OBJETIVO 22 DE JUNIO: República independiente.

“Quien habla mal de mí a mis espaldas mi culo contempla.”
 (Winston Churchill)

     Esta es una de mis frases por antonomasia que hago mía sin intento de plagio a Churchill. Me gusta, porque yo no me caso con nadie, ni me importan las opiniones ajenas con relación a críticas sobre mi persona que no me aporten enriquecimiento alguno. ¿Arrogante?... puede que también lo sea. Pero ante todo, soy fiel a mi misma y a aquello en lo que creo y que he podido experimentar por propia mano. 

     Hoy escuchando a Villalonga impartir la clase sobre la II República en España. Me acordé de esta frase, de porqué la hice mía un día y la razón por la cual pese a no ser una mujer con un desarrollado nivel intelectual, no me dejo domesticar por doctrinas, ni a derechas, ni a izquierdas, ni arriba, ni abajo... Soy de esa clase de personas que nunca encuentran su lugar en mitad del mundo. Simplemente porque prefiero ir a pie a que me regalen una moto que antes han intentado venderme... ni "regalá" la quiero. A quien me quiera vender la moto le regalo yo mis zapatos, y me voy tan pancha caminando descalza.

     Donde quiera que me encajo, no oculto jamás mis creencias. Creo firmemente en la persona de Jesucristo, y creo en su Santo Espíritu por encima de cualquier otra verdad que conozco. Permanezco unida a la Iglesia católica, pero la verdad del amor con que me siento amada por mi Señor, no me permite ni justificar, ni culpar a nadie a dedo indicativo... ni dentro, ni fuera. Y si mañana cayera la Iglesia como entidad soberana... yo seguiría fiel al Kerigma. Si he de posicionarme lo hago dentro, fiel al sucesor de Pedro, pero no ciega. La fe del Espíritu Santo no dogmatiza, no adoctrina, el efecto de la Gracia libera, ilumina. Da capacidad al pensamiento humano de discernir y elegir libremente, de un modo que yo personalmente no he conocido en ningún otro lugar. Que nadie me ha podido demostrar con lecciones, con ejemplos, con hechos. Por eso nunca escondo mi fe, aunque reconozco abiertamente que no soy ejemplo de nada, ni siquiera de persona medio buena. Y cuando digo en ningún otro lugar, no digo que lo correcto esté dentro.  Dentro de la propia Iglesia el Espíritu Santo también tiene obstáculos y retos que solventar. Porque la Iglesia la formamos personas que no somos perfectas, y que cometemos errores, algunos de tal magnitud que humanamente ni son perdonables. Basta mirar atrás a la historia. Que cualquier persona preparada te de una clase de historia sin posicionamientos. Y uno por si mismo discierne para sus adentros. Basta mirar a tu alrededor en un presente adulterado, a menudo censurado, o con demasiada información, para que la gente no se detenga a averiguar las razones y los porqués. El error está, el daño está, el sufrimiento que se ocasiona está, las personas a menudo provocamos desenlaces nefastos por nuestra falta de cooperación para el bien. Y los hechos quedan como cicatrices imborrables en memorias que cuanta más capacidad adquieren, menos clasifican y más problemas tienen a la hora de localizar el archivo correcto que abrir.

     Hubo una frase de mi profesor que me llamó la atención especialmente. Dijo que no daría por valido términos como "los rojos" o "los nacionales" porque no son términos históricos, sino que corresponde al dialecto mal usado del español referente a esa época. Y que sin pretensión, más bien por ignorancia, comúnmente se puede herir el fundamento de la historia de algunas personas y crear conflicto innecesario. Me pareció una puntualización brillante, más allá de lo correcto en lo ético y la materia impartida. Yo que soy más de estados, emociones y tocar con tacto el alma humana, lo llevé y lo apliqué a mi terreno... y me lo pareció, brillante.

     Pues aunque la comparativa sea un poco atrevida por mi parte y sé que no son términos correctos. Sí que me he sentido muchas veces como una especie de "roja" o "nacional" (la capillita o la de izquierdas, la del valium espiritual o la revolucionaria) dependiendo a si estaba en un ambiente religioso o estaba fuera de él. Porque si en algo me he diferenciado siempre además de no esconderme a sido en que nadie me encasille. Tengo mi propia república independiente. Así me educaron mis padres, en la libertad (a veces, según edades, creí que me dejaron demasiada) hoy lo agradezco. Me ha servido para aprender. Quien no me conoce cree que soy una beata de muy señor mio. Y también una farisea de pecho partido. Como siempre me reitero, sólo hay una opinión que tomo en serio y las demás sólo las tengo en cuenta. No hace mucho un chaval de mi clase me dijo: Sacramento seguro que le ha votado a VOX. Y me hizo hasta gracia. Le pregunté si de verdad me veía votando a un partido con inclinación radicalizada a derechas. Él pensaba que como yo defiendo mi religión, en política era igual. Empezamos a dialogar varios compañeros. Y terminé por decir que yo no me había molestado ni en ir a votar en esas elecciones. Alguien dijo que eso era ser incívico... Pues sí, lo soy. Todavía y gracias a mi forma de solventar mis razonamientos, me puedo permitir ser incívica y hasta maleducada si me lo propongo. Pero eso sí, en ciertas cuestiones me permito el derecho a elegir libremente hacer lo que me de la gana, sin que nada, ni nadie (ni dentro, ni fuera, ni arriba, ni abajo, ni a derechas, ni a izquierdas), me diga donde están los términos. Porque en la república independiente de mi corazón, mando yo.

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