La ventana.

"Yo creo que cada derecho implica una responsabilidad; cada oportunidad, una obligación; cada posesión, un deber". 

(John D. Rockefeller)

Me gusta sentarme delante de esa ventana indiscreta desde la que observo en silencio este mundo donde me muevo y he de interactuar con otros. A veces como hoy, inmortalizo el instante y lo que estoy viendo, y con ese gesto lo hago un para siempre visual junto a las emociones que experimento en ese justo instante.

Han pasado veintinueve años de esta imagen, y ahora soy tres años mayor que tú... pero en mi corazón de niña sigues siendo la madre perfecta, tan joven y serena, tan mayor siempre (en mi época y en la de la niña) pero siempre singular y especial, diferente a la mayoría de las madres que tenían nuestros amigos. Nunca fuiste una más entre las madres y eso siempre me hizo sentir muy feliz aunque nunca lo dijera. 

Hoy de nuevo esa ventana se abre frente a mi y te veo ahí con la niña en brazos, ha dejado de llorar y le estás hablando de las cosas que hace "Palomo" mientras le veís picotear el grano en el suelo y beber en el cuenco. Y te miro las alpargatas de puntilla, manteniendo sobre el albero las suaves mecidas del columpio... Y pienso que pareces una Gheisa experta caminando. Todo el mundo cree que puede dar esos pasitos, pero basta solo intentarlo para ser consciente de la singularidad, la técnica y vida que requiere un simple gesto. A menudo ni siquiera se ven, solo alguno tenemos esa capacidad... yo se que la mía te la debo a ti porque llenaste mis primeros años de fotografías como ésta. Todas archivadas en mi memoria interna, ellas me enseñan a seguir mirando los pequeños detalles y alimentarme de ellos. 

Cuando te enseñé esa foto me preguntaste por el momento en que la había hecho. ¿Te acuerdas mamá? Te dije que el cuándo era lo de menos y que lo importante de la fotografía era el porqué. Pero yo nunca encontraba las palabras para decirtelo. Crecí viendo esas manos suaves, ir llenándose de manchas pero siempre tan efectivas. Que cuando pienso en lo que significan unas manos de madre siempre veo las tuyas, apoyadas por ese golpe de rodilla continuo al que ningún niño se resistió jamás. Yo no lo vi. Lo que si presencié a lo largo de los años fue ese peregrinaje de madres que acudieron a ti con sus hijos inquietos y berreantes, y ese don especial que tenias para calmarlos en cuanto tus manos los sujetaban. No sabes madre cuanto necesito hoy ese toque. Ese era el porqué de esta fotografía. Lo quise hacer un para siempre para mi y para mi hermana que no lo podría recordar tal cual era. En ella, sostenida en tus brazos, me pude ver tantas veces de un modo que no podía recordar de mi propia vida, pero que tú  me supiste ofrecer a través de mi niña. 

Te miro una vez más, y justo hoy en este día que ya ha dejado de significar para mi desde que te fuiste, te digo eso que nunca me atreví a decir porque daba por hecho que ya lo sabías. Gracias mamá por darme lo más hermoso que una madre te puede dar después de la vida, a mi hermana. Porque ese bichito inquieto que hoy meces y columpias se va a convertir en la mejor madre del mundo un día  futuro, y aunque no tendrá tu paciencia, a mi me recordará siempre de dónde le vienen las capacidades. 

Feliz día de las madres Marichu, eres la mejor madre del mundo ahora que mamá ya no está... que nunca nadie te haga con sus puntos de vista, dudar de tus capacidades de madre. Porque si lo estuvieras haciendo mal, yo sería quien primero te pondría sobre aviso. Estoy muy orgullosa de la mujer en la que te has convertido. Y de la madre que estás siendo con tus hijos.