Con A de te_quiero.

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"Todas las cosas son buenas o malas por comparación" (Edgar Allan Poe)

Ese momento en que las fuerzas me fallan hasta tal punto que deseo renunciar a vivir más que cualquier otra cosa. Debería sentirme agradecida a la vida. Mi nueva sobrina, la cuarta, ha nacido en el minuto siete de este día. Pero yo me hundo en lo más profundo de mi desesperación... donde no hay luz, ni antídoto, ni Dios que yo deje penetrar. Necesito una dosis de vitamina A que me recupere y me devuelva el coraje de vivir. Pero el poco que me queda, se me escurre en lágrimas traicioneras por los rabillos. Las muy cabronas no saben ni escaparse bien, me traicionan por la retaguardia. 

Entonces Carolina de tres años advierte que estoy llorando y se me queda mirando, le sonrío y disimulo, pero debo hacerlo como el culo porque ella sigue con el entrecejo fruncido mirándome. Se acerca, pone su cabeza en mis piernas, me abraza estas y me dice: Tita, tita, tú sabes una cosa? te quiero, te quiero como quiero un helado. 

Me aplatano y ya no se si estoy llorando o riendo... o que coño hago. El caso es que me doy cuenta que el helado hace milagros cuando estás de capa caía. Aunque no te lo comas como en las pelis americanas en bol grande y pijama viendo películas románticas. Jejeje... Pues sí, va a ser que las dosis de Amor que curan el alma llevan te quiero con A de helAdo. 

Ya me da igual derretirme... que te quieran como al helado es de los amores más honestos y edificantes que conozco.