Crónicas de un lunes de mierda.

Pato Anas Platyrhynchos Agua De - Foto gratis en Pixabay

"El pasado nos limita, pero el futuro nos atemoriza. El único lugar seguro es el presente" (Isaac López)

Una escucha tantas veces eso de "no es como se empieza sino como se termina" que acabas por hacerlo una muletilla-muleta sobre la que te apoyas y buscas en diferentes acontecimientos y situaciones de tu vida el equilibrio. Mi lunes de ayer no pudo empezar peor. Como presentación tenía todas las características de ser un lunes de mierda. A primera hora tenía medico, la cita era para recoger las últimas pruebas que me hicieron. Al salir me quedé más de veinte minutos dentro del coche en los aparcamientos, con las ventanas subidas, soltando toda mi frustración y mi dolor. Llorar no sirve de nada, ya lo sé, pero a mi me ayuda a recomponerme y soltar tensiones. A ser capaz luego de mantener el tipo y mantenerme en pie al enfrentarme al mundo.

Lo primero que pensé, bueno... no pensé nada, simplemente me desesperé y me dejé llevar por el cúmulo de emociones, sentimientos contradictorios y mi idea de lo que puede llegar a ser el mañana. Cuando la realidad nos sorprende y nos cambia los planes hay que ver lo que termina por joder en un primer impacto. Luego pasada esa primera colisión, empiezas a asimilarlo en mejor medida. Al menos a mi me pasa. Suelo tener capacidad para centrarme en el ahora y no angustiarme por el después. Y aún así no evita que sufra la incapacidad de no poder cambiar lo que ya es y no está en mi mano solucionar.

Las primeras horas del lunes fue una lucha Sísifa contra mis miedos, esperanzas y modo de ordenar conceptos nuevos en mi futuro más cercano. Todo envuelto en un halo de melancolía y soledad humana que hace que me retiemble de nuevo. Llevaba dos noches seguidas teniendo esos sueños raros que me acompañan desde que tengo uso de razón, que afloran a mi subconsciente y puedo, a mi pesar,  recordar al despertar. Y digo a mi pesar porque cada vez que ocurre vaticinan cosas malas: accidentes, muertes, enfermedades, propias o de mi circulo más cercano. A veces para mayor desdicha tengo conocimientos plenos, como con la muerte de mi madre. Otros una angustia que me devora por dentro y que no puedo negar o hacer como si no estuviera.

Desde que mi madre murió soy incapaz de recordarla con nitidez en momentos bonitos. Y eso que me esfuerzo, porque me niego a recordar a alguien con una sonrisa como la suya con un rostro desconocido, y un cuerpo ultrajado por lo que la operación, y los recursos que usaron, dejaron al paso de querer salvarla. En mis dos noches de sueños raros, las vi a ambas. A mi madre y a mi abuela materna. Las vi con una nitidez tal... que al despertar no sentí la angustia del resto del mensaje del sueño. Solo sus caras mirándome, ambas diciendo cosas que no llegué a alcanzar, pero sus rostros llenos de seguridad y paz. Esas imágenes afloraron en mi lunes de mierda con una fuerza tal que me devolvieron el valor y el coraje de vivir aún sintiéndome pequeña e insegura por la nueva situación que he de enfrentar.  Allí estaba yo, en el habitáculo de mi vehículo desesperando y perdiendo el norte de mi capacidad de resistencia. Cuando sentí la mirada serena de mi madre. Todavía soy incapaz de entender como alguien con tanto miedo y tan insegura, podía mirar con ese aplomo y hacerte sentir la persona más fuerte de este planeta. Incluso muerta lo consigue seguir haciendo.

La tarde del lunes mejoró después de asistir a mi segunda clase de filosofía. Y mira tú por donde por una vez llegué a sentirme parte de algo más grande que yo, sin que me sintiera como un aplique añadido. Siempre he ido por libre en todas las facetas, grupos, en experiencias afrontadas en común... donde me he sentido diferente, la rara, la que no pegaba ni con Loctite, la gente siempre se conformaban con más facilidad que yo con las razones que recibían de un tema u otro. Yo siempre tuve la sensación de estar mal del cascabullo porque ni esforzándome por aceptar las reglas o lo estipulado podía hacer nada de aquello mi todo. Y por fin escuchando a mi profesor de filosofía descubro que ni siquiera soy diferente, jejj, solo una cabeza pensante, jejeje... demasiado pensante sin caer en rayamientos. Porque esa es otra... tengo una capacidad nata para no rayarme por muy gorda que sea la papeleta a solventar.

Así que lo que pudo terminar como un lunes de mierda y una semana en el mismo palo. Solo quedó en el lunes. Después eso sí, de pasar una noche a ratos entrelazando llantina, análisis y preparándome para un contraataque. Esta mañana me he levantado más fuerte que nunca. Sabiendo que posiblemente mi futuro se complique más de lo que quiero, pero sin miedo a ser capaz de enfrentarme a él salga el sol por Antequera. Frente a la enfermedad, a menudo,  el ser humano tiende a sentirse solo, pero suele ser en más ocasiones por el miedo que nos provoca lo desconocido del futuro... que por el dolor actual, o la capacidad de aguante del sufrimiento de este. Sí pudiéramos concienciarnos y aceptar vivir sólo el presente... cuanta ventaja pillariamos y cuantos lunes de mierdas nos ahorrariamos.