De la luz a la oscuridad... (Iluminando)


"La integridad no tiene necesidad de reglas"(Albert Camus)

No hay una frase a mi entendimiento más absurda en esta vida que esa que dice: "Si no puedes vencer a tu enemigo únete a él". No se puede rezar a Dios y aplaudir al diablo. Pero cuando eres madre, y tus hijos comienzan a elegir por si mismos y tu poder sobre sus decisiones a mermar, la estrategia lo es todo. No importa cuantas batallas ganes o pierdas durante la guerra. El fin de ésta es el limite que marcará los resultados. Y obvio es que estamos en un mundo donde la batalla es inevitable. Si hay que pasar por la oscuridad, yo, encabezaré el pelotón de los míos, pero no desistiré ni un ápice en mis ideas. No cedo mi territorio, no cedo lo mío. Y cuando los críos empiezan a salir del nido, el mundo y todas sus oscuridades, están ahí, tan apetecibles, que no se trata de unirte a él. Si no entrar en él y ganar tu propia batalla desde dentro.

Ya el año pasado los míos celebraron por su cuenta el jodido Halloween y su fiesta de muertos. A mi me pilló trabajando a diferencia de este año que he tenido el día libre. Así que lo tenía muy claro. Pese a lo poco que me gusta esta puñetera fiesta tan poco nuestra. 
Nadie es ajeno a la verdad. Las costumbres llegan de fuera, se mestizan con las nuestras y como si una plaga más de la naturaleza se tratara, somete lo autóctono. Lo estamos viendo con especies de animales, de flora, con nuestros hijos no va a ser menos.
Claro que hablar de batallas espirituales en una sociedad tan poco dada a lo moral, ya es todo una utopía, a mi me la repamplinfa. Es mi familia lo que me juego, y con esto no me ando con tonterías. Renuncié a mucho en la vida por ellos, ahora no estoy dispuesta a ver como "el todo vale" al que las sociedades se van aburguesando me los vuelva perritos falderos ni del sistema, ni de fuerzas menos vistas a una primera mirada. 

Sí, ayer lo pasé de puta madre con mi marido, mis hijos y mi niño adoptivo, Alex, el mejor amigo de mi hija Lucy. Los padres no debemos someternos a los caprichos de los hijos, pero si no te andas listo, llega ese momento en que de tanto prohibirle cosas, consigues que llegado un punto, se tiren de cabeza a aquello contra lo que tanto luchaste. Lo he visto en los hijos de amigos, en mis propios amigos de juventud. Sus padres los obligaban a ir a misa, a celebrar solo lo que en casa era lo aceptable, en el momento en que el individuo decide por si mismo, "adios Jerez". Nadie pudo hacer más por que esos chicos volvieran al buen camino. y como en todo combate, la estrategia es la clave.

Llegó un año más Halloween y la gente se vuelve loca de remate. Sí tuviésemos menos sentido del ridículo, posiblemente haríamos (como hago yo) más veces el ganso el resto del año...Y menos el gilipollas en fechas tan marcadas como la de anoche.
Era dejar sueltos a los críos, vestidos de mamarrachos en la noche de los muertos o dejarlos vivir la noche de los sinsentidos acompañados de un punto de referencia. Claro que cuando la madre es alguien como yo que hace el tonto multiplicado por tres, es más fácil quitar el protagonismo a Jack-O-Lantern pumpkins.  Así que Pepe y yo salimos con los críos en la noche de Halloween a la fiesta que celebran en  Isla Mágica.



Creo que a veces es más el espectáculo que montamos personal, que lo que conlleva el tema. Cuando mis hijos eran más pequeños, los disfrazaba de Santos, nos quedábamos en casa y lo celebrábamos a nuestra manera. Ahora eso ya empieza a ser algo imposible. Y una de dos, o los castigas en casa, porque no se van a disfrazar de lo que tú les propones a cierta edad. O vas con ellos y le acompañas. Lo primero funciona en el instante por mucha bronca que monten, pero espera a que pase unos añitos más y tengan su propia casa... Jejj. Harán un aquelarre de brujas en su casa una noche así. Y no es una exageración, es lo que da de si el mundo.
Lo segundo lo veo más viable, así que allá fuimos con nuestros hijos, ojo avisor...
Que toca maquillarse para pasarlo bien, pues vamos al lío. Me pregunta el trabajador del parque que está en el puesto de maquillajes: "¿qué desea usted hacerse señora?"
Esto es una batalla, así que hay que atarlo todo, no dejar nada a la improvisación. Mis hijos van a preguntar luego. Y ... ¿Hay algo más irónico y burlón que una Catrina Mexicana? Que se lo pregunten a su creador José Guadalupe Posadas. Pues yo iba a ser la Calavera Ganbancera de la noche de Halloween o el garbanzo negro de la fiesta.  





Aproveché mi maquillaje para explicar a mis hijos la historia de está canina y como el pueblo de clase media se manifestó en una época con estas manifestaciones. Como es importante vivir en el mundo y en la sociedad que nos toca, entre ellos, pero no como ellos, siempre mantener nuestra integridad personal intacta, aunque tengamos que bailar a son de sus palmas. 

Y me alegro ver que mis hijos pudiendo elegir maquillajes o disfrazarse de personajes que a mi no me habría echo ni puta gracia, ellos libremente eligieron cosas acordes a su personalidad y su modo de entender la fiesta. Mi hijo me dijo: "Mamá la maquilladora me preguntó si me quería pintar de demonio y le dije que de eso nada".  Luego me expuso sus razones, y lo cierto es que me tranquilizó que con nueve años tenga tan claro ciertas cosas. 
Las chuches hubo que comprarlas, pero bueno, esa fue la parte más catastrófica de la noche. lo demás, momentos familiares, algunos muy divertidos, una actividad más en familia. 


Como anécdota para mi muy importante y que doy gracias a Dios de haber sido testigo. Una conversación entre mi hija Lucy y su amigo Alex. Nos encontrábamos en el interior de El Fuerte, sentados todos en el suelo esperando para ver el espectáculo de miedo. No sabíamos de que iba, y cuando éste empezó los protagonistas sacaron una tabla oija. Justo en ese momento ya me saltaron todas las alertas para poner punto sobre la i. Cuando escucho a mi hija decir a su amigo: "Esto no. Si usan la oija nos salimos de aquí cagando leches. Que tú ya sabes lo que pienso yo de este tema". 
Me alegré ver dos cosas, una que solo era un complemento a la obra de teatro, de haberla utilizado, yo habría sido la primera en coger a mi familia y salir de allí. Nunca les he mentido a mis hijos, desde muy pequeños, saben que en el mundo espiritual hay cosas que ni se deben hacer, ni estar presente mientras se realizan. Una cosa es asistir a una comedia y otra hacer el comediante. 

Así que la noche de Halloween fue un pasear, hacer un poco el idiota como el resto de españolitos de a pie... Y recordar a mi hija que la investidura ya había terminado, porque nos daba un mitin político a cada cinco minutos sobre lo que opinaba del tema de la fiesta y lo que iba viendo en la gente. Conclusión, este año sobrevivimos a la noche de los difuntos, a ver el próximo año. 

Amaneció lloviendo por Sevilla, al abrir los ojos esta mañana, gracias a Dios en casa. Oigo a mi marido decir: "está lloviendo" Y lo primero que se me pasa por la mente es la idea de que el agua purifica y limpia. Después de una noche de hacer el idiota, de tanta muerte si sentido, lo mejor es un baño de conocimiento que nos lleve a la pureza, a la santidad. Y el Cielo grita lo que ni los oidos oiran, ni los ojos verán si no es amparados a la luz del Espíritu Santo. Luego la decisión siempre será libre. Uno elige como vivir. Eso sí, a veces, no se trata de unirte al enemigo, simplemente ser más astuto que él e intentar ganar una de tantas pequeñas batallas que suman puntos en esta guerra. 












Comentarios

  1. Mentó, hija mía, no pareces ni tu misma. Esos maquillajes blancos, de película de miedo


    M.

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    1. Jajaja, de Catrina, Alba. Capeando el temporal y vigilando a los míos.

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