Capeando el temporal.

Maurice Denis, Crépuscule (Mujer dormida), 1892.
©Maurice Denis, Crépuscule (Mujer dormida), 1892.

"El valor es el resultado de un grandísimo miedo".
(Ferdinand Galiani)

     Hubo un tiempo en que yo tomaba pastillas para dormir. No tengo muy claro si aquellos eran días mejores o si acaso era peor de como me siento hoy. Lo único que tengo claro es que entonces dormía. Vamos... que dormía por cojones. Es lo que tiene ser una drogodependiente con receta médica. No importa la índole del problema que acontezca, o si tiene cura... las pastillas mágicas lo vuelven todo gris y plano, te entra la modorra y a otra cosa mariposa. No flipas en colores como cuando pillas un bolillón después de catorce cubatas de ron... Es el único tipo de droga que he consumido. No es que yo para flipar en colores, haya necesitado nunca demasiado, soy friki que te cagas por naturaleza y nací con el don de reírme de mí misma y ser feliz con cualquier estupidez. Así que lo del alcohol más bien eran cosas de la edad de hacer el cafre, que además lo hice también un buen rato. Pero es el único referente que tengo para hacer la comparativa. Estar hasta el culo de "lorazepan" no te hace flipar, en verdad lo que hace es que todo sea color "coño mona", que diría mi madre. De hecho yo necesitaba cuatro para ir dando cabezadas ya, cuando el destino tuvo la idea de pedir que ayudase en el equipo del voluntariado con el tema de la ayuda a la drogodependencia, y manda huevos... fui porque nadie tenía tiempo para ir a formarse y resultó que haciendo un curso para ayudar a otros conseguí ayudarme a mi misma y desintoxicarme. Desde entonces no he pegado un puto ojo en condiciones. Pero al menos los momentos que duermo, se que soy dueña de mi tiempo y de mis sueños. 

     Padecer insomnio es una mierda. Así de claro. Y quienes lo padecéis sabéis de que hablo. Lo peor es tener que afrontar jornadas de trabajo cuando te pegas un par de días sin pegar un ojo. Entonces si que flipas... pero en plan mala ostia, porque tus sentidos se ponen en alerta y tienes un desgaste descomunal. Y vives como un zombi entre el resto de vivos. Tienes días y días, y aunque parecen que son todos cortados por el mismo patrón, nada de eso... cada día está lleno de matices e instantes que a menudo te hacen sentir como un ser de otro planeta. Yo personalmente lo prefiero a lo otro. Claro que para aguantarme a mi con el carácter torcido, los que terminan por necesitar pastillas relajantes son los que tienen el infortunio de convivir conmigo. 

     A pesar de ello he de admitir que desde hace dos años no hay ni un solo día en que no haya deseado sucumbir, esa es la verdad. Volver al gris de meterme bajo la lengua un par de lorazepan y notar su efecto al momento. Descansar, olvidar y dejar de sentir como la gravedad terrestre me está revolcando a una fuerza superior a 9´8 m/s². En momentos así es cuando puedes comprender la debilidad humana y lo necio que podemos llegar a ser opinando sobre cosas que jamás hemos experimentado. Como la de decir que un toxicómano no es un enfermo o que se lo ha buscado, o que no sale de su dependencia porque no tiene voluntad. Para todo en esta vida hay que tener voluntad, pero a veces la voluntad por ella misma no da grandes resultados, por desgracia ni siquiera mediocres resultados sin la combinación de otros valores y apoyos que la alimenten, la nutran y la hagan resistente al desgaste diario. 

     En esto de la neurología pasa como en temas políticos, uno se harta de ver noticias y de comentarlas con los amigos, de participar en tertulias en el bar o en la cola de la pescadería y ya nos creemos diplomado en la ciencia. Yo siempre aconsejo a la personas que me preguntan que no se conformen con un diagnóstico, que como aquel anuncio famoso de detergentes... "busquen, comparen y si encuentran algo mejor..." ya saben... y si como yo tienen la fortuna de hacer un punto y aparte, que perseveren y si además encuentran razones para que las noches difíciles se consigan afrontar... vayan adelante sin medicación. A veces es mejor dormir a destiempo y bien, que hacerlo por cojones como te decía antes. Que tienes que cambiar el ritmo de tu vida, de tus relaciones, de tu trabajo, inténtalo. Quizás en la alternativa encuentres tu musa del sueño, o de la valentía, para soportar el destino sin edulcorantes. A veces ( y no digo que esta sea la verdad o lo acertado, solo es la voz de mi experiencia) es mejor que duela y sentir que uno está vivo, que vivir sin pleno conocimiento de ello. Después de todo eres la única persona que queda en vela durante incontables horas y quien permanece alerta. Yo recuerdo querer hacerme compañía muchas veces y razonar cosas que no podía, era como tener mi propio pensamiento preso de otras voluntades ajenas a la mía. Sentir eso es peor que la ausencia de sueño y peor incluso que el cansancio o el agotamiento por no poder dormir. Pero bueno, el temporal cada uno lo capea al fin de cuenta como se va pudiendo. Yo prefiero soportarlo a duermevela, aunque la tentación está ahí vestida de seda y me incite a caer en el suave y fresco roce... Luego ocurre que un día, al fin el descanso acontece y al despertar a suplido tanto el sueño... que me confirma que merece la pena la táctica usada y avanzar en la misma dirección.