365 días por delante y un camino que caminar.

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"Voy despacio, pero jamás desandando lo andado" (Abraham Lincoln).

Desde que el Homo Sapiens Sapiens gracias al proceso de humanización, a sus capacidades como especie, y a la cultura adquirida a través del aprendizaje se identificó como animal pensante, no ha dejado de buscar la forma de darle la vuelta a la tortilla. Es curioso como una especie que pierde su instinto natural biológico y que desarrolla capacidades con nociones y conceptos que pueden catalogarse en cuatro ramas como son: el concepto general, específico, normativo y antropológico, gracias a los cuales hemos terminado por ser la especie dominante en el planeta y llegar a no tener depredadores... terminemos por ser nuestro propio agente exterminador. 

Si aún dejando de evolucionar biológicamente, hemos evolucionado en cultura llegando a convertirnos en el eslabón más fuerte del reino animal, sin lugar a duda a sido gracias al concepto específico por el cual la producción de conocimientos y la realización de estos, nos ha llevado a realizar acciones, evaluar, y transformar la realidad natural humana. Eliminando la selección natural del individuo débil de la especie. Miles de años de evolución neuronal, de aprendizaje, de instauración de conceptos que nos unen, nos fortalecen, nos caracterizan y...

...¿Cuándo empezamos a cuestionar cosas como el deber, la responsabilidad y el derecho de defender algo que ha sido fundamental para la supervivencia de nuestra especie?

El anciano enseña, el joven aprende, el espécimen adulto y fuerte protege al más débil, es un ciclo analizado, ejecutado, cerrado, perfecto, eficaz... Entonces el yo se impone y lo jode todo y conceptos que han evolucionado a través de la cultura de una especie que se ha impuesto al medio, comienzan a ser cuestionados. Nos planteamos la capacidad de sacrificio para seguir dentro de ese ciclo, o si acaso, no es mejor ya que poseemos capacidad de raciocinio y puesto que el medio ya no es tan hostil para el individualismo... mirar por el bien propio.

Entonces me encuentro en la sala de espera de un hospital, mientras termino un año y comienzo otro cumpliendo con mi deber filial hacia mi padre (porque quiero aún teniendo otras opciones) mirando a una anciana en una silla de ruedas sola entre la multitud. Está asustada y perdida, desorientada. No hay ningún familiar con ella, (pienso que sí) la sociedad y el sistema la está amparando... pero no nos engañemos, esa mujer es el individuo débil y está sola a merced del depredador del desamparo. Yo no me cuestiono quién es, ni las circunstancia que la han empujado a estar en esa situación. ¿Se lo merece? No soy quien debo juzgar eso. Aquella mujer empieza a hablar a las personas que están más cerca, la ignoran, y comienza a pedir auxilio, treinta o cuarenta pares de ojos la mirabamos, nadie se acercó. Una señora por fin lo hizo, la abuelita quería ir al baño. Avisan a un celador que la lleva al baño. Yo me relajo de mi ineficaz e inexistente instinto de supervivencia, dedico mi atención a la herida de la cara de mi padre, y la pierdo de vista mientras el celador la lleva al baño.

Hora y media después quedamos en la sala unas diez personas. Y alguien empieza a gritar pidiendo auxilio de nuevo, viene del baño. Los presentes nos miramos unos a otros. (Por suerte no nos atacó ningún depredador a los que estábamos allí, hubiéramos caído todos en un minuto que se hizo un siglo) Miré a mi padre con mezcla de impotencia y excesiva necesidad de protegerlo y le dije que no se soltara la compresión de la cara y que no se moviera del carrito, que volvía enseguida. Un chico joven al verme correr hacia el baño me siguió, no me extrañé, los jóvenes terminan por ser mejores para estas cosas que los que ya estamos entrados en la madurez. Por algún motivo el celador había dejado a la señora frente al váter... ninguno de los presentes allí nos percatamos en todo ese tiempo.

La señora seguía haciéndose pis... allí olvidada, llorando me miró con desesperación y me dijo que habían ido por ayuda para moverla pero que no venía nadie. No me atreví a moverla con el chico al inodoro, porque no sabía que le pasaba así que empujé el carro hacia fuera y me fui a buscar a las enfermeras. Al revuelo acudieron y yo no podía perder tiempo en discutir o en reclamaciones, porque mi prioridad era volver a controlar la hemorragia de la cara de mi padre. Él pese a estar como estaba, me preguntó por la abuelita y si la habían atendido ya, me sorprendió que se hubiera dado cuenta de lo que pasaba. El modo en que me miró me lo dijo todo. Luego más tarde cuando ya todos se habían ido y nosotros seguíamos allí esperando los resultados de las pruebas que le habían realizado, me dijo: "pobrecita la mujer mayor que estaba sola, que triste es tener que verse así sólo".

¿Funciona nuestro sistema humanitario? Parcialmente sí. Pero cada vez que un individuo se cuestiona si está capacitado para realizar su parte de responsabilidad dentro del ciclo de la existencialidad de la cultura humana, la base de ésta se debilita. El hombre tardó miles de años en evolucionar biológicamente como especie, en humanizarse otros tantos...¿cuántos tardaremos en deshumanizarnos completamente? Me niego a ello, no me obliga la convergencia social, sino mi capacidad de elegir, la razón del valor de mis ideas, y mi modo de comprender las cosas, de regirme, y de someter mi voluntad. No es divergencia, sino aseveración de mi persona. Entiendo que no todas piensan igual, la capacidad de poder realizar algo es otra cosa, poder es querer, es observar, discernir, probar, volver a cuestionarlo, elegir de nuevo, ejecutar, una, cien, mil veces y terminar por ser uno mismo. No critico a nadie, no justifico, no me considero a mi misma ni mejor ni peor que otras personas. Pero cuando como ahora me quedo a solas frente a quien soy, desnuda de posibilidades de justificación, no quiero tener que señalarme a mí misma con un dedo acusador que señala todo aquello que pudiendo hacer, no hice. La paz no toca en cupones, es una gracia a conquistar y ganarla, no llega de la mano de la suerte, aunque a menudo es necesario un aporte de fortuna para mantenerla.

El tránsito del año pasado a este ha sido un lento caminar de horas observando el proceso de mi padre, de día y de noche. Y sí, me decía una persona al respecto sobre sacrificar la propia vida al cuidado de otros que es algo de lo que no todo el mundo es capaz. Yo no lo sé. Solo sé que miro a mi alrededor y no me gustan muchas cosas que veo en la sociedad a la que pertenezco. Que me resultan muy injustas y que justamente porque me resultan así, voy caminando con pasos lentos y acertados en paralelo, mientras elijo convertirme cada día en una versión mejor de mi misma.  Soy un individuo dentro de la especie, no limitado a las normas pensantes. A veces sometido por las circunstancias, pero que en última instancia, sé siempre que soy quien elige, conociendo además las responsabilidades de cada elección.


Comentarios

  1. El azar nos acerca situaciones, pero no hay destino predeterminado, lo que hacemos depende de lo que decidimos ante ese roce.

    Esa es la verdad que pesa. Hacernos cargo de lo que decidimos. Esas son las personas que me gustan, las que asumen lo que hacen y no culpan al mundo mundial.

    Yo suelo jugar a mi favor, elijo entre todas las posibilidades la que más me gusta.

    Y nunca me dejo limitar por normas que han colocado "otros" sin preguntarme. Es la primera frase de la columna de la derecha de mi blog: Inventar las reglas.

    Pd: Que lo de tu padre vaya a mejor.

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    1. "El azar nos acerca situaciones" me gusta esa frase, siempre he creído que la casualidad nos coloca frente a un destino y que elegimos basándonos en la experiencia y con la valentía que le echamos al instante.
      Gracias por tu deseo, va mejorando, poco a poco, pero es duro como un bisonte.

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  2. No dejes de contagiar con esa filosofía que tienes. Espero que tu padre esté bien.

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    1. No sé si mi filosofía pueda ser buena o pondrá a más de un persona en cuarentena, jajaja. Sí, va mejorando el viejo, gracias.

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  3. Que tengas un magnífico año.
    Tú y todos los tuyos.
    De corazón.

    Un abrazo gigante.

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    1. Lo sé Toro, lo sé y te lo agradezco.
      Otro para ti.

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  4. Feliz año Mento. Espero que tu padre siga mejor.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Es increíble el breve tiempo que requiere recuperarse. Yo alucino con la materia prima de los de esa generación. Pa mí la quería, jeje...
      Un abrazo grande Marian.

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  5. me has hecho sonreir en una mañana llena de luz y sol con un frio maravilloso que altera la mente

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    1. Pues me alegra saberlo ;) Hacer sonreír a alguien es uno de mis objetivos diarios. Me lo digo siempre: "Hoy he de hacer que alguien sonría"... y lo llevo a hierro. Aunque en verdad lo hago más por mi que por los demás, caminar entre gente seria es de lo peor que puede pasarnos. jejeje...

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