TÚ ERES MI LUZ. (Donde nadie me oye)



Nuestros días están llenos de momentos de sombras. De esos instantes que empañados por las circunstancias y acontecimientos que vivimos, hacen que vivamos y veamos nuestro presente tras la sombra de un velo gris.

Sin ellos, uno nunca percibe la luz.

Cuanto más oscura es la noche, más bello nos resultan los primeros destellos del alba que el sol despierta.

No temo. Tú eres mi luz Señor.

Sabes deslumbrar en mi presente, a veces disfrazado, a veces en rostros que me sorprenden y me deja deslumbrada. Y otras, apareces con un gran destello que me hace comprender todos los sentidos de mis rincones de sombras.



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