May MULATA: la primera de mi madurez.

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"Ahora no estamos en los viejos tiempos. 
En vez de una espada, deberías llevar una muñeca".
(Lloyd Alexander)

Es curioso, al escribir el título he sentido como si de pronto me pudiera trasportar al pasado y por mi memoria han aflorado los rostros de muchas de aquellas muñecas que formaron parte de mi infancia. Y fueron muchas, valga la redundancia, porque en ese sentido fui una niña muy afortunada. Mis padres nunca escatimaron en gastos sobre el tema.  Siempre en las fechas señaladas los regalos eran acordes a mi edad y las muñecas de moda, estaban entre ellos. Me proporcionaron juguetes de ambos roles, cuando la sociedad no era tan empoderada por querer imponer por fuerza que chicos y chicas interactúen y cambien juguetes. Recuerdo que si pedía un coche de carreras, a mis padres les daba igual y me lo compraban, o herramientas, o indios, o cualquier cosa con la que pudiera jugar sin tantas pamplinas de roles ni ostias. Era mucho de mecanos, de cosas para montar, de juegos artísticos y claro... de muñecas. Tuve tantas Barbies que terminé por ser inconquistable para cualquier chico al crecer y hasta llegué a aborrecerlas. Tuve que dejar mis Barbies es sus cajas para lidiar con la gangrena de mi abuelo en un hospital y nunca más jugué con muñecas, hasta ahora. 

El tiempo y las circunstancias han ido sacando poco a poco todas aquellas muñecas de mi vida. Sin embargo aquello que enraíza interiormente y forma parte de quienes somos, no cambia nunca. No, no soy ese tipo de coleccionistas que es capaz de organizarse, invertir y tener una estupenda colección. Tampoco me considero coleccionista, no caigo en pautas que veo que se repiten en este colectivo. Simplemente estoy en esa edad en que si lo que me gusta es pasar el rato jugando con muñecas, lo hago y punto. El resto de opiniones, lo que pueda parecer desde fuera, incluido el ser más friki de la media, la verdad, es que no me importa, jejj... me la repamplinfla. 

Todo empezó con esta May y con la aplicación de Wallapop donde las personas vende lo que ya no necesitan. Cuando entré en el apartado de muñecas, supe, que estaba en el lugar correcto.  Es como en los hospitales, un mundo aparte paralelo al ritmo de vida de quienes en sus sanas vidas no conocen la enfermedad. Dentro de un hospital imperan sus propias reglas y en el mundillo de los ojos durmientes, el vinilo y el plástico conviven diferentes perfiles y modos de entender el mundo de la colección. Todo sea dicho que al final la base se sustenta en la economía y en el tira y el afloja de oferta-demanda.  Hay quienes lo han convertido en un verdadero negocio y quiénes simplemente se deshacen de un modo medianamente beneficioso de aquello que ya no les hace felices. El segundo grupo es el que a mi me viene al pelo por mi limitadísimo presupuesto y mis grandes capacidades de ingenio para arreglar cosas. A ellos he comprado las muñecas que forman parte de mi reciente colección. 

Cuando la vi, pensé que ese día tenía suerte. Porque hacerla mía, me provocaba un intenso estado de felicidad. Se veía que necesitaba algunas mejoras. Pero eso no me importaba. Ni siquiera que las ropitas estuvieran bastante perjudicadas. 1982 quedaba muy atrás en el tiempo, y se notaba que la habían tenido expuesta. Cuando me llegó fue un show. Lucy ya me había comprado alguna... y con tonito de sarcasmo estaba allí plantada para ver que había comprado yo. Fue ella quien abrió el paquete y comenzó a dar arcadas. "Que peste, arg... se han meado en la muñeca". No sabia si cabrearme, morirme de la risa o qué. La persona que me la había vendido le había echado algún tipo de colonia antes de embalarla y el efecto que posiblemente deseó causar quedó aplastado por aquel olor a rancio y viejo que hizo a Lucy montar uno de sus números de chusma. 

Le di un buen baño de aromaterapia de vainilla y dejé en remojo las ropas. Mientras la peinaba y adecentaba un poco los rizos, opté por no "sacarle los ojos" como dice mi amiga Prozac, jejeje... necesitaba practicar antes en otra muñeca, ya que nunca lo había hecho. Y estos modelos antiguos son de vinilo, no quería sorpresas y que cuarenta años después por fin al conseguir una May mulata la pusiera con estrabismo agudo. O que el material al calentarlo cambiase de estado y no se recuperase, no sé... me preocupaba que se agrietara o algo así. Entendí a esas personas que dejan sus posesiones con los ojitos amarillentos antes que cagarla sin opciones de cambios para más tarde. 

El caso es que la tengo guardada con otras May esperando su turno de restauración.  En ocasiones cuando me estreso más de lo normal o si me sube la mala leche a niveles no deseados, donde no consigo concentrarme en nada de lo que antes me proporcionaba un momento de relax. Saco mis muñecas y juego un rato con ellas. Les arreglo cosas, practico y experimento técnicas, innovo ideas propias y sí, me gusta como me hace sentir esa actividad. Luego lo comparto en Instagram por si ayuda a alguien. Y lo que opinen los demás, lo que quieran imaginar o interpretar al respecto...  ya te puedes hacer una idea leyendo este post de lo que me pueda importar a mi, jejeje...

Comentarios

  1. Bien sabes amiga que todo el mundo tiene una opinión, y la mayor parte de las veces suele ser de mala baba, así que pasando de lo que piensen. A mi me gusta mucho ver cómo lo disfrutas y lo bien que se te da, aunque es cierto he llegado a pensar que eres un poco sádica sacando los ojos a las pobres muñecas, jajajajajajajaa
    Verte disfrutar ya en si mismo es un disfrute ;)
    Besos

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    1. Lo sé 😊,lo sé... ainsss.
      Soy muy exigente y pienso que justo por eso soy capaz de disfrutar con pequeñas cosas que... los malas babas no podrán entender nunca🤦🏼‍♀️😁😂
      Besitos.

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  2. Entiendo esa alegría de de pronto encontrar un objeto, un libro, disco deseado y la emoción cuando llega y por fin lo tienes en las manos.

    Salud

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    1. Esa ilusión de niños verdad Erik. Algo que nunca se debería de perder. De joven solía coleccionar algunas cosas, luego crecí y me hice práctica y zaboria... sepultando a mi niña interior. Hasta ahora, por fortuna ha sido solo hasta ahora.
      😊😉😘

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  3. Veo este tipo de actividades como algo parecido a la meditación. Entregas un montón de horas a algo que simplemente te llena. Sin un motivo económico, sin que la gente pueda entenderlo...

    Con los años he descubierto que esos pequeños momentos son los que merecen la pena... así que sigue, sigue haciendo eso que te llena y no dejes que te lleven la contraria ...

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    1. Pues sí, hay varias actividades así que me gustan. Todo lo que tenga que ver con reparar cosas me centra y me relaja. El extra de las muñecas es que probarlas y hacerles ropitas me conecta además con mi niña interior y eso no tiene precio. Ni siquiera me apetece imponer mi punto de vista, así que como diría Raphael... Digan lo digan....
      😁😁😊😘

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    2. Pues sí, hay varias actividades así que me gustan. Todo lo que tenga que ver con reparar cosas me centra y me relaja. El extra de las muñecas es que probarlas y hacerles ropitas me conecta además con mi niña interior y eso no tiene precio. Ni siquiera me apetece imponer mi punto de vista, así que como diría Raphael... Digan lo digan....
      😁😁😊😘

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  4. Me parece genial.
    Me has hecho recordar a los soldaditos que jugaba cuando era pequeño.
    Cómo disfruté con ellos.

    Besos.

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    1. Es lo que se siente, disfrute. Emociones que parecían irrecuperables y de pronto asaltan invadiendo y llevando al cerebro a estados que bien merecen la pena. Al mencionar los soldaditos he recordado lo mucho que me gustaba a mi jugar con mis indios de airgamboy. Tenía una colección impresionante entre ellos y los Playmobil 😊
      😉😘

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