Anécdotas de la Providencia.

Cuando cambié el otro día el perfil de mi blog, escribí convencida las palabras, aunque eso no evita que el ser se imponga y te haga sufrir las situaciones presentes. Los que me vais conociendo  ya conocéis mi situación económica familiar. No es fácil vivir un mes sin ingresos, menos dos o tres. Pero lo cierto es que Dios provee y aunque no sea fácil, se va saliendo de todo.

El viernes unos amigos invitaron a mis padres a pasar el fin de semana en la playa en un piso que tienen. Como no ando bien de salud y encima son mis padres los que nos están dando de comer estos días, mi madre rechazó la invitación. Sin embargo Guillermo que es el amigo, no aceptó la negativa en vez de ir mis padres tuvimos que ir todos. Mis hijos, a los que les encanta la playa y apenas si pueden ir, se volvieron locos, a pesar que aun no es temporada. A mi se me vino el mundo encima. Sufrí tres crisis de ansiedad antes de poder subirme al coche, pero lo hice, mas muerta que viva y no exagero. Todo sea por los niños me decía. Pepe me dijo que a una malas si me ponía peor nos volveríamos. Tuve mis momentos malos a lo largo del fin de semana, agradezco a mis padres, a mi marido y a Guille y Mari Carmen que han tenido paciencia conmigo y me han ayudado a pasar el fin de semana. Sobre todo los momentos difíciles que he tenido que ir soportando. Pero Dios da fuerza, y ayuda sacando de donde no hay.

Mis hijos han disfrutado como enanos e incluso se han bañado, ni se han puesto malos, cuando llevan todo el invierno con bronquitis. No me ha hecho falta dinero para que mis hijos pudieran disfrutar, cuando hoy el dinero es el que impera en nuestra sociedad. Una vez más se me ha demostrado como la Providencia actúa cuando todo apunta a lo contrario, cuando todo parece imposible Dios lo hace posible.

La guinda del finde a sido cuando el domingo antes de volver llaman a Guillermo de un empresa de reciclaje y le dicen que si conoce a alguien para entrar al día siguiente. Le han hecho a Pepe un contrato para unos días, otra prueba de la providencia. Después de dos años en paro y de haber buscado y rebuscado sin encontrar nada. Dios se encarga de sorprender y demostrar una vez más que por mucho que uno se esfuerce no sirve de nada si su voluntad es otra.

Me pregunto después de tantas señales, ¿cuándo al fin seré capaz de tirarme a la piscina sin miedos y confiar plenamente en que es Dios quien provee y que yo no tengo necesidad de vivir angustiada?

Jesucristo es todo un caballero, un hombre de palabra, no me cansaré de decirlo, pero a mi me gustaría ser mas humilde y más confiada y ser capaz de estar a la altura de las circunstancias. No ser tan estúpida cuando mis ojos ven y mis oídos oyen,
Y yo... sigo creyéndome algo que se que no soy.