Responsabilidad personal.


"Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor". (Mat, 25,21)

A veces me siento como un extraterrestre entre los míos, en el mundo al que pertenezco, entre mi familia, mis amigos, los círculos sociales en los que por afinidad estoy e incluso entre aquellos con quienes comparto la misma fe. Me cuesta encontrar mi lugar, aunque tengo una personalidad fuerte. Soy difícil de entender y peor en la convivencia. No culpo a los demás. Cuanto más cerca de mi viven peor lo pasan, puedo adaptarme a vivir según sus costumbres, cambiar en algunas cosas, pero no puedo ser como ellos, aunque los ame infinitamente, y eso me provoca a menudo mucho dolor. No puedo ser quien no soy,  ojalá supiera como ceder aunque fuera en partes, pero no, y ser consciente me lleva a un sufrimiento interior. A veces me gustaría ser tan pasota como resulto aparentar para muchos. En verdad sí que soy algo chula, puedo estar muriendo de cáncer y ni me afecta. Tengo un medidor de estados y emociones algo rarito. Mirar de frente a la enfermedad,  al dolor de mis seres queridos, a su pérdida y preguntar si acaso no tengo sentimientos. Nada me tumba. Soy como una roca. Pero sufro como una pobre condenada con las injusticias, aunque sean con valores justificados. Jamás doy mi palabra si dudo de que pueda cumplir con ella. Es lo único que me hace diferente a muchos y que me queda después de cuarenta años de caminar en este sistema y al ritmo de una sociedad que no me representa. Puedo dejar de creer,  de amar,  de esperar, incluso de soñar... Pero mientras respire y tenga conciencia nunca cambiaré un ápice del contrato que haya respaldado con mi palabra.  Aunque me cueste la vida y/o aunque el precio sea en vida.

Estos días estoy hacia dentro,  me intento recuperar de un par de palos que me han dado sobre el costillar.  No quiero sacar al Cebrián interno para que tome las riendas de la situación. Conocer los términos del bien y el mal es lo que tiene. Si eliges el bien, bien elegido está.  Y si eliges el mal,  joder...  lo terminas por bordar.... yo me niego aunque sean la moneda de cambio que estas cuestiones requieren.  Por eso estoy hacia dentro, sopesando que hacer y el modo de elegir bien.  Porque elija lo que elija será mi responsabilidad personal.  Y si estoy aquí cuando se me pidan cuentas quiero ser yo misma con todas las consecuencias.  Fría o caliente,  no tibia.  No soporto la mediocridad de quien pudiendo optar a más se conforman en la estática y jamás arriesgan.  No les compadezco y tampoco les imitaré.