NOCTAMBULO. (Donde nadie me oye)

  

       UF!

Primera noche seria de calor por aquí abajito en Sevilla. No puedo dormir. Mi pensamiento va un poco noctambulo, resintiéndose y haciéndose el duro contra mis tranquilizantes y mis somníferos.

     Ando un poco de bajón estos días, no hemos andado en casa bien de salud y todos hemos sucumbido a la gastroenteritis, estoy echa polvo. Pero ni aún así me niego a publicar hoy. Necesito ser perseverante hoy.  No se si me entiendes, quizá no. 

Hoy que no me siento muy inspirada, que apenas puedo pensar ya con claridad, pero que tampoco encuentro el modo de cerrar los ojos y descansar. Con un atrolladero de pensamientos de esos míos inquietos que burbujean en mi cabeza. De pronto no se porque se me viene a la cabeza algo sumamente importante.

      La noche.

     La noche oscura, pero reveladora, la noche que todo lo envuelve, pero es en la noche donde el ritmo aquí en casa parece detenerse. Y puedo no solo descansar, también comunicarme con las personas que quiero y sobre todo algo que necesito especialmente, rezar.

     Esta noche me está siendo de gran ayuda la compañía de un amigo por email.  Y también el tema que me ha proporcionado. Sobre todo en los tiempos que corren en que la Iglesia estamos siendo atacados por todos lados. Vivimos un momento de pausa. Debemos pararnos, aliarnos entre los que como tú y yo, nos sabemos iglesia. Sacar de los bolsillos los rosarios y estar preparados. No esto no es un mensaje apocalíptico, es simplemente que veo que este es mi momento de lucha. que me preocupan muchas cosas que veo y oigo en contra de la Iglesia y que veo que es mi momento de tomar partido en esta batalla. Y me siento tan poquita cosa, tan inútil, que después de todo no creo que solo la calor seas lo que me impide dormir. Tengo miedo de no dar la talla. Pero estoy decidida, no me callaré, no miraré hacia otro lado como si no fuera conmigo. Como no hace mucho decía un amigo. Si hablas mal de la Iglesia lo haces también de mi. Y según se está poniendo el patio, cuando se haga de día nueva mente y salgamos a la calle, muchos estarán esperando para atacar con sus pullas envenenadas. Pues nada, a ceñirse y rezar, digo, luchar, bueno, las dos cosas.