Nunca el tiempo es perdido.


Creemos que podemos poseer el tiempo... Pero solo vivimos paralelos a este mientras transcurre...

El tiempo sigue su ritmo propio. No importa si el hombre ha aprendido técnicas para querer limitarlo. Encerrándolo en estaciones,  contándolo por espacios de horas con que intentar medir su duración. 

Incluso pensamos que lo perdemos... Pero el tiempo sigue ajeno a nuestras situaciones, transcurriendo,  en un solo estado de entendimiento que lo domina quien lo crea... 
Sólo Él sabe que puede pasar mañana, solo Él domina el poder hacer o deshacer. 

La vida sigue su curso siempre, aunque uno se quede parado y piense que el tiempo se nos escapa de las manos. No es tiempo lo que se pierde, son estados lo que atravesamos. Estados del alma,  del ser, que nos elevan o nos aplastan según las experiencias que vivimos y entonces... El tiempo resulta ser la quimera que lo envuelve todo. Que parece trasportarnos... Pero no es así... 

El tiempo nunca curará nuestras heridas si no buscamos el remedio para su cicatrización. 




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