DÍAS DE VERANO.

 

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"No sé a quién demonios le gusta el verano" (yo)

Siempre me ha sentado el verano como una patada en el culo que no esperas recibir. Odio el verano, odio los días largos, el sol, la caló. No lo comprendo, la gente se activa con el sol, yo me echo a morir. Tomo vitamina D recetada por un tuvo, que todo sea dicho, me sienta peor que si me juntaran de aceite de cocina y me tumbaran en una plancha de acero a pleno sol. Mi doctora medio en broma, medio en serio me dijo una vez que parecía una vampira, por los bajos niveles de vitamina que tengo y que no creía que yo viviera en el campo. Pues si que vivo. Me gusta del campo vivir sin cortinas y la claridad, pese a que soy más de noches. Me sientan bien los espacios con mucha claridad. El sol no. El verano no. La caló no. Menos cuando vives en el área metropolitana de Sevilla y tienes que afrontar seis grados más de los que anuncian en los partes del tiempo. 

Vale, que ya sé que todos los años llegando estas fechas me quejo de lo mismo. Qué quieres... sigo pensando igual, joder, que el verano es para los ricos. Para quienes pueden pagar el aire acondicionado, o irse de vacaciones. Pero a los pobretones del montón, lo que nos queda es sudar y afrontar que se los calienta la cabeza. Está demostrado científicamente que el verano y las altas temperaturas afectan de manera considerable a nuestro órgano pensante. A mi hay un unico sol que me sienta bien... éste.



Es el previo que nos llega a la hora anterior de su puesta. Entonces si me gusta jugar con sus rayos porque siento caricias sobre la piel y no cuchilladas. Y si estoy dentro del agua que es mi medio natural favorito, entonces el conjunto es perfecto.

Me he criado a la sombra del guerrero. Del hombre fuerte que siempre fue mi padre.  Bajo el amparo de su ejemplo aprendí aquello de que no es más rico quien tiene más... Encontré el modo de ser feliz con pequeñas cosas. Hasta tal punto que siendo una pura galerna no necesito ni tan siquiera un mar empujado por el viento para sentir la vida latiendo bajo mi piel. Me basta flotar sobre el agua. No hay cosa que me guste más que flotar dentro de mi piscina de plástico. Sí, una simple piscina de patas con 75cm de profundidad... Pero puedo flotar. Me gusta poner las manos bajo la nuca, cruzar las piernas y dejarme ir completamente. Cierro los ojos y siento como la gravedad de la atmósfera y el agua hacen comunión con mi cuerpo y hasta con mi alma. Los ruidos externos cada vez son más leves, se amortiguan por el efecto de tener las orejas bajo la superficie... por el contrario mi arritmia cardíaca se hace más sonora. Me concentro en ella, en el latir descompensado de este corazón mío, en mi propia respiración y los voy acompasando hasta conseguir que mi ritmo cardíaco sea casi normal. A esa altura del momento ya me siento cual reposo del guerrero y no necesito nada más para ser feliz. Ni mar. Ni viento. Ni olas. Ni vacaciones... ni otro lugar del mundo que ese instante y lugar. 

Abro los ojos y contemplo que en esa postura y condición de fusión, cuerpo, mente y espíritu, el cielo siempre es azul entre las hojas de mi morera, que cada verano, me da sombra mientras envejecemos las dos. Los rayos de sol parecen jugar con las hojas formando haces de luces con colores dorados y tonalidades caprichosas que incitan a mis ojos y a mis sentidos a jugar con ellos. Es entonces cuando podría afirmar que hasta a mí me podría gustar el verano. 

Un zapatero rojo intenso se apoya en la punta del dedo gordo de mi pie. Rompe con su intromisión mi momento zen... Levantó la cabeza con sutil sigilo y me imagino como el más suspicaz de los caimanes del pantano. Observo al bichejo alado beber , acicalarse, todo tranquilo en mi dedo. Cierro los ojos y vuelvo a dejar la cabeza en gravedad, sonrío mientras pienso en lo feliz que es esa libélula, sin saber que está a segundo de golpe de pie mío y ahogarse. Fin. Así debería ser la vida para todo ser viviente. Libre del miedo a la muerte, capaz de asumir sin dramas una realidad a la que tratamos de engalanar para ver si así nos gusta un poquito más. De pronto algo me hace cosquillas en la punta de la nariz. Vuelvo a abrir los ojos y es mi amigo el zapatero. Lo sé porque mi cielo se ha vuelto rojo, desenfocado y se mueve en una vibración de alas. Me hace gracia e intento no reírme para no asustarlo. Cierro los ojos y vuelvo al instante anterior a su intromisión. 

Si el verano fuese esos momentos, podría decir hasta que me gusta. Pero en verdad lo que me gusta es la pequeñez del instante. De mi momento de ritual de vida, ese poco que uno mismo terminar por acondicionar y convertir en un todo, lleno de lujos que pocos podrían permitirse... con tan poquito. 

No, no me gusta el verano. Me gusta de él tan solo esos instantes en que dar unas cabezadas flotando se convierten en un todo capaz de hacer que me sienta parte de un universo infinito.

Ah, por cierto. Son verde oliva. 

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El color de mis ojos. 

Anoche me preguntaron por Instagram si usaba filtros. Manda huevos. A mis casi cuarenta y ocho años me encanta lucir arrugas. Pelo natural. Llevar la cara lavada. Hace un siglo que dejé de necesitar tantas tonterías para sentirme divina de la muerte. Cuando eres capaz de sentirte en el centro del universo en una charca... Jejeje... Pocas mundanidades te afectan ya. 

Me gusta mirar sin filtros, con la curiosidad de la niña inquieta que fui un día... que me niego a dejar de ser por dentro. Porque solo los niños saben disfrutar las pequeñas cosas. Ilusionarse con poco. Perdonar las injusticias. Igualar las diferencias. Aprovechar las oportunidades del momento y hacer grande las pequeñas cosas. 

Los días de verano aquí en el sur de España ya se encargan por si solitos de poner la nota de caló, realidad, y adultez.

Comentarios

  1. Nos has traído un montón de momentos muy intensos y bonitos. Opino igual, el verano son unos instantes, el resto, el resto es sufrimiento :) Cuando tienes que trabajar, cuando tienes que desplazarte, el Verano es simplemente un trozo de infierno anticipado.

    El zapatero no se hace preguntas, ¿verdad? Seguro que ni tan siquiera se ha planteado abrirse un blog, vive y recibe cada cosa sin preguntarse si la merece o no, si es justa o injusta su pequeña vida.... Para nosotros, seres evolucionados, eso es imposible, todo debe encajar en un balance, ponerse a un lado u otro del platillo de la balanza...

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    1. Y así nos va con tanta medición... 🤦🏼‍♀️😁😂😂😂
      Quién no fuera zapatero y no el político, ni el que tiene que trabajar con este puñetero clima. Yo me pido el del aleteo aunque muera ahogada en un instante de jugar con el agua. 😊😘

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  2. ¡Ahh! como te entiendo. Es ese instante en que no hay nada mas que paraíso y el resto con todas sus interferencias se desvanece.

    Sublime.

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    1. Me gusta que me entiendas porque eso significa que eres otro guerrero privilegiado.

      Por fortuna esos instantes son eso, momentos puntuales... Pero joder!!! Que bien sientan.
      😉😘

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  3. Leyéndote casi casi me empieza a gustar el verano! Esa segunda mitad de tu texto me enamoró...
    Un beso!

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    1. A mi sigue sin gustarme. ODIO EL VERANO. Son las once y media pasadas de la noche y hace más de 38° dentro de mi casa. Es horrible niña. Creo que he nacido para vivir por lo menos en Canadá 😁😁
      Beso!!☺️😘

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    2. ajajaj vámonos! Yo revivo en invierno! beso grande!

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  4. No me gusta el verano, a parte de tener carencia de vitamina D (Yo tengo que tomarme dos ampollas al mes) tengo alergia al sol, menos mal que aquí en el norte no son muchos los días de calor extremo -esta semana es precisamente de esos días, insoportable- pero siempre hay momentos en los que una se evade, se deja llevar por el momento, ya sea flotando en una piscina hinchable, en una charca u observando el vuelo de un halcón.

    Besitos, preciosa

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    1. 🤦🏼‍♀️😂😂...también en la vitamina D? Manda huevos. Y sí, cada 15 días, tienen guasa las ampollitas.
      Yo estos días parezco un ramo no salgo de mi charca paraíso. Aquí es un infierno literal. He montado una carpa junto a la morera y he creado más sombra. Me paso el día fuera porque dentro de la casa quema todo... deseando que pase el veranito la verdad. Yo no tengo alergia pero este sol tan intenso y encabronado no es lo mío, no.
      Besitos!!!😘😘😘

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