Comprometerse.


"La mejor manera de encontrarse a uno mismo es perderse en el servicio a otros". (Mahatma Gandhi)

Cuando con dieciséis añitos la mayor de tus hijos te dice que va a servir al voluntariado, una parte de ti se enorgullece con un peculiar sentimiento del éxito. Entonces lo sabes, que has triunfado en la vida como individuo que un día renunció a muchas metas personales por volcarse en la maternidad. 

Siempre he creído que una de las cosas más importantes que posee el ser humano es su tiempo. Somos seres con una vida limitada en el espacio-tiempo y los instantes que acontecen en el transcurso (indiferente a cómo los vivas) son irrecuperables. Pensar en ello me ayudó a enfocar desde muy niña una lista de prioridades y necesidades que fui descubriendo fundamentales para vivir con armonía y equilibrio conmigo misma. 

Quienes me conocen saben que gran parte de mi vida la he ocupado en el voluntariado: el activismo social, el voluntariado asistencial, etc. Donde se me necesitó, o se me reclamó a colaborar, allí que fui. También por iniciativa propia siempre he tirado pa' el monte en diversas formas de ayudar y servir al prójimo. Cuando me casé y tuve a los niños, incluso entonces, con la ayuda de Pepe que se quedaba con ellos, seguí en el voluntariado. Nunca me importó que hubiera gente que no entendiera, y que en su ignorancia, criticaran mi forma de ser o actuar. No voy a mentir, en algún momento sí que pensé que tal vez por ayudar a otros estaba dejando a mis propios hijos privados del tiempo de su madre. O como cuando me cuestionaban lo de perder mi tiempo y mi dinero en otros, cuando la economía no me era favorable. Pues el voluntario es aquel que además de invertir su tiempo en muchas ocasiones también invierte su dinero. Lo hace en causas que no le devolverán ni un céntimo de interés económico. A veces ni siquiera un gracias, ni un reconocimiento, a veces ni siquiera le proporcionará la felicidad esperada. Hay quien cree que el corazón y la conciencia van a hiperventilar en un éxtasis continuo por saber que has hecho lo correcto. Creen que hacer un acto lo más desinteresado posible te elevará a un estado de gloria... un mojón... como te descuides... sufres como un bellaco. Hacer lo correcto a lo único que te lleva es a seguir caminando por un sendero en el que caminan los que desean ser mejores personas. A vivir en unidad con otros, para construir si no un mundo mejor, al menos la oportunidad de nivelar las diferencias sociales y que se den las mismas oportunidades para todos.

Hace poco más de un mes durante la cena Lucy lo dejó caer. Este curso saldrá ya de la ESO y tiene pensado matricularse para estudiar un grado superior de integración social. A mi me habría gustado que estudiara otra cosa, la verdad. Pero ella siempre ha tenido muy claro las suyas. En ello tengo gran parte de responsabilidad, porque siempre les he inculcado, tanto a ella como a Iván, a perseguir aquello que les haga sentir bien y ser ellos mismos, sin que les importe no ir en la misma dirección que el resto. Soltó que estaba pensando solicitar plaza en el voluntariado de la asociación ASPACE para personas con parálisis cerebral. Su padre que a pesar de que es un buen hombre y bastante generoso con las necesidades ajenas, no ha sido tocado por el espíritu que impulsa al voluntario, enseguida empezó a preguntar qué cómo iba a invertir tiempo en cosas así estudiando. Yo preferí no entrar en lo que pasó de ser una conversación a una medio discusión familiar, cosa de caracteres que en casa los tenemos bastante elevados. El caso es que los entendía a ambos. A Lucy porque es algo que no puedes frenar, es una llamada que te grita desde dentro y no atiende a porqués. Es el motor de muchos de tus principios y de quien debes ser, del modo en que entendemos el mundo que nos rodea y la acción de movernos en él. Pero soy su madre, y aunque sé que no es mi posesión, siento que es mía, por eso entiendo a su padre y su modo de querer protegerla.

Educo a mis hijos en valores que creo que son fundamentales para crecer como individuos que pertenecen y deben vivir en un sistema social. Pero que no se deben dejar llevar por dogmas, leyes, ni costumbres de comportamientos adquiridas. Nunca me ha gustado la globalización, ni aquello que absorbe la identidad propia para asemejarse a una común impuesta a base de "buenismos". Encontrar el equilibrio en una sistema social que tira en los extremos entre el activismo radical y el conformismo... es ardua tarea. Me preocupa que enfrente sola, el abuso, la soledad, la decepción, y que se exponga tan joven a tener que dar cabezazos para romper muros. Aun así, sé que la experiencia bien merece la pena. Le dije que se callara y que ya veríamos qué pasaba... pero lo que pasó es que ya había mandado la solicitud y la llamaron en un par de semana.

Ella está ilusionada. La semana pasada la llamaron para una actividad en Sevilla  en la cual no pudo participar por la hora y circunstancias. Tenía que ir sola en tren y volver ya de noche. Pude acompañarla o ir a recogerla, pero llevar la contraria a su padre no era la mejor opción. Así que indignada con nosotros nos culpó de cortarle las alas, se pilló un berrinche, y llamó a su coordinadora para explicarle la situación y el porqué no podía participar. Ayer la llamaron de nuevo para otra actividad. Ésta vez en nuestra ciudad, mañana por la mañana durante la carrera que habrá contra la violencia de género, asistirá con el equipo del centro y algunos voluntarios como apoyo socio cultural a los pacientes.

La llamó por teléfono el director justo cuando subían al coche en la parada del bus. A medio día los recojo siempre con el coche ahí de vuelta del instituto. Lo primero que me dijo al subir al coche, fue que la iban a llamar de centro. Me lo estaba explicando cuando sonó su móvil y su carita se transformó al ver que era un número que no tenía en la agenda. "Mamá qué hago" me dijo sobresaltada por la improvisación de la llamada. "Cógelo" y le quité la voz a la radio y mandé a Iván que iba sentado detrás con su compañero de clase, que dejasen de hablar. Conduje con cuidado, con el corazón en un puño, oprimido en mis propios miedos pero centrada en la realidad e intentando pillar todo lo posible de la conversación. Ya que le estaba informando de lo que era la actividad en si y la parte que a ella le tocaría cubrir. Mejor que otros, sé lo que es sentir esa primera ilusión de sentirse parte de algo más grande que tú, que crees que va a funcionar de un modo concreto, preciso y efectivo. Y que rara vez las expectativas terminan en resultados afines a aquello que tienes en mente. Hasta en el bando de los buenos, existen injusticias, esa es la puta verdad. Y en ese pensamiento y en los recuerdos de muchas de ellas que he vivido a lo largo de mi experiencia como voluntaria estaba, intentando ser justa una vez más con mi labor de madre. Una que desea hijos autónomos que vivan sus propias experiencias. Pero que no puede evitar sacar las garras y estar en guardia en cuanto siento la amenaza en los límites del territorio que "me pertenece".

Y en esa batalla interior estaba cuando de pronto por la acera de mi lado venían dos de los llamémosles "mis chicos". Me bastó los escasos segundos de cruzarnos, me saludaron sonriéndome y yo les saludé con la mano. El tiempo pareció detenerse en un análisis eterno de la situación. Como a cámara lenta me detuve en todos los pequeños detalles, en sus ropas, el modo de caminar, el deterioro físico (la heroína... no es coca... cuesta que no se note) compunción, una dura y pura compunción por los resultados... eso es lo que sientes cuando ves que todo tu esfuerzo no sirve de nada. Que hay fuerzas en este mundo, en nuestras sociedades y en el pensamiento de los demás, que terminan por romper todos los esquemas para poner al hombre en el último escalón una y otra vez más. Y con ello tu resistencia a creer en ti mismo a jornada completa y sin tregua. Porque la verdad más absoluta es que cuando dejas de creer en los demás y de esperar en los demás... también dejas de ser, porque somos animales sociales, no somos "aliens".

Y mi hija está eligiendo una posición en armas, donde no podrá soltar ni la armadura, ni la espada. Como en un "flashback", las sonrisas de ellos dos me propulsaron a cientos de sonrisas, a momentos duros y a instantes inhóspitos donde también hubo miradas, palabras dichas o no, gestos... Las personas necesitan saber que no están solas, ni en su incapacidad, ni en las reincidencias a cometer los mismos errores, y lo más importante: que no son juzgadas sino  dignificadas por su condición de ser humano. Y en ese trabajo la parte más fundamental la ponen aquellos que no reciben nada a cambio, solo la ilusión y el esfuerzo de seguir soñando, y sobre todo, tomando partido activamente. Porque el voluntario es aquel que además de creer en los demás y en sí mismo, se compromete activamente en la causa. 

Comentarios

  1. No conozco a tu hija más que a través de tus palabras, pero por lo -poco- que he tenido el honor y placer de conocer tu ser, lo que es capaz de dar tu corazón a pesar de toda la carga de tus hombros... pues no dudo que "si de tal palo, tal astilla". Así que mañana mi pensamiento te acompañará (un poquito como siempre desde... ya tú sabes...) y cruzará los dedos porque todo le vaya bien al esplendor de hija que tienes... seres como ustedes sí que hacen tener aún esperanza en la humanidad 😍

    Besotes Mentito...y un abrazo de oso.😘

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    1. Mi Lucy es peculiar... no veas el temperamento que tiene... esa si que es una pura galerna. Si tuviera que definir a mi hija en dos palabras diría que Lucy es: Arriesgada y valiente. Es de las personas que son capaces de arriesgar por aquello en lo que creen y que además poseen el valor lo mismo para callar... que para meter dos hostias(literales)si se requieren.
      Besos, Alma... y abrazo grandote.

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  2. Simplemente tu hija está haciendo lo que ha vivido y Mamado en casa. Es un orgullo tu labor y la suya... ASPACE.. ha encontrado un ángel. Un paralítico cerebral, aun vegetal, no te dirá gracias, pero su cuerpo hablará por él. Lo sé, me consta.

    Un abrazo y felicidades a las dos.

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    1. Ha sacado la nobleza de su padre. Pepe es un buen hombre que sabe estar en su lugar, con mucha más constancia que yo. La visceralidad y las emociones siempre me han perdido. Creo que Lucy lo hará mejor que mamá precisamente por eso.
      Gracias Auroratris, un abrazo.

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  3. Hola Mento!
    Creo que nos has tocado la fibra con tus palabras. Diria que esta admirable decisión que ha tomado tu hija dice mucho de vosotros.
    Un abrazo!

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    1. Si te soy honesta me preocupa que sufra. Les he enseñado a mis hijos a no mirar hacia otro. De niños y a su nivel lo han hecho bien hasta ahora. Pero mi Lucy empieza a despegar en el mundo de los adultos. Y tengo miedo porque sé a qué se tendrá que enfrentar.
      Un abrazo.

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