Mi Navidad.

Estampa navideña. Niña de dos años disfrazada de reno dentro un cesto adornado como si fuera un traje de Papa Noel. Con un reno de peluche a la izquierda.
"Honraré la Navidad en mi corazón 
y procuraré conservarla durante todo el año"  
(Charles Dickens)

     ¿A ver cómo escribo este post? Porque tengo tal pechá llantina (de felicidad) que tengo los ojos con los párpados más gruesos que los del camello de Baltasar.  Esta mañana estaba liada con el análisis de texto del ámbito de lengua, y el WhatsApp se me empieza a petar. Últimamente es que no doy abasto para tanta red social, ni grupos. Pero el instinto me tira a coger el móvil y mirarlo. Pone: "mensaje de mamá" y el corazón me da un vuelco. Me pasa cada vez que mi "orejas" me manda  algo o cuando me llama, que sale en la pantalla mi madre con mi hijo en los brazos. Ella, mi hermana, se quedó con el teléfono y la línea de mamá cuando murió. Yo... soy incapaz de cambiar esos datos en la memoria de la sim. Supongo que algún día algo fallará y se perderá, hasta entonces he preferido dejarlo así. Veo que son fotos y me imagino de quienes, de mis sobrinos. Así que hago un parón y abro el chat. El instante se detiene en una realidad que lo inmoviliza todo.

     Este año aún no he puesto ni el Belén, Yo era de las que llegando el mes de diciembre, ya tenía el equipo con los villancicos flamencos. Cuando nacieron mis hijos, los intercalaba con los clásicos para críos. En algún rincón a mano tenía algún instrumento típico de las fiestas y era fácil escucharme cantando villancicos. Desde que llegaron ellos, preparar los adornos de Navidad con materiales reciclados, hacerlos con ellos me daba la vida de nuevo. Los últimos años por cuestiones laborales yo estaba ya apagada, la salud tampoco me acompañaba. Pero la perdida de mi madre hace dos navidades, ha terminado por dejarme fuera de juego.

     Me siento como me sentí la primera Navidad que faltó mi abuela Cayetana. Yo tenía diecisiete años. Y se había marchado mi amiga del alma, la que lo sabía todo de la adolescente que yo era. Recuerdo que poco antes de morirse, ella ya me había anunciado que no llegaría a Mayo para mi confirmación, yo le decía: "¿qué va a ser de mi cuando te vayas? No podré soportarlo, sin ti no podré superar esto que tengo". Ella era la única que lo sabía. Y recuerdo que me dijo: "yo me iré y llegaran otros que ocuparan mi lugar y por quienes encontrarás siempre el modo de mantenerte en pie" La realidad fue que ella se fue y yo me hundí aunque nadie vio como me fui perdiendo en la oscuridad.

       Había alguien que conseguía que yo sacara fuerzas de donde no sabía ni que las tenía. Era mi "orejas" con aquel interminable flequillo que yo le cortaba y aquellos ojillos entre tristes y vivarachos. Mi niña tenía una mirada que obraba el milagro en mí, devolviéndome a la vida. Mi Marichu era mi batería, la que me cargaba las pilas cuando yo estaba ya en límites imposibles. Por ella siempre quise seguir adelante. Era el regalo más hermoso que la vida me había dado en quince años y yo no podía ser desagradecida con tal presente.  Así que cuando llegó la Navidad, la primera en que mi abuela no estuvo, mi niña llenó con su ilusión todos mis vacíos. Me mantuvo a flote la niña que yo tenía dentro y me impulsó a cometer mil locuras en post de nuestras ilusiones que eran de purpurinas y bolas de Navidad, de Santas barrigones, de camellos, de Reyes, de Nacimientos, de árbol de Navidad, de todo lo que gusta cuando somos niños y los mayores no te lo joden con su puto moralismo. Yo le quería dar el mayor tiempo posible esa niñez y alimentarme a su vez de ello.

      Hoy al abrir el mensaje y ver a mi sobrina, la de la foto de arriba, se llama como mi abuela... Cayetana y es la tercera de cuatro hermanos. El mundo se  me paró. Es clavadita a su mamá en esa imagen. Con esos cachetes, la sonrisa contenida, los ojillos... el flequillo (nena, al final tanto decirme que te jodía el flequillo de pequeña y ahora resulta que se lo haces tú a las tuyas, manda huevos), el caso es... que me sentí como si la existencia me catapultase a muchos  años atrás, veintisiete. Y mi espíritu se fundiera en otra existencia que también fui, esperanzada, ilusionada, vivaracha y feliz. Toda la felicidad de una vida entera, concentrada en un instante y comprendí que un año más la Navidad llega. Siempre llega para quienes nunca perdemos del todo la esperanza.

     Puede que mi Navidad este año no sea la que a mí me gustaría. Ni que pueda compararse a la de otros, ni siquiera en fechas. Para mí la Nochebuena se hizo presente al leer el mensaje de mi niña que decía: [12:55, 19/12/2018] Mamá: Parece k esta vez se lo está tomando en serio. [12:55, 19/12/2018] Mamá: Voy a empezar las navidades contenta. Y para mí, la felicidad de los míos es la única razón de mi existencia. No importa que mi Navidad ya no sea como eran. Ni siquiera que la ausencia de mi madre se me encajone entre las costillas como un "aliens" queriendo salir a escena. Ni que ver la decadencia de la salud de mi padre sea un mazo mortífero que destrona a cada golpe al que ha sido siempre el dios de mi devoción. Ni que tenga doscientos putos € en el banco hasta el día diez y aún no he comprado nada para las fechas en que estamos... Nada es lo suficiente cruel y duro para enfrentar ese instante, en que al ver la foto de mi sobrina, todas las Navidades de mi vida se han hecho una. Explotándome  dentro  y dejando tras el estallido una paz renovadora. Esa experiencia hará que ésta, también sea una bonita Navidad. La mía, y no la que la gente de ahí fuera intentan vender. Mi Navidad, la que merezco, la que nadie puede ya quitarme. Mi Navidad que no es equiparable, ni comparable a la Navidad de nadie más. La mía, mi Navidad. La que Dios pelea, conserva y me muestra, justo en el instante perfecto para que yo pueda disfrutarla sin que nada, ni nadie me lo arrebate. Hoy he querido una vez más compartirlo contigo, porque son estos los instantes irrepetibles, los que bien merecen la pena dar a conocer.

─Mamá, si desde algún lugar consigues leerme con el ojo ahí to bizco... Sonríe... Todo está bien. Podemos hacerlo, lo estamos consiguiendo. Feliz Navidad mamá, Feliz Navidad.

Safe Creative #1812190320658