EMAIL ABIERTO PARA BELEN.

Belén, Belén. Ni la central de Coca-Cola me encendía la chispa estos días. Y vienes tú a decir que echas de menos mis palabras. 

Eres como ese vivo pececillo de colores que cada día te me apareces por la red. Me vienes a visitar, me traes tu amistad que resulta tan agradecida como una bella flor. Nunca faltas un día, siempre aunque solo sea para decir Hola. ¡Dios!

Yo soy incapaz de eso, ni siquiera por las personas que tengo al lado y más quiero. Te admiro por tu constancia. Tus sonrisas las veo tras tus palabras escritas y te veo con esa sonrisa que ya conozco. 

Me encanta desayunar contigo todas las mañanas. Sí, las mamás dejan a los niños en el cole y van en grupitos al cafelito del bar de la esquina. Yo vuelvo a casa, me pongo la tostadora y mientras conecto el portátil... ahí estás. Una de las mejores compañías para desayunar. Cada mañana tengo tu comentario. Una de las compañías a las que ya me he acostumbrado. Mañanas como la de hoy en la que anoche no dejé la entrada publicada y no estás, son... más solitarias. Hace muchísimo tiempo que desayuno sola. Desde que conocí a Pepe, primero trabajamos en el campo juntos y luego ya cuando nos vinimos a Dos Hermanas yo siempre estaba fuera trabajando a la hora del desayuno.  Ahora ya, ni los fines de semana. Casi siempre desayuno sola en mi cocina, escuchando las gallinas del vecino que tiene el corralito cerca de  la linde del terreno y mi puerta trasera (la de la cocina da a su corral).

Como dices que echas de menos mis palabras, aquí van. Te voy a contar lo trágico-cómico de mi desayuno de hoy... jeje. Esta mañana salí a arreglar unos papeles de la baja por enfermedad (el tribunal aún no ha decidido que hacer conmigo) Gracias a Dios la eutanasia no se aplica (...) Ahora además de depresiva soy diabética, agárrate. Eso eran los ratos de muerte que me daban, y yo culpando a los nervios. 

Pues esta mañana salí con mi madre, a lo de los papeles y desayunamos en el bar, no se si por falta de costumbre, por el cambio de hábitos o porque la azúcar se me puso por las nubes. El caso es que terminé tirada en un escaparate literalmente. Y a eso el teléfono sonando en el bolso con la canción del Barrio esa que dice: Porque sin ti ya no soy nada (...) Era lo que me faltaba, solo una persona tiene ese tono, mi Pepe. Así que mi madre me buscó el teléfono y me dijo quien era, como si yo no lo supiera ya. Luego me dijo que me había dicho tan insistente que era él, porque se imaginaba lo nervioso que se iba a poner si le decía que estaba tumbada en el pollete de un escaparate. Me pregunta si lo voy a coger, claro, cualquiera no se lo coge. Porque entonces me quema el móvil llamando, se preocupa más de lo que debiera, esa es la verdad. Y esta es la conversación: 

Yo: Dime

Pepe: ¿qué? ¿has desayunado ya?

Yo: sí (casi no podía hablar del aflatamiento que tenia)

Pepe: ¿Qué te pasa, que tienes la voz rara? (Jeje, venia "pa" detective)

Yo: Na, no me pasa na, que estoy aquí haciendo un anuncio.

Pepe: Mira, ¿qué estas hablando?(con tono ya serio y expectante)

yo: Niño que estaba aburrida y me he puesto aquí en un escaparate a hacer un anuncio de tallas grandes.

Pepe: Déjate de cachondeo ya y dime que te pasa ¿qué estas en el hospital?

Yo: Casi, pero no. Estoy "tirá" en un poyete de  un escaparate.

Pepe: ¿Pero que te has caído o qué? (como siempre ando "roando")

Yo: (me río) De momento no, solo me he sentado y como no se me pasa... he decidido tumbarme a lo largo y me he puesto de modelo. Ya te lo he dicho.

A mi Pepe le da mucha vergüenza cuando salimos y me pasa algo así. Como yo llevo tan mal lo de estar donde hay mucha gente, me mareo y antes de caerme me tiro al suelo o me pongo donde sea. A mi me da igual, no tengo sentido del ridículo. Pero él es muy corto, tanto que hasta parece darle vergüenza por teléfono. Porque no me dice nada y se queda callado. Me da la medio risa y le pregunto que si está o ha colgado y que no se preocupe que estoy bien y que le llamaré cuando llegue a casa. 

Sin duda Belén ya me he acostumbrado a desayunar contigo y con los demás hermanos de la blogosfera. Tanto... jeje... que cambio mi rutina y mira como termino, por los suelos de modelo. 

Nada, que mañana nos comunicamos otra vez desde la cocina, con las gallinitas de tertulianas y los email y comentarios de los amigos.

Gracias Belén por estar siempre.