RAMÓN, RAMÓN... NO ME TOQUES LAS PALMAS QUE ME CONOZCO.


"Las cosas tienen un precio y estas pueden estar a la venta, 
pero la gente tiene dignidad, 
la cual es invaluable y vale mucho más que las cosas". (Papa Francisco)

     Mira, porque eres el más tocapelotas de todas las personas que usan el formulario de este blog y porque además eres cansino hasta la saciedad con un tema cuando te lo propones, te voy a responder en mitad de la tormenta. Y eso que yo no soy amiga de posicionarme, ni decir que pienso cuando el tema está calentito, sea cual fuere, menos si la gente lo agita como si fuera a ser servido como un cóctel. 

     Tú forma de preguntar me resulta muy abusiva, oye chaval, yo no sé porque pareces tan cabreado con la vida, pero te aseguro que problemas como los tuyos debe haberlos a mansalva, así que respira, que no te estoy llamado tonto, eh? Lo que te quiero decir es que no avasalles de ese modo, porque no sabes quien está al otro lado. No se puede generalizar, ¿vale? Dicho esto voy a intentar responder lo más tranquilita que puedo, porque no está el horno para bollos. Y lo que voy a decir para mi no es nada fácil. 

     Yo, como individuo, lee bien... yo, no la doctrina de la religión que profeso. Yo. No elegiré nunca la eutanasia como modo de acabar con mi sufrimiento en una enfermedad de larga duración o irreversible, porque en mi relación con Dios, creo que es en sus manos donde mejor dejo la voluntad de vivir. Yo... y para mi. Y por tanto, no seré yo quien firme para que se llegue a la aprobación de una ley que apruebe la eutanasia y no por principios morales, sino porque jamás depositaria mi vida en el amparo de leyes impuestas. No tengo que justificar mis razones más allá de lo que acabo de mencionar, simplemente soy libre de decidir y decir lo que pienso. Y por tanto también admito que entiendo y que respeto a quien en su libertad y dentro de su margen de dignidad decide elegir el modo y el cuándo dejar de vivir. Entérate bien, yo, no mi religión. Porque creo firmemente que Dios ama al hombre de un modo que va mucho más allá de muchos razonamientos humanos y de tantas cosas que oigo estos días a católicos y no católicos decir sobre la vida, el sufrimiento, la aceptación, la resignación y eutanasia sí, eutanasia no. 

     Mira, te lo voy a decir más claro. Mi padre tiene una enfermedad degenerativa. Ahora aún sabe decir lo que quiere. Y cuando le dio el primer ictu en 2013, aún viviendo mi madre, él dijo lo que quería si no salía bien. Mi madre sufrió en aquella hecha lo que no hay en los escritos, porque sabía que mi padre lo decía muy en serio, tanto que yo le dije a mi padre que no mencionara más el tema con mamá delante; que si esa era su voluntad confiara en que cuando llegase el momento yo me encargaria de todo y (.) Después de eso mi padre y yo hemos tenido muchas conversaciones al respecto de lo que desea cuando llegue el momento en que él no desee seguir adelante o no tenga capacidad de decidir. Y te digo una cosa, con la ley de mi parte o no, con justicia o sin ella, con el favor de la iglesia o su condena, así me condenase para la vida eterna (cosa que no veo posible porque la Misericordia de Dios es más grande que todas nuestras miserias juntas) te digo que porque amo a mi padre y respeto su voluntad, seré quien la ejecute salga el sol por Antequera. Así que has el favor de no tocarme más las palmas porque ya ves que yo estoy por encima de todas esas insignificancias que me mencionas. Y en cuanto a lo que me preguntas de Ángel, no soy quien para opinar ni sobre ese hombre, ni sobre su mujer, ni las razones, ni los porqués. Yo se los míos que bastante duros son ya y peor llegará el día en que se pongan, ¿crees que con semejante papeleta que tengo me voy a poner a  opinar sobre los demás? Bastante tengo que asimilar lo que me tiene  que tocar a mi si Dios no se me adelanta. Venga hombre...
 
     Ala miarma, descansa y pregunta de vez en cuando algo divertido, joder, que mira que eres intenso... ojú.

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