SALVACIÓN ... EN SEGUNDA FILA.

    Iglesia, Bancos, Pew, Banco, Filas De Bancos

      Esta mañana desayunando escuchaba las noticias, desde que ayer se produjo el accidente aéreo en los Andes Franceses, parece que no hay nada más emergente en los medios. Todo el mundo compartiendo la noticia, opinando, haciendo caja... Aparte de lo que que pienso sobre el modo sensacionalista de hacer comunicación, me remito a algo que me llamó mucho la atención. Había un pequeño debate al respecto y se hablaba sobre el apoyo psicológico que se e iba a dar a los familiares de las victimas. Alguien hizo una puntualización a lo que un medico decía y peguntó donde queda la espiritualidad en dicho apoyo. Pensé: Genial, buena pregunta. Y me tomé un poco más de tiempo en mi desayuno esperando oír la respuesta.

     ¿Dónde queda Dios en nuestra sociedad frente a la tragedia? Tantas veces uno se ve frente a esas preguntas acusadoras. Personas que piden explicación, que culpan a Dios de sus desgracias, que preguntan donde estaba Dios cuando las cosas no le han salido como esperaban, Nuestros días están atestados de circunstancias que así lo repiten una y otra vez.

     Y allí estaba esa psicóloga explicando que la espiritualidad no es un medio, ni un método, que es una opción. Vamos que Dios en un momento critico de nuestras vida es eso, una opción que uno puede pedir. Y que la sociedad antepone la ayuda psicológica a la espiritual. Una salvación en segunda fila... eso es lo que pensé al escucharla.   

     Volví a mi trabajo y mientras realizaba mis tareas no podía dejar pensar en ello. En la compasión que sentía y siento por esas personas que sufren enfrentándose a dolores del alma que ningún medico podrá curar con medicación, ni con terapia. Hace poco hablaba con una persona que ha perdido un ser querido de modo traumático. Me decía tremendamente desesperada, que no encontraba ningún consuelo en el psicólogo, que por el contrario aún sentía más angustia cuando iba a consulta porque más eran las preguntas que salia haciéndose y para las que ni le daban, ni encontraba respuesta. En ese momento le aconsejé que no dejara de ir a recibir ayuda medica, porque por experiencia sé que es necesaria también y que no tuviera miedo de la multitud de preguntas devastadoras que le surgieran porque Dios tenia respuestas para todas en Jesucristo. Por más duras que fueran, por mayor dolor que le causaran, cuando uno se enfrenta a Cristo con ellas siempre obtiene respuesta. Claro que esto es más fácil decirlo cuando uno ya lo ha experimentado que antes. 

     Yo he tenido que verme echa un despojo humano, perdidas las ganas de luchar y vencida para poder hacer las preguntas correctas. Para poder mirar buscando las opciones que realmente había y ver que Dios estaba también entre ellas. Mas cercano, más humano, con los brazos abiertos. A un milímetro de mi, pese a estar en segunda fila esperando ver como me volvía a Él. Como recurría a elegirle.


     Aún cuando no esperamos encontrar nada más allá del dolor que nos rompe y nos reduce, Dios siempre está detrás, aunque sea en segunda fila. Aunque no resulte aparentemente la mejor opción porque nos movemos en un mundo y en un tiempo imperado por el solo creo aquello que puedo.

     Pues aquí y ahora yo te digo que si hay algo que creo firmemente es que nada, ni nadie, por muy negro que sea el panorama puede impedirte que tomes tu elección. Es lo mejor de ser humano, poder elegir, y elegir creer en Jesucristo la elección que marcará la diferencia en nuestro paso por aquí. Ninguna terapia será jamás igualada a lo que uno puede sentir cuando la mirada de Cristo te traspasa y rompe todas tus cadenas.

     Y tenemos en María la prueba palpable. Posiblemente en su generación ser Madre del Altísimo era algo tan difícil de creer como que Dios permita nuestro dolor hoy. Pero ella eligió la respuesta perfecta: Hágase en mi según tu palabra. 
     Fiarse de que Dios sabrá lo que hacer, es acertar. Y aunque dudemos es importante arriesgar y elegir bien. La respuesta... De verdad que lo merecerá...

Comentarios