TE DIJE PACIENCIA.

     A veces Señor creo que entre Tú y yo hay un lenguaje que no llegamos a sincronizar bien. Yo me aferro a creer que eres Tú quien no me entiende, pero en el fondo se que soy yo la que no quiero comprender la mitad de la veces.
Pero jolines... Si te pido paciencia, no me des dos gatos y encima de estas características.

     Estoy preocupada por mis hijos, por la falta de paciencia que tengo con ellos. Te pido una señal y... toma, "pa" que me entere. ¿Pero cómo me haces esto?

     Los niños aparecen con dos gatos recién nacidos aún pegados a resto de bolsa de la placenta y hechos un asco. Me imagino tu cara divertida desde hay arriba viendo la escena. Yo ya como las locas, les riño a los niños por quitarle a la gata los gatos, voy con ellos a donde los han cogido y solo hay ocho gatos muertos comiéndoselos las hormigas. Ni rastro de la madre. Iván y Lucy comienzan a llorar cuando les digo que los dejen allí que ya vendrá la madre. Miro al cielo buscándote, no te veo y te digo que ¿qué clase de paciencia pretendes darme con este acontecimiento?

Los niños siguen llorando, esta vez detrás de la ventana de la cocina, mirando en dirección a donde hemos dejado los gatos. Rezo para que la madre pronto llegue y se los lleve. En medio de la oración salta Lucy: Mamá eres muy injusta. Tú nos dices que abortar es pecado y que hay que defender la vida porque es de Dios. Pues los gatitos también son de Dios. Intento explicarle la diferencia entre los humanos y las bestias inferiores. Pero mi exponente va perdiendo criterio a medida que recuerdo todo lo que me decían mis padres cada vez que llegaba con algún animal abandonado a casa.

¿A quién va a salir mi hija?

Señor, te llamo en mi pensamiento y te pregunto que debo hacer, te he pedido paciencia y me has puesto en un compromiso, eso no vale.

Nos asomamos, yo convencida de que me habías escuchado y ya no estarían allí, si hombre, no iban a estar. Y encima comiéndoselo las hormigas. ¡¿Dios mio, como me haces esto?!

     Los cojo, les sacudo las hormigas, por lo menos un millón, y los veo tan pequeños, con sus ojillos cerrados, la tripa colgando, pienso en lo que me va a costar sacarlos adelante, quizás sea mejor darles un cepazo y listo. Tengo muchos gatos en la parcela y solo Violín es nuestro, no puedo decir que si. Y entonces veo a mis hijos orgullosos viendo como le quito las hormigas a los cachorros. Mi Lucy se las sabes todas: Mamá por favor son criaturas de Dios, merecen una oportunidad. (PACIENCIA MENTO, me digo y respiro). En cierto modo tiene razón. Yo aprendí mucho de pequeña de historias así, y no solo los gatos merecen una oportunidad, también mis hijos de aprender.

Así que ahora... Tú sabrás como nos la aviamos. Pepe enfadado, no quiere ni un bicho en casa, mis padres idem de lo mismo y entre mosqueo y mosqueo a los dos negritos estos hay que meterle la jeringa con leche cada hora. ¿Crees que tengo yo paciencia para eso?

     Sinceramente Señor yo no te entiendo. Te pido paciencia y me das a estos dos pequeñajos que necesitan la del Santo Job para sacarlos adelante. ¿Cómo si no fuera difícil ya sacar a mis propios cachorros "palante" sin Pepe en casa? Y encima mi Lucy le pone al suyo Pentecostés, ¿con qué animo voy yo ahora a decirle a mi padre que les de un golpe de gracia?

     Siempre he creído que no tengo instinto de madre, no se que me quieres decir con esto, pero lo que pienso no me hace ni puñetera gracia. Otra vez que te pida paciencia me lo pensaré antes. Aunque la verdad es que la necesito, hoy más que ayer.