OBJETIVO 22 DE JUNIO: El momento perfecto.

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"Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes" 
(Khalil Gibran)


     En enero de 2017 toqué fondo. Nadie se dio cuenta. A veces pienso que la única que lo sabia era ella, quizás por eso peleó durante 24 horas por quedarse, mi madre jamás me habría dejado en ese estado que yo me encontraba. Yo heredé en vida todos sus demonios, los conocía, sé que de haber podido se habría quedado. En mi estado aquello fue la gota que colmó el vaso. Dejé de existir literal, más que si hubiese sido yo la persona muerta. Lo malo es que yo seguía viva. Y como de costumbre seguí viviendo para los demás. 

     En mayo el año pasado estaba intentando sobrevivir... para no variar. Hubo quien tuvo el valor de darse cuenta y en lugar de compadecerse me arreó con toda su mala hostia, atreviéndose a poner nombre y apellidos a todas mis meteduras de pata que conocía solo de oídas. Y me llamó fracasada y me dijo que tenía lo que me merecía por cobarde y tonta baba. Como si ser cobarde fuera el único factor con el que he tenido que cargar toda mi puta vida. Puede que lo hiciera mal para mi, pero creo que he elegido siempre con el corazón a la hora de posicionarme. Ser el sostén de quien he tenido a mi lado a merced de perder mi vida en ello, pudo ser más a o menos acertado, pero fue mi elección siempre. Por ello no valen escusas, ni lamentaciones, aunque esté como estoy.

     Me desinflo. Estoy al limite de mi capacidad psíquica. Hablar de problemas mentales es como tener un cóctel de nitroglicerina en un vaso de tubo y que padezcas parkinson. Si no tienes a nadie alrededor con capacidad para tender su mano y proporcionar estabilidad... apaga y vayámonos. Las enfermedades mentales matan, quizás más lentamente que otras, pero de un modo más mortífero. Te anulan desde dentro y lo que hay fuera por regla general no acompaña, vivimos en un sistema que propicia el estrés La sociedad ya nace estresada, tanto, que se da por hecho que eres débil si no sabes acoplarte al ritmo. Casi nadie tiene capacidad para entender lo que encierra la vida de un enfermo mental. Y los que lo somos, casi nunca encontramos el valor de hacerlo publico como el que es diabético y va con su insulina a bordo... o el que es ciego. El handicap del que pensaran los demás es la primera loza a levantar, pero cuesta. Las personas podemos ponernos en el lugar del otro cuando la limitación es algo que podemos interiormente razonar. Es fácil ponernos en el lugar de una persona que padece una enfermedad terminal. Pero si yo te dijera ahora mismo que cada mañana me tengo que levantar con el pensamiento del suicidio atormentándome y tengo que hacer todas las cosas de un día a día con ese complemento directo y repetitivo... Lo primero que pensarías seguramente es "¿qué tendrá para decir tal barbaridad?" Y yo te diría, nada... desajustes hormonales, químicos, que desfavorecen mi sistema neurológico central, que me complican la vida hasta en los pensamientos más básicos y aun así tengo que respirar. Y respirar partiendo de un pensamiento de no querer hacerlo, joder, no veas lo complicado que es... es como tener un bondage en los pulmones mal realizado y no tener capacidad de liberarte. Es así, y no tienes por que entenderlo, es y (.) Yo he tenido la fortuna en mi vida de tener siempre personas a quienes ayudar, a veces es lo único que me ha obligado a seguir adelante. Justo para encontrarme en este momento, el momento perfecto. 

     Nunca he estado tan mal como me siento ahora. Podría seguir y soltarlo todo con una facilidad que me desarmaría y te quedarías con la boca abierta leyendo. Pero no. Simplemente diré que tengo que ponerme a estudiar porque mañana tengo examen. Y no voy a permitir que mi estado me reste nota. Y para eso voy a necesitar el tiempo que estoy invirtiendo ahora aquí. ¿Pero sabes? Ayer en clase, Valme, la profe de lengua al terminar la clase nos puso un vídeo de un minuto. Era una parte de la conversación de este chico  que te dejo abajo. A mi me zarandeó ayer cuando le escuché decir lo de los semáforos en la Castellana. Porque me vi tal como es mi realidad, corriendo con el gilipollas de turno haciendo ruido. Y también pensé en ti, que lees tras el poder del anonimato y que quizás... aunque ni lo sepas, también corres con los gilipollas de turno pisándote los talones... quizás estabas esperando leer algo así. Sea como sea, aprovecha el momento. El instante es lo que tiene, la perfección de hacer que todo cambie de un segundo a otro. 

     Pues naa... voy a seguir repartiendo hostias mientras corro, que aquí dentro tengo "pa" dar y repartir.


PARA AHORA QUE VAS A TODAS HOSTIAS...


...PARA CUANDO TENGAS UNA HORA . 

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