Donde el corazón te lleve.


"Entre nuestra alma y nuestro cuerpo hay muchas pequeñas ventanas, y a traves de estas si están abiertas, pasan la emociones; si están entornadas se cuelan apenas; tan solo el amor puede abrirlas de par en par a todas y de golpe, como una ráfaga de viento"
(Sussana Tamaro, Donde el corazón te lleve)


A mi el amor me llevó a ser madre. 
Los que entráis en este espacio desde hace años, me habéis leído en más de una ocasión decir que soy una madre imperfecta. Tengo demasiados pajaritos en la cabeza, sueños personales que me atormentan de noche y en mis horas de soledad, poca paciencia, nula constancia y dos hijos sufrientes en multitud de ocasiones de mi falta de saber estar. Cuantas meriendas, olvidadas, siempre he deseado ser como esas madres perfectas que conozco, pero yo soy de dar pataletas. De vivir a galope a su lado sus emociones de niños, de soñar, de llorar, de gritar, a veces incluso siendo más niña que ellos. Y aún así nunca olvido que soy yo la que he de protegerlos. 

Estos dos últimos años en que he estado trabajando una media de dieciséis horas fuera cada día ha sido un infierno. Tantos momentos perdidos a su lado que me ha echo plantearme en multitud de ocasiones si acaso con mi afán de proteger, de llevar cada día el sustento económico, no les he privado de lo más importante, el estar a su lado. Pero las facturas se pagan con € y no con impulsos del corazón. A mi el corazón me ha llevado a trabajar, a sacrificar muchas horas de estar con ellos por hacer mi labor de madre del modo que mejor he sabido hacerlo. 

Estar fuera tantas horas, también ha pasado factura a mi relación con Pepe. A menudo, recuerdo las frases de mi hermano(adoptivo por la fe) Álvaro. Él, cuando Pepe estaba en Canarias, siempre me decía eso de que el matrimonio ha de estar junto y que rezaba para que pronto lo estuviésemos. 
Por desgracia la realidad es la que es y hay que trabajar para substituir. Pero se nota en el día a día, en la convivencia, en  el modo que nos acostumbramos a estar la mayor parte del tiempo el uno sin el otro. 

Nunca lo he dicho antes, pero a menudo sufro como una posesa cuando veo lo independiente que mi familia se ha vuelto de mi. El modo en que hacen sus tareas, viven en paralelo y cuando estoy , aunque no lo diga, me siento como al margen. Me consuelo absurdamente diciéndome a mi misma que es mejor así, de ese modo si me ocurre algo, o el bicho se despierta, al menos ya sabrán vivir sin mi. 

A veces mi Lucy, con eso del desarrollo y los líos de hormonas femeninas, me increpa que soy una mala madre. Lleva toda su vida haciéndolo, pero últimamente lo hace más. Me rompo cuando lo hace, pero se que además de lo que me quiere, reconoce que aunque no soy la madre perfecta lo que hago es por ellos. Pero en sus momentos de crisis personales donde el individuo ha de imponerse, sé que le falto y eso como madre, como mujer, me rompe. Porque yo tenia con su edad a mi abuela siempre presta a escuchar mis mil batallas. 

Estos días ando muy bajita de animo. Mucho. 
Aún sufro el duelo de mi Anita, la echo de menos. Ha dejado una ardua cicatriz en mis sentimientos, se me arremolinan estos, envueltos por varias cuestiones y he de seguir adelante como si nada pasara, como si todo fuese bien, pero duele. 
Sentirte extranjero en tu propia tierra es como poco raro.
Sé que no es más que mi modo de verlo bajo la óptica del desanimo, de mi necesidad de sentirme más arropada, pero lo siento así, y es lo que provoca el sufrimiento pese a saber que la realidad nada tiene que ver. 

Ahora que los turnos son de 24 y 48 horas de trabajo, el tiempo aún juega más en contra. De mis estados y de la convivencia en casa. Imagino que las historias de las familias han de ser por media todas parecidas. Nadie confirmó que sería fácil. Y ya que tomamos elecciones hay que llevarlas a buen termino por difícil y angosto que se ponga el camino.
Cuando eres una capulla sentimental y pasas por la vida como alguien reconocida fuerte, es aún peor. Pocos se detienen a ver que necesidades tiene tu alma, tu espíritu, tu frágil interior de mujer. En mi caso y valga Dios que no me es fácil decirlo, nadie se preocupa nunca de preguntar, de ver que necesidad tiene mi yo interior. Siempre soy la que protege, la que escucha y la que intenta dar una óptica positiva a los sufrimientos ajenos, buscar salidas viables. Yo, bueno, yo simplemente cuando ya no puedo más lloro a escondidas, y otras ni tiempo a esconderme me da. Hay a quien nos toca ser pilar y un pilar no puede ondear, así que mis días han de seguir fluyendo y yo en ellos manteniendo la actitud, en ocasiones al 100% y otras, pa´cagarse de mala que resulta. 

La mayoría de la gente es así, viven experiencias así, se sienten así. No soy nada especial, ni en eso. La única diferencia entre los demás y yo, es que yo lo cuento. Mientras otros se sienten también culpables y pequeños, con ganas de salir por patas de sus vidas en millares de momentos, y callan. Yo soy capaz de decir todo aquello que me queda grande. 
¿Sirve para algo decirlo? A mi desde luego no. Pero siempre están los que por privado en este medio, en persona fuera de él, se acercan y me dicen que encuentran consuelo en mis letras, en mis palabras, leídas o oídas. Y es que el ser humano no está creado para la soledad. Pese a la importancia de saber vivir en ella y hacerla un recurso importante para subsistir, hemos sido creados para el amor. Para ir por esos caminos del corazón que nos llevan a encontrarnos en los demás.  Así que cuando te fallen los ánimos, las fuerzas, o las ganas, llámalo como quieras. Cuando te sientas una mierda en el lugar que te ha tocado vivir y tengas ganas de salir por patas hacia Dios sabe donde... Piensa que mal de mucho puede a veces ser un simple consuelo de tontos. Pero También un hito que te marque el lugar hacia el cual dirigir tus pasos.

Nos venden un ideal desde el mismo momento que uno nace, el mundo nos educa siempre por delante de nuestros progenitores, no importa lo bien que lo hagan, el mundo abarcará siempre más lecciones. Y nuestra libertad hará el resto a lo largo de la vida individual. Así que cuando te sientas tan perdido como yo, mírate en los pequeños detalles, esos que a veces pasan tan desapercibidos, que toda su grandeza queda diluida en un instante.

A mi me pasó el otro día. Estaba al limite de mi resistencia, toalla en mano para dejarla caer a la lona. Con la idea del suicidio golpeando cada uno de mis pensamientos, amenazando cada célula viva de mi ser. Y entonces, le oigo decir como el que no quiere la cosa en medio de una monótona conversación: "no se lo que me pasa, pero ahora cuando no estás me entra una tristeza. Cuando pienso en las horas que aún faltan para que vuelvas a casa me siento tan mal, me pongo tan triste, como si fuera a perderte. No se lo que haría si tú no estuvieras conmigo".

Y aquí sigo. 
Fingiendo hacía fuera que soy fuerte, que estoy bien, que puedo con todo. Pero la realidad es que estoy muy jodida. Como la gran mayoría. Así que me decido a decirlo como siempre a pecho descubierto aquí para quien quiera leerlo. Con la esperanza de ser, no ejemplo, líbreme Dios de ser ejemplo de nadie. Pero sí algo de consuelo para quienes aislados de los que nos rodean, sin valor para decir como nos sentimos, al menos sepamos que no estamos solos. Que no somos especímenes singulares. Que el corazón a veces ademas de ser un simple músculo, se impone en nuestra psique y nos hace sentir cosas que son más normales de lo que a nosotros nos parece.  Que no somos gente rara, sino gente con sentimientos que a veces se salen un poco de lo real por la fuerza de sus latidos. 

Y en mitad de todo este sin-vivir de vivir las experiencias de uno mismo. Esa Voz que nunca habla a destiempo y me dice: "Mi niña tremenda, ánimo, yo estoy contigo. No me asustan tus pataletas, yo te amo tal cual eres y estoy aquí siempre contigo". 
A veces la diferencia entre estar y no, solo depende de Él. Si Él no me susurrase al alma, sería una potra desbocada victima del primer precipicio que se cruzase en mi camino. Él siempre me grita en esos silencio del alma: "No puedes rendirte princesa, ánimo, yo he vencido al mundo"






Comentarios

  1. Animo amiga mia,yo te entiendo te comprendo,estoy contigo,y comparto tu sufrimiento.
    La vida es dura,no,muuuuuuy dura,pero al igual que EL nos pone estas batallas,tambien nos pone refugio,descanso,consuelo y amor infinito.
    Me tienes,te tengo,juntitas����
    Te quiero muchisimo y que poco te lo digo����

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  2. Me lo dices siempre con tu presencia Campanilla. Hay lazos que no tienen porque apretar para notar su sujeción.
    Y sí, merece la pena solo por sentirle a Él como te mira de frente, te traspasa el alma con su mirada y cura todas tus heridas internas.
    Un abrazo grandote.

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  3. Una buena confesión te curo. Muchas veces me quedo en blanco por los nervios y después de salir del confesionario, me acuerdo y cuando comulgo, pienso si comulgo en pecado

    También me uno a vosotras


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    1. Me preguntaste en facebook que me curó a mi.
      Un buen tratamiento, seguir las instrucciones medicas y, sí, también una buena confesión. La fe salva y cura rincones del ser donde no entra medicación alguna. Mis dolencias físicas la curó la medicina, las del alma, las de mi mente más profunda donde se une la psique juntando alma y cuerpo, esa solo la cura cada día el amor de Jesucristo.
      Saber que Él me acepta tal como soy. Con mis cosas buenas y las malas, con mis debilidades, incluso con mi pecado, Él nunca hace asco de mí. Jamás se asombra o se inquieta por mucho que yo la cague. Basta con que yo humildemente reconozca lo mucho que le necesito y mi modo de hacer, que me reconozca como lo que soy frente a su persona y... Todo cambia. Amiga mía, Jesucristo todo lo hace nuevo. Él lo hace todo valido, lo pequeño, lo impotente y hasta lo podrido, tiene poder para convertir y sanar cualquier dolencia, incluidas las físicas. También para resucitar la vida que el pecado en nosotros hace moribunda.

      En cuanto a lo que me comentas, no debes inquietarte por eso. El sacramento del la confesión limpia hasta el pecado no confesado. Eso sí, el que no se confiesa por razones como las que tú cuentas, porque te pones por ejemplo nerviosa y lo olvidas. Que no es lo mismo que callar algo porque nos de vergüenza u otro motivo y lo ocultemos.
      Mira amiga, en la confesión, el echo de confesar nuestras debilidades no es porque Dios necesite de ello, ni siquiera necesita un intermediario para perdonarnos. La necesidad de recibir el sacramento a través de la persona del sacerdote es precisamente por nuestra capacidad de entendimiento y liberación. Pues poder tiene Dios para saber lo que hay en nosotros sin que le contemos, y poder para conocer nuestro propósito. La confesión nos sana más directamente al ser contacto humano quien nos trasmite poder divino. Si comprendieramos realmente el bien que hace una confesión, acudiriamos más a ella y menos al psicólogo. Por que es infinita la limpieza de siente el ser, la re confortación a nuestras flaquezas, el chute vitamínico espiritual. Que se siente incluso fisicamente. "Mens sāna in corpore sānō es" Mente sana en cuerpo sano. La confesión es un transmisor único y exclusivo para llegar a este estado amiga. Yo así lo he comprobado y así lo cuento si alguien me pregunta como tú.
      No debes ponerte nerviosa, debe ser algo que hagas con paz, con armonía, solo así encontrarás en el Sacramento de la confesión un oasis temporal en tu vida donde encontrarte con Dios cara a cara. Para mi es un momento único, poder poner nombre y apellido a todas esas cosas que me rompen por dentro y descubrir que Jesucristo en ese momento siempre está presto a dar la cara por mi, aunque yo haya cometido actos repulsivos. ¿Sabes lo que eso hace al padre de la mentira? Es como dar una patada en las pelotas al mismo demonio, contando con que las tuviera. Eso y más es el sacramento de la reconciliación. No hay nada, nada de lo que un hombre haga en esta vida que si admitiendo su debilidad y su culpa se reconoce así frente a su Creador Éste no le perdone. Y si se te pasan, también estás perdonados. Esa es otra tactica del embustero que una vez nosotros limpios, ya está batallando como ensuciarnos y hacernos dudar del amor misericordioso de quien siempre, y no olvides esto, SIEMPRE, está esperandonos como un buen Padre espera a su hijo prodigo.
      Nunca tengas miedo de la magnitud de lo que creas que has pecado amiga, Porque por muy grande que sea, el amor de Jesucristo por ti lo supera.

      Un beso guapa. Te llevo conmigo, nos vemos en la Eucaristía.

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