SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA.

   

En la Solemnidad de hoy, la Iglesia nos pone esta lectura del Apocalipsis:

Entonces se abrió el templo de Dios, el que está en el cielo, se vio en su templo el arca de la alianza en medio de rayos, voces, truenos, terremotos y fuerte granizada.
Una señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba en cinta y gritaba con los dolores del parto y las angustias de dar a luz. Otra señal apareció en el cielo: un dragón color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos; sobre sus cabezas, siete diademas; su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo y las lanzó sobre la tierra. el dragón se puso delante de la mujer en trance de dar a luz, para devorar al hijo tan pronto le diera a luz. Ella dio a luz un hijo varón , el que debía regir todas las naciones con una barra de hierro. El hijo fue arrebatado hacia Dios y su trono. Y la mujer huyo al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para ser alimentada allí durante mil doscientos sesenta días.
Oí una voz potente en el cielo que decía:
Ahora a llegado la victoria, el poder, el reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías.
(Ap.11,19a;12,1-6.10a)

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MADRE
ENSÉÑANOS A VER EL MOMENTO FAVORABLE.
Hoy tu Hijo reúne a los hijos de Abraham. Comienzan a llegar a miles desde todas las naciones a la Ciudad de Madrid en España.
Protege Madre a todos, que los espíritus inmundos no roben ni uno solo de estos pequeños que hoy vienen al encuentro de tu hijo Jesucristo.
Cuida MADRE de todos nuestros hijos, que por el dolor de tus entrañas al ver morir a tu Hijo en la cruz, sean salvados los nuestros en la esperanza y el perdón de los pecados.
REINA de los ángeles, ordena a tu ejercito celestial luchar por los que hoy escuchan la llamada. Que fructifique en este comienzo de jornada las vocaciones de nuestros jóvenes y que tus ángeles guarden sus corazones con el aliento del Espíritu del Padre.

Madre, que tu cercanía al padre sea la estela que alumbre nuestro camino a la vida eterna.
Vuelvenos tus ojos misericordiosos a todos los que nos falla la salud, pero no las ansias de seguir.
Concedenos fortaleza, que la apatía,no nos lleve al aburrimiento.
Que el ímpetu de la juventud nos sea devuelto para seguir a tu Hijo en la persona del Santo Padre, a cualquier rincón del mundo que seamos convocados, para gloria de Dios Padre por medio de Vos y de tu Hijo Jesucristo.