Nada es para siempre.


"Conoces lo que tu vocación pesa en ti. Y si la traicionas, es a ti a quien desfiguras; pero sabes que tu verdad se hará lentamente, porque es nacimiento de árbol y no hallazgo de una fórmula". 
(Antoine de Saint-Exupery)


Ni aquello que buscamos con reincidencia, ni la felicidad, ni tan siquiera el dolor que por momentos parece que será quien finalmente impere en el para siempre. Nada. Nada dura eternamente. 

Nos aferramos a señales que nos marquen un camino que vaya más allá. Hacemos de signos tangibles, reliquias donde proyectar nuestras energías. Que nos recuerden aquello por lo que luchamos. Como aquellas viejas sandalias que tan lejos te llevaron un día y que aun usas cuando sabes que hace mucho que debieron pasar al reciclador. 

Los giros de la vida son lo que son. Nadie está libre de sufrirlos. Te levantas un día en una verdad relativa que sientes como una real y absoluta. Y unas horas más tarde, algo ajeno a tu voluntad, a la esperanza que pusiste en ello, a la ilusión que trata de no desfallecer, cambia. Lo cambia todo en lo que en un principio parece un para siempre. Aunque en verdad solo sea un cambio con que no contabas. 

Es la magnitud del daño que nos ocasiona lo que nos confunde haciendo que sintamos el peso de toda una eternidad sobre los hombros. Y es una experiencia horrible, la verdad. Es un putada tener que sentir algo así. Es lo que tiene poner la vida en situaciones que no pueden por si mismas darla. 

Cerrar ciclos requiere a veces tener que sufrir una rotura fibrilar en el músculo más doloroso. Algunas personas terminan como terminó mi madre, con el corazón tan endurecido por dentro de soportar cicatrizaciones que cuando se lo abrieron para reducir el tejido y darle algo más de calidad de vida, ya no resistió. 

Ella fue la segunda mujer de su linaje de sangre que dejó este mundo con el corazón reventado, yo me niego a ser la tercera, aunque lleve todas las papeletas para ello. No me merezco tanto daño gratuito. Esa es la verdad. Aunque no crea en recompensas de vidas futuras. A pesar de que los sacrificios personales no los apoyo en moralismos doctrinales. Más bien es mi forma de entender el amor y soy fiel a ella. Duele. Rompe. Desgasta tanto como el deterioro al que sometí las sandalias que he calzado tanto tiempo. Cambiando su funcionalidad original con la intención de alargar un tiempo que de antemano sabia que no seria un para siempre. 

Hoy por fin se han terminado de romper. He cortado las hebillas para reutilizar en otra cosa. El resto van al cubo de la basura donde terminan todas aquellas ilusiones que perdí en algún momento. Aquella realidad que no tiene porque ser un para siempre, más bien lo que es ahora. Solo el ahora cuenta, aunque sea con dolor, el momento actual es lo único que tenemos. 

Comentarios