Verdades.

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"Puede decirse que es un defecto ser demasiado profundo. 
La verdad no siempre está dentro de un pozo". 
(Narraciones extraordinarias-1856; Edgar Allan Poe)



Manda huevos...
Venía a soltar toda mi melancolía escribiendo, es una buena terapia a veces. Y esté siempre a sido mi diván de soltar locuras. Elijo una frase acorde de las que me gustan y vienen bien con los momentos actuales que vivo. Decido ir a buscar una imagen que le venga bien... Suelo ser repetitiva en mis actos cuando de escribir un post se trata. Se que quiero contar, y siempre sigo los mismos pasos. A veces como hoy me sorprende Google y me cambia hasta el estado, y no el del perfil, si no el de mi ser. 

Hoy me ha pasado. Abrí la configuración de entrada con el interior cargado de angustia. El peso de saber que a veces no importa lo mucho que luches, te sacrifiques, trates las cuestiones de tu vida y a quienes están en tu entorno más cercano con la profundidad y la responsabilidad que merece... Al final la verdad prevalece, y ahí una verdad que se impone por encima de cualquier sacrificio humano. La vida es lo que es, con sus historias y entresijos, con sus finalidades que terminan por instituirse ajenas al esfuerzo proporcional que invertimos en salvarlas. Las cosas no siempre son justas, por muy buena voluntad que le desees poner. Y que en el fondo seas buena persona e intentes actuar y obrar en el día a día como tal, no te va a eximir de sufrir la realidad del ritmo de la vida que va en paralelo a ti.  La vida es lo que es. Somos individuos intentando hacerlo bien, a veces tenemos exitos, otras... el éxito se da con otro nombre que no nos hace ni puta gracia, pero es lo que acontece y ya está. La fe mientras tanto, te ayuda como un sostén invisible, que solo eleva el busto por ayudar a la espalda a no soportar el peso y no por dejar un escote divino de la muerte. 

Estaba en buscar una imagen como te decía. Y me sorprende Google con esta de la cabecera. Me ha recordado al viejo patio que había en la casa en la que me crié por lo mucho que se parece al de la casa de mis abuelos paternos. Antes de las obras tenía un pilón como ese. Llegando la calor a Sevilla, mis padre lo vaciaban, lo encalaban, lo llenaban de agua limpia para que yo me pudiera bañar dentro. En invierno servía para alojar a mis carpas y para el agua de las macetas de mi abuela. Ella tenía todo el patio y la azotea llenos de macetas y flores, era su afición. Durante la obra de la parte trasera de la casa, estuvieron a punto de quitarlo, se quedó reformado dentro de lo que había en el proyecto, por mi. Era mi lugar de la casa. Mis padres se sacrificaban por mi a lo largo del tiempo del baño. A veces manteniendo a mis carpas en unos bombos para poder echar cloro y mantener limpio el pilón para el baño. Otras veces vaciando cada semana y recuperando así la limpieza desde cero, porque a mi me encantaba sumergirme con mis carpas de colores. Fui una niña feliz, sí, a veces lo fuí. Recordar esos momentos del pilón me ha descargado el peso presente. Después de todo, me reafirmo en que somos estados, así que a veces es mejor dejar las profundidades y emerger a lo efímero. Después de todo terminan por formar los mejores recuerdos y dejan el mejor sabor de boca en el acto. 

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