VIVIR EN UNA NUEVA ESPERANZA. LA HISTORIA DE BUNGA.
Hoy voy a contarte la historia de una lucha por la supervivencia. De una esperanza que no decae, de la luz que la fe puede dar a nuestras vidas aún cuando andamos en la mayor de las oscuridades.
Desde Indonesia el Padre Alfonso Widhi, me ha enviado este correo contándome una historia real, para que en mi blog infantil la compartiera con nuestros peques. Al leerla he sentido que mis hijos son unos grandes privilegiados en comparación a los niños que intentan sobrevivir en otros países no tan afortunados. Y eso que España está en crisis y ya las familias de los sectores obreros comenzamos a pasar necesidad. Algunas ya en situaciones criticas. He pensado que no solo a los niñ@s le vendría bien una catequesis de vida. Que a mi me hacia mucha falta, que tal vez tú también necesites escucharla.
LA HISTORIA DE BUNGA.
Esta historia real
comienza en Jakarta,
una ciudad de doce millones de habitantes. A las tres de la mañana,
una niña de 12 años va corriendo a la estación en la Pasar
Senen (al centro de la ciudad) a coger
un tren que sale de la estación de Jatinegara
(al sur de la ciudad). Su esfuerzo no fue inútil. Se aferró a la
puerta y logró subir.
Cuando llega a su
destino en Jatinegara,
se sienta en la estación y espera a otro tren que viene desde Bekasi
(un barrio que está más cerca de la ciudad). Nada más llegar el
tren, esta niña accede a él entre los empujones de otros muchos.
Los adultos que la rodean la empujan de derecha a izquierdas sin
mirar que es una niña, ellos tienen la misma intensión. De hecho,
este tren es un tren de corto recorrido que une las distintas
latitudes de la ciudad, lo que aquí llamamos un cercanías, o un
metro interurbano.
¿Qué se hace en el
interior del tren? Es una pregunta muy interesante. Esta chica no es
un pasajero común. Ella trabaja! Su trabajo es recoger las botellas
vacías de plástico. Botellas de agua mineral que otros pasajeros
tiran, también recoge los periódicos y todo el papel que los
pasajeros ya no leen y han dejado abandonado en los vagones. Tiene
que darse mucha prisa, pasar de subir y bajar a los distintos vagones
y repasar las estaciones, todo entre prisas y empujones de los que
son mayores que ella. Este trabajo termina de nuevo donde empezó en
la estación de Pasar Senén,
diferenciandos entre botellas los tamaños grandes de los pequeños y
ordenando los periódicos y el papel recogido. Solo cuando ha terminado
este duro trabajo puede prepararse para ir a la escuela. Alrededor de
las seis de la mañana está lista para hacer frente a otra tarea.
Pues también intenta estudiar.
Está estudiando en
la escuela!
La fatiga eclipsa sus pies y sus manos, pero no se puede llorar. Ella es consciente de que hay que trabajar para ganarse la vida y tienen un estilo de vida sobrio. Su vida es muy diferente, debe ganar con el sudor de su frente el salario antes de poder ir al colegio a aprender. Unas mil rupias, el equivalente a diez céntimos de €. La escuela termina pronto, más o menos a medio día y entonces aprovecha para descansar. Es la única vez, porque después de una siesta buena y santa, tiene que volver a trabajar en la estación de Pasar Senen a recoger las botellas de plástico vacías o la venta de periódicos usados. Que los pasajeros los usan para sentarse en el suelo, hablando. Este tipo de discurso es típico de Oriente, donde la gente se sienta en el suelo, compartiendo las experiencias del día, contando historias o simplemente comunicar las noticias con facilidad. No hay una formalidad. Allí las personas usan el suelo para sentarse mientras conversan y Bunga intenta vender el periódico que ha recogido o el papel, que la personas utilizan para sentarse sobre él.
La noche es un
tiempo precioso para estudiar. Aquí los estudiantes aprovechan esas
horas tranquilas para el estudio, pero allí la noche dura muy poco
porque desde las tres de la mañana tiene que estar en la estación.
Entonces ella tiene que dividir el tiempo para estudiar o hacer los
deberes, y para trabajar. Además también necesita un descanso
adecuado. Que a veces comparte con las horas que pasa trabajando.
Esta es la vida de Bunga
(su nombre significa flor) Su vida es como la de muchas niñas allí
en su país. Su madre trabaja en lo mismo, recogiendo y vendiendo en
la estación las botellas vacías y el papel. Su padre vive sometido
al alcohol y le gusta emborracharse. Así es la vida de Bunga, con un
futuro muy malo, intentando estudiar en un medio muy duro porque es
muy difícil compaginar el trabajo que tiene y las pocas horas que
dispone, una vida muy sacrificada, para tener que seguir igual.
La hermana de Bunga
que vivía con una tía tuvo que volver y vivían en su casa pequeñita
de dos metros del binarios del tren, allí vivían cuatro
personas.
José,
es un buen hombre, el ángel blanco de las estaciones y las zonas
rurales. Él siempre esta atento a a los chicos que viven en las
calles y las estaciones. José tiene conocimiento de la historia de
Bunga y su hermana, las niñas que recogen botellas, y que están en los
contenedores, que han sido maltratadas por su padrastro. Al saber de
esta noticia, trató de hablar con su madre para que pudieran
regresar a su casa y vivir juntos en una
casa de acogida, donde les garantizan seguridad, estudios y tener las necesidades básicas cubiertas.
La situación se
complicó cunado José fue a hablar con los padres. El primer problema fue causado
por sus padres que no estuvieron de acuerdo. Insistieron en que las
chicas debían de quedarse con ellos. Inmediatamente José se puso en
contacto con otro hombre más rudo de la zona, Cak
Baasyir Rozak, para afrontar al "padre"
de las niñas. Al final, con un "poco de" insistencia "Cak
Rozak” fue capaz de hacer cambiar al padre de opinión. Gracias a
Dios que el padre cambió de forma de pensar y dejó marchar a las
niñas a la casa de acogida. Porque no se pueden romper los
sentimientos de estas chicas con su familia. No se puede cortar el
vínculo creado a lo largo de la vida bruscamente. Sin embargo, la
madre de Bunga las animó para que buscaran un futuro mejor, dejando
su pasado atrás como una etapa que se cierra. Bunga ha aceptó los
consejos y se embarcó en una nueva vida en el albergue.
Los años han pasado
como el viento. Ahora Bunga (la niña con nombre de flor) está
escribiendo la tesis para terminar sus estudios en la escuela de
leyes. ¿Hay realmente una nueva esperanza? La vida ha de continuar
...
¡Que bonita historia!
ResponderEliminarEl P. Alfonso es Misionero Javeriano, ellos tienen historias muy bellas, conozco personalmente al P. Tiberio Munari Chiomento, que ha escrito muchos libros así como la historia que narras, él fue también uno de los primeros difusores de las apariciones de la Virgen María en Medjugorje, si buscas libros de él, encuentras muchas historias, el nació en Padua, pero estuvo varios años en Navarra, ahora esta en México, es un gran escritor. Bueno los Javerianos te platican muchas anécdotas muy edificantes. Gracias por compartirla.
DTB!!
Preciosa y conmovedora historia,Mento.
ResponderEliminarGracias por compartirla.
Un cariñoso saludo amiga mia.
Saudade de te visitar. Bjs.
ResponderEliminarMento, esta claro que la vida se escribe día a día y que su argumento no concluye hasta la última línea.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esta historia me recuerda que debemos ser instrumentos de Dios .
ResponderEliminarComo tú dices, Mento, ahora que a nuestro alrededor encontramos tantos problemas, solo con las personas cercanas que lo pueden pasar mal podríamos hacer como José.
Amig@s tod@s, es cierto que tenemos que ponernos las pilas. Salir de nuestro circulo más cercano que somos junto a nuestra familia y procurar ir llegando cada vez un poco más lejos ayudando. porque para eso hemos sido llamados. para darnos en la medida que podamos.
ResponderEliminarUn abrazo a tod@s.
Ala, luego dices que escribes y cuentas mal.... pues hija mia, estás hecha un crack con tus historias y tu apostolado.
ResponderEliminarUn beso
Preciosa historia Mento, y bien contada de esta niña que es solo una entre los miles que debe haber por esos lugares que tratan de estudiar y trabajar, se esfuerzan y buscan salir adelante. Cuanto tenemos para aprender y agradecer! Un abrazo!
ResponderEliminarGracias Angelo y Ludmila por vuestros comentarios. He de decir que la historia quien la cuenta es el padre Alfonso desde Indonesia a través de un correo que me ha enviado, yo solo he añadido algunos cambios por la dificultad del idioma en la traducción. tengo que decir también que para mi ha sido una bendición contactar con este sacerdote y ver como maneja el idioma. Verdaderamente Dios es grande en medio de su pueblo.
ResponderEliminarBesitos para los dos.