A MI NO ME VENDÁIS LA MOTO...

underneath and inside
(ÜLYA ÖZDEMIR)

"La perfección del que imparte órdenes es ser pacífico; del que combate, carecer de cólera; del que quiere vencer, no luchar; del que se sirve de los hombres, ponerse por debajo de ellos" (Lao-Tsé)


¿Comedores sociales para que los padres alimenten a sus hijos?
Lo oigo de refilón en las noticias y me dan retortijones las tripas. Se me quita la hambre física, y me dan ganas de vomitar. En un país justo, lo último que deberían barajar como medio de ayuda serían los comedores sociales. Ahí está la prueba de que las cosas se hacen con equidad, o con muchas tarjetas black operativas. 

A las familias con riesgo de exclusión social hay que protegerlas con dignidad. Respetando y no dañando su dignidad como personas capaces e iguales. Que buena es la gente dando un plato comida a los pobres, ya pueden dormir tranquilos que hicieron su buena obra del día. 

Vergüenza de medios que proponen y de quienes lo proponen como un recurso de choque. Eso debería de ser lo último. Cuando los hijos de los que mandan, se sentasen a la misma mesa que los hijos de los que llevan sin poder aportar un sueldo a casa años. 

Cuando era una cría y no tenía ni puta idea de política (ahora sigo sin querer tenerla) Escuché al señor Fraga en una entrevista decir que él solucionaba el país y las pensiones. Quitandolas y poniendo comedores públicos para que los viejos fueran a comer. Pensé que aquel hombre era un monstruo, o que no tenía abuelos. Porque a mi me dolió el simple hecho de imaginar a mis abuelos sin pensión teniendo que ir a ponerse en la cola de un comedor, con lo que habían luchado por tener su casita propia y vivir independientes a la mala voluntad de sus hijos que quisieron meterlos a un asilo. Era algo indigno para personas que llevaban toda una vida luchando. No importa la edad que tengan las personas, su dignidad como ser igual a cualquier otro, debe prevalecer por encima de su condición económica o cualquier otra (y no me meto a opinar dando razones morales y lo que pienso por mi fe sobre la dignidad como igualdad del amor con que nos creo Dios) Es que, se mire, por donde se mire, es injusto.

A las familias hay que acompañarlas, facilitarles los recursos necesarios. Fomentar su autoestima y no anular la poca voluntad que queda cuando la vida te lo va quitando todo y te resignas, más que aceptar, a lo que te ha tocado vivir. 

Vergüenza me da. 

Cuando no cuidaba de mi padre las 24 horas del día y era voluntaria de la Cáritas parroquial de mi barrio, me encargaba de atender las acogidas. Por encima de cualquier situación que se me plantease, el respeto a la dignidad del otro era una prioridad. Los niños intocables, no tienen porque sufrir angustias que no les corresponden por edad. Y siempre intenté con los recursos existente que se disponía, llevar a cabo el acompañamiento buscando la mejor solución para que a lo difícil de la situaciones que traían los demandantes, no se le acoplase el sentirse como gente de segunda clase sin recursos, que necesitan ser salvados. Porque no es así... pero así es como muchas personas terminan por sentirse, mientras otros se largan a sus casas muy satisfechos de haber realizado una obra social buena. 

Así que si esa es la solución que tienen como choque al problema, por mi parte y diciéndolo lo más educadamente que me sale... Se pueden meter el comedor con todo el menaje por donde les quepa. Que cuando yo no tenga trabajo, ni ayuda familiar, ni acompañanmiento, ni perrito que me ladre... para dar de comer a mis hijos... ya asaltaré la nevera de alguien. Pues a eso es a lo que lleva el instinto de supervivencia de las personas cuando se niegan a ser tratados como miserables. Métanse su buenas ideas y su buen hacer por donde les quepa y que les aproveche.  


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