#VIERNES DANDO LA NOTA 16: ... Mía. Ayer... Hoy.

cliché fotográfico, parte superior de un rostro de mujer con 40 años de diferencia.

"El hombre que ha experimentado un naufragio, se estremece incluso ante el mar en calma" (Ovidio)

     Llegan esas fechas en que nos revelamos como una urticaria que nos brota frente a una intolerancia. Detente. No seas como el resto de los hijos del mundo que se quejan de sus desdichas y reniegan del infante que duerme dentro de cada uno... ese que era feliz, que fue feliz en estas fechas, hace tanto que ya ni despierta para recordar. Detente. Solo párate. Joder no te dejes arrastrar por la masa, ni a un lado... ni al otro. Porque incluso cuando no tengas a nadie a quien mirar a los ojos, te basta mirar dentro de ti a quien fuiste, a quien eres, a quien aún puedes ser.  

      La Navidad es esa época del año en que puedes volver a ser tú sin sentido del ridículo. Y salir saltando una comba imposible con una guirnalda de espumillón. Esto no es carnaval, no es halloween, esta es la época del año en que debes vivir al margen del mundo y ser quien realmente eres sin filtro y sin postureos. Tienes la oportunidad de echar a volar el instante y soñar con los ojos del niño que amó, que esperó, que creyó que se podía... Y recuperar esa fuerza interior que no habrá circunstancia en la vida que te la aniquile, si sabes defenderla como una bandera imperecedera. 

      Nuestra maleta de complementos de vida a menudo es difícil de transportar y seguir caminando. Pero se puede. Si sacas ese infante que fuiste una vez, se puede. Recuerdas aquellos recursos qué sacabas de niño para todas aquellas situaciones imposibles... las reglas son iguales en este rincón de nuestras existencias de adultos. Dale sin complejos, ten valor de reírte de ti mismo, de tu dolor, de tu soledad, de tu sufrimiento. Atreve a usar un jerséis rojo de Navidad. Y revienta tu puto complejo... y tus reparos. Aniquila el sentimiento de incapacidad que la sociedad del "queda bien" a instalado en estas fechas. Tú hazlo solo por ti. Mírate al espejo y canta tu canción favorita con tu cepillo del pelo en forma de micro. Salta por los sillones. No tengas reparo a romper algo, o romperte. Ya sea a carcajadas o a llanto, no tengas miedo de reventarlo como si el instante fuera un cohete de serpentinas. Aprende a vivir tu momento, sin importar que parezca desde fuera, ni lo que haga el resto del mundo. Mejor  es parecer un chiflado que un puto resignado. Y mucho mejor, encuentra la capacidad de vivir por encima del que pareceré. Se tuyo, sin que importe que parezca.

     Y si encima tienes la suerte de tener alguien a quien contagiar esa puta locura del infante que fuiste una vez, no pierdas la oportunidad.

     Hace dos nochebuenas, pasé la última navidad con mi madre. Todos sospechaban que sería la última. Yo sabía que era la última y la vida se me iba en cada segundo de esa noche, intentando hacer un selfie perpetuo de cada instante en mi conciencia. El dolor era insoportable, no voy a mentir. Tan cabrón, y miserable como sigue siendo hoy... reventándome por dentro como un virus letal. ¿Pero sabes? Cuando se hace tan insoportable, hago lo mejor que se hacer. Miro mi devastación de frente y con una raqueta en la mano como hice esa noche, toco la guitarra y canto mi villancico favorito (o "It my Life"). Mi madre canta entonces haciendo los coros y palmas... y nadie: ni la muerte, puede ya quitar ese instante perpetuo de mi existencia y de la suya.
   
     Así que no seas gilipollas, ni temas serlo. Se quién eres... revienta tu límite impuesto. Te tienes a ti, no dejes pasar la oportunidad este año por querer aparentar algo que te has creído por resignación. La felicidad es de quienes no se conforman con lo que la vida impone. Y la Navidad es el instante del año en que la cunita del tren de la bruja para en ti, para que seas tan valiente como un niño y trates de nuevo de arrancarle la escoba, aunque te reviente a escobonazos. Súbete coño, y mañana si quiere te lamentas. Pero prueba, joder... demuestra quien puedes ser aún. ¿Tienes arrestos de subir literal a una de esas atracciones que hay en las calles estos días,  ponerte un minuto al resto del universo de montera y vivir tu momento?... Se admiten selfies de postureo solo por esta vez, si tienes el coraje de ser tuyo y demostrar que lo hiciste. Ver el niño sonriendo bien merece la pena un instante de ser como el resto y querer inmortalizarlo todo vía instagram. Aunque yo, para ser sincera, no pienso ni perder el tiempo en sacar el puto móvil cuando lo haga. 


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