Caprichosa.

princesa vikinga
La Princesa Vikinga de Sevilla.

"Tomé una respiración profunda y escuché el viejo rebuzno de mi corazón: soy yo, soy yo, soy yo". 
(La campana de cristal,1963. Sylvia Plath)


     Me han llamado caprichosa... Bueno, bueno... en verdad la expresión fue "cabecita caprichosa" Y como soy bastante chula y voy sobrada de carácter, enseguida me subí a la parra. Me toca mucho las narices, porque una aptitud caprichosa es el resultado de una personalidad desequilibrada que no se sabe barajar dentro del canon de conducta que se entiende por razonable. Vamos, que es como que te llamen desequilibrada. Después del primer asalto, me paro un momento a pensar. No es lo mismo una actitud caprichosa, que una aptitud caprichosa. Y tampoco es lo mismo ser caprichosa, a tener una mentalidad caprichosa... ni siquiera... una cabecita caprichosa. Y sí, puede que en cierto modo mi cabecita sea caprichosa: arbitrariamente caprichosa y contradictoria, pues me rijo sólo por mis principios, ajena a principios no propios. Y sí, mi cabecita es jodidamente caprichosa, con una voluntad volátil, y también férrea... a juego con la fuerza de mis mareas. Cuando estoy convencida de algo, no hay tempestad, ni calma, que baraje la galerna. Y cuando rompo algo, lo asumo y lo pago, jamás toco nada que no pueda pagar. Pues sí, sí que va a ser que tengo la cabecita caprichosa, y soñadora, y realista, y mandona que te cagas. Con una voluntad desafiante y poco dada a la doma. Al final, va a tener toda la razón quien afirmó que tengo una cabecita caprichosa. 
Safe Creative #1811192930841