponen una y otra vez contra las cuerdas... llega ese momento en que si no abres de una puta vez los ojos, la vida misma te los saca de las orbitas a puñetazos. Y yo me he cansado de besar la lona y levantarme. Vale que parte de la culpa también me corresponda. Lo admito y voy a continuar mi partida. La mía. La que nunca debió de dejar de ser. 

A partir de ahora puede que te sorprendas de cosas que me leas. Pero soy yo sin filtros escribiendo y también lo seré retomando las riendas de mi vida. No hay más. Soy una persona llena de defectos, con un carácter de mierda cuando estoy cabreada, pero si hay algo que jamás podrá decir nadie sobre mi es que soy traicionera. Porque siempre voy de cara. Expongo mis normas, mis limites y mis principios. Jamás los dejo al margen. Por amor soy capaz de dilatarlos, pero ojo... que no me traten de hacer creer que son otros o dejarlos atrás... porque entonces no me pensaré el volver al punto inicial y siempre termino de frente salga el sol por Antequera. 

Lo que tenga que venir a partir de ahora... que venga. Que la diferencia entre decir Diego, dije y digo... esa, me la aprendí al dedillo hace muchos años y desde luego no va conmigo. Para bien o para mal, lo que digo es lo que soy. Y me he cansado de vivir con miedo, deprimida y sintiéndome culpable por cosas que en el fondo sé que no son mi culpa.