ANIVERSARIOS.



"Al principio todos los pensamientos pertenecen al amor. Después todo el amor pertenece a los pensamientos" 
(Albert Einstein) 

Hoy hubiesen cumplido 44 años de aniversario. Es curioso, mientras desayunaba frente a él, mirando esa infinita tristeza que hay en su ojos, me acordaba del año pasado. Llegué del trabajo y lo primero que hice fue ir a buscar a mi padre para decirle que si se había acordado que era su aniversario de boda. Como era de esperar no tenía ni idea. Le dije que entrara para adentro y felicitara a mamá y le diera el regalito, un bote de colonia y una crema perfumada que le traía pues sabía bien de sobra que él como siempre no se acordaría. Refunfuñando y diciendo que eran tonterías, aún así cogió el paquete, dejó lo que estaba trabajando en el huerto y subió a casa a felicitar a mamá. 
Al rato viene mi madre aguantando la risa a mi casa y me da las gracias. Me hago la tonta como si pudiera engañarla, le digo que no, que está vez es que papá se ha acordado de verdad y me había pedido que le comprara algo de su parte. Y mi madre lo da por aceptado aunque no se cree una mierda. Jeje... no podía engañarla. 

Hoy... levanto los ojos por encima de mi padre y veo el calendario de cocina en la pared colgado, con ese 8 en número rojos. La Inmaculada Concepción. Curiosamente yo nací justo nueve meses y 8 días después. Hoy hubiesen cumplido 44 años de aniversario. Más otros 10 de noviazgo que tuvieron.
Intento imaginar lo que es vivir toda una vida con alguien, como han vivido mis padres. Recuerdo las lagrimas de mi madre, como antes de irse al hospital me pidió que pasara lo que pasara nunca abandonara al Barboa. Sus palabras fueron: Prométeme que aunque el Pepe y él discutan tú no le dejarás si no salgo de la operación. 
Yo no quería que se preocupara más, pese a que me temía que no saldría bien. Me sentí tan sobrepasada que le dije que si se iba a poner asi que mejor no se operara. Rompió a llorar y ya no podía hablar. Me dijo que ella sabía que cuando no estuviera, nadie podría soportar a mi padre como se le pondría el humor. Prometemelo. Me increpó. y le dije que mi padre era mio. Y que se muriera tranquila si tenía que morirse.
La noche antes de la operación en el hospital, me lo volvió a hacer prometer. Mi madre amaba a su hombre, por encima de sus limitaciones. Por eso cuando se la llevaban para quirófano le dije a padre: bésala. Él no quería, insistí. No olvido ese beso que les vi darse.

Llevo desde Mayo viendo a mi padre cada mañana durante el desayuno como se va deteriorando. A veces reímos juntos, otras lloramos, a veces se ha enfadado y no ha desayunado, a veces se queda en su casa cabreado y no come ni allí.
Hoy estaba especialmente triste. Y yo con la lección aprendida para no venirme abajo. Estábamos desayunando en silencio, los ojos se me iban sin remedio al 8 rojo en el calendario.
De pronto mi padre hace una mueca y me dice que me va a contar algo. Pienso que por una vez en su vida se ha acordado. Pero no. Entonces haciendo figuretas con la cara para aguantar el pucheros me empieza a contar que ha soñado con mi madre. Que estaba dormido y que la ha visto perfectamente, muy claro, tanto que se despertó. Entonces empieza a llorar. Me quedo mirándole, aguantando el tirón sin venirme abajo. Y él llora y entre llantina me dice que algo debe existir. Que él no cree en esas cosas de los espiritus y lo que nos tienen metido en la cabeza de la vida tras la muerte. Pero que ha visto tan claro a mi madre que es imposible que solo fuera un sueño. Entonces cuenta que se despertó y hasta encendió la luz porque la veía en la oscuridad ya despierto. Pero que al encenderla, estaba solo. Y se rompió a llorar.

Entonces he sentido como se me derramaban los chorritos de lagrimas por los rabillos. Si, como los dibujitos chiños. Así lloro yo cuando no quiero llorar y cuando me traicionan los ojos y no mantienen dentro las lagrimas.
Le pregunto a mi padre si mamá le dijo algo en el sueño y me dice que no. Que ella estaba de pie junto a la cama y que se dobló y le dio un beso y se quedó de pie mirándolo.

Entonces le digo que tenemos que ser fuertes y si no simplemente echarle huevos.  Y tras un ratito de llantina empieza a contar cosas de cuando se casó con mi madre y cuando nací yo. Y cuando nació "mi orejas" y cuando se operó para no tener más hijos. Y me contó una vez más que nunca imaginó que se quedaría solo sin su compañera.

Las navidades siempre empezaban en casa en el puente de la Inmaculada Concepción con  la celebración del aniversario de bodas de mis padres. El 13 con el Santo de mi hija. La fiesta de la Natividad y el 30 el cumple de mamá...
No sé como enfrentar la salida del 2017. Esa es la verdad. Porque Eneronunca volverá a ser lo mismo, siempre llegará pegando fuerte. Pero este año, cerrarlo... se me hace imposible. Pienso en que gracias a Dios el año pasado lo celebramos intimamente en casa todos juntos y mamá se llevó eso. Puede que al otro lado los recuerdos permanezcan. Esa fue siempre mi intención, y que los míos tuvieran un recuerdo bonito de la última navidad juntos.
No pensé en mi en ningún momento, no me preparé para esto. No para ver el corazón de mi padre menguar. Como madre, siempre pensé que mi padre se pondría insoportable. Que el carácter le empeoraría y que tendríamos que torearlo a capote... lo hubiese preferido. Por Dios lo juro que sí. Yo estaba preparada para asumir eso, no esto. No sus llantos, sus silencios, su falta de apetito, su desgana por sembrar, o cuidar el huerto, o regar... o no levantarse de la cama hasta las once o las doce de la mañana... Mi madre se moriría de nuevo si levantara la cabeza. Ninguna nos imaginamos al Barboa así...

No, no sé como voy a cerrar el 2017... Tantas cosas dolorosas... Definitivas... Una sola buena... y llegará el 2018 y será como empezar de nuevo a contar meses... Y esperar que con el tiempo se me desdibujen ciertos recuerdos e imágenes que me rompen por dentro y me desangran.

Bueno, alguien me sorprende en directo, justo ahora mientras escribo. Me envía un vídeo. El que hay al final del post. Y me quedo así como... esperando. Quizás existen los milagros a esto que llevo por dentro. A esto que me sobrepasa, que me puede, que me está ganando la batalla. Y es que me siento tan pequeñita e impotente frente a las situaciones que tengo que enfrentar a diario. Y aparece Ella... la pura imagen de pequeñez y confianza.

Hoy ha sido un día especial por varias razones, duro de afrontar a ratos, y llevadero en otros. Llega el invierno. Llega fuerte. Pero tengo esperanzas y razones por las que mirar al cielo y seguir luchando. 

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