EN LEGITIMA DEFENSA.



En las relaciones entre individuos, el uso de la fuerza solamente es legítimo cuando se trata de legítima defensa. 

(Frédéric Bastiat)


El pasado 14 de Octubre, en el barrio de Leganés,  Diego un menor de once años se tiró por el balcón de un quinto piso de la vivienda familiar poniendo fin a su vida. Ayer sus padres hicieron publica a través de un periódico nacional la carta de despedida que el niño dejó. Tras tres meses de investigación judicial el caso se ha cerrado. Por ello sus padres como último recurso han querido dar a conocer lo que Diego dejó, para que pueda de algún modo ser demostrado que la muerte de su hijo ha sido consecuencia del acoso escolar al que posiblemente estuvo sometido. 


Estos días en la calle, en los foros de Internet, en las redes sociales todo el mundo habla de lo mismo. Pero hablar ya no sirve de nada, al menos no a Diego. Me pregunto que clase de educación estamos dando a nuestros menores, que clase de valores estamos dejando en herencia a las generaciones venideras que parecen haber perdido el respeto completo por la vida y por el prójimo.

Cuando yo era pequeña ya se daban algunos brotes de acoso, yo fui victima de ellos siendo una niña. Pero entonces las cosas se solucionaban de otra manera. No había tantos derechos, ni tantos deberes, no se sabia quizás tanto como se sabe hoy. Pero se respetaba a los mayores, y eran los mayores los que velaban por la seguridad de los menores. Hoy son los menores los que amparándose en sus derechos, imponen la ley a su manera, una carente de valores humanos. Yo así lo entiendo cada vez que veo como simples niños imparten el miedo ya no sobre otros semejantes, si no también sobre los propios profesores, sus padres, incluso otros adultos. 

El otro día sin ir más lejos, unos crías de apenas trece años, insultaban y chuleaban a tres municipales en una de las calles de mi ciudad, yo fui testigo de ello... aluciné... Al ver la escena pensé en que seguridad me podrían a mi impartir la autoridad competente si ofrecía semejante cuadro de impotencia. Y va una señora y dice: ¿Es que, que le van ha hacer sin son menores? Todavía me quedo más a cuadros. 
El mundo al revés.

Si alguno de mis hijos se permitiera la osadía de tal falta de respeto, de las cuatro ostias que les meto se enteran de como se tienen que comportar para el resto de sus vidas. Antes los padres podíamos tomarnos esa libertad a la hora de educar, ahora no, ahora si le pegas a un hijo una bofetada este está en todo su derecho de denunciarte. Así son las leyes. Pero cuando tu hijo se convierte en un degenerado que no respeta a nadie y pasa de ser un mal educado a un acosador que imparte su fuerza sobre los demás. ¿Dime? ¿Qué ley ampara a las victimas de tal tirano? ¿Cuántos menores están viviendo en ese estado, impartiendo su voluntad sobre todos, padres, familia, vecinos, profesores, otros menores...?

Esto no lleva buen camino. ¿Quién tiene la culpa? Podría escribir toda una tesis, y seguro que nadie salía inmune de salpicadura. Pero la cuestión es ¿cómo evitamos que Diego sea mañana tu hijo o el mio? Yo lo tengo claro. Una reorganización de ley, valores, y por supuesto legitima defensa.

 Me decía una madre que la defensa personal no era la solución. Yo discrepo. Por supuesto lo primero es educar a nuestros hijos en valores y además enseñarles a no tener miedo. Un menor que se siente seguro de su propia fuerza física será más difícil de coaccionar o someter no solo con violencia física, también con acoso psicológico.  Al violento, al que impone su voluntad ya sea física o moral, solo hay una manera de frenarlo y es plantando cara. 
     
Ya lo decía el refrán: El valiente es valiente hasta que el cobarde deja de serlo.
Yo con relación a mis hijos lo tengo muy claro y así se lo tengo enseñado a ellos. Cuando veas que no hay modo de evitar un conflicto, golpea primero. Tira a matar, que quien te busque no se levante del suelo. Hay situaciones en que si no te impones, por desgracia terminas como Diego. Hay un dicho que a mi no me gusta mucho, pero no dejo de reconocer que tiene toda la razón: De la cárcel se sale, del cementerio no.

Y lamento parecer muy radical. No creo serlo. 
Yo nunca maté a nadie, pero me supe dar a respetar y dejar de ser el centro de sus mofas y sus acosos. Ciertos indeseables que tenían asustados a chicos nobles. Primero me libere yo, luego defendí a muchos otros. Y sí, me reitero en que la violencia no es la mejor de las salidas, pero con ciertos violentos es el único modo. 

La legitima defensa es permitida y deberíamos de saber enseñar a nuestros hijos a impartirla con responsabilidad antes de que sea demasiado tarde. Para Diego y otros muchos ya lo es.

La legítima defensa es un instituto jurídico de carácter universal, y que ha sido reconocido por todas las legislaciones del mundo, a tal punto que el Papa Juan Pablo II, en su encíclica Evangelium Vitae -El Evangelio de la Vida-, del 25 de marzo de 1995, la define claramente como El derecho a la vida y la obligación de preservarla.1


LA CARTA:
"Papá, mamá, estos 11 años que llevo con vosotros han sido muy buenos y nunca los olvidaré como nunca os olvidaré a vosotros. Papá, tú me has enseñado a ser buena persona y a cumplir las promesas, además, has jugado muchísimo conmigo. Mamá, tú me has cuidado muchísimo y me has llevado a muchos sitios. Los dos sois increíbles pero juntos sois los mejores padres del mundo. Tata, tú has aguantado muchas cosas por mí y por papá, te estoy muy agradecido y te quiero mucho. Abuelo, tú siempre has sido muy generoso conmigo y te has preocupado por mí. Te quiero mucho. Lolo, tú me has ayudado mucho con mis deberes y me has tratado bien. Te deseo suerte para que puedas ver a Eli. Os digo esto porque yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no ir. Por favor espero que algún día podáis odiarme un poquito menos. Os pido que no os separéis papá y mamá, sólo viéndoos juntos y felices yo seré feliz. Os echaré de menos yespero que un día podamos volver a vernos en el cielo. Bueno, me despido para siempre. Firmado Diego. Ah, una cosa, espero que encuentres trabajo muy pronto Tata. Diego González"



Comentarios