MUJER QUE CAMINA VALE POR DOS.

 

"Contra los valores afectivos no valen razones, porque las razones no son nada más que razones, es decir, ni siquiera verdades". 
(Miguel De Unamuno)

Hoy me he levantado como si fuera el primer día de muchos. Con la peculiaridad que tiene ese instante en que abres los ojos después de haber pasado en un tanatorio 48horas seguidas velando a tu muerto. Llegas a casa agotada por el golpe de realidad que asumir. Piensas que mañana llegará sin necesidad de tener que hacer nada y te rindes al amparo de la noche... a la soledad de una nueva situación.

Y amanece. Descubres que hay partes de ti que ni conocías y que duelen. Y que puede que algo en el mundo muy gordo haya pasado, al nivel de que la tierra se haya salido de su órbita, basándote en el peso de la gravedad sobre tu cuerpo. Pasan los primeros minutos y las posibilidades de una catástrofe disminuyen aunque te sigues sintiendo el centro del universo. La verdad en esta realidad tan tuya es tan obvia como que el muerto de ayer eres tú. Y ahora ha llegado el momento de la dura resurrección.  

Ayer mientras elegía una imagen para un post que escribí, pasó algo inadvertido. No sé cómo, el caso es que hasta que después del desayuno no he puesto el pc para leer los periódicos digitales, no me he dado cuenta. ¿Casualidades? ¿Mensajes encriptados? Ni idea. No tengo mucha energía en esta cabecita mía como para pensar tantas cosas y de tal índole. El caso es que ayer mientras descargaba la imagen que encabeza este post, pasó algo, y esta mañana al arrancar mi cacharro ahí estaba. Se había implantado sola en mi fondo de pantalla, exactamente igual que hace seis años, días antes de la operación de mi madre, hizo lo mismos aquella fotografía donde las dos salíamos juntas sonriendo. La dejé y ha estado ahí cada día, recordándome ese instante en que el destino acontece y nada puedes hacer más que prevalecer a él.

No importa si te sientes como una niña pequeña e indefensa o como un demonio insalvable. Si frente a ti hay un camino de baldosas amarillas o un espeso follaje. La cuestión es caminar. No quedarse en ese punto inicial del camino desde el que sabes que partes de nuevo. No todo los muertos resucitan. No todos tienen la oportunidad de empezar de nuevo. No todos los amaneceres arrancan con rayos de sol, pero el sol sale cada día sin que su efecto pueda ser negado. Es la única verdad absoluta que alcanzo a reflexionar en este instante de conciencia tras la oscuridad. 

Comentarios