NUEVOS VIENTOS.


     Observo un rato, la acuarela, me gusta. Puedo sentir el silencio que llega, se contagia. Claro que yo no soy de esas que rezan en postura. No sabría estar quieta... ni muerta. Me siento sola y el silencio me transporta, mi Amado calla y no contesta, pero se que está conmigo. No puedo verlo, no oigo que me diga nada. Pero algo dentro de mi lo siente. Puedo respirar a un ritmo normal que tanto hecho en falta a lo largo del día. Eso no lo hacen los ansiolíticos, eso solo lo consigue en un instante Él cuando yo desconecto de mi y solo quiero ser en Él.  
     
     Siento de verdad si alguien al leer esto se escandaliza, pero ahora no tengo miedo de decirlo. Quiero ser una en Él, con Él y en Él. Ya no me importan otras metas fuera de esa. He tenido mi tiempo, he sido caprichosa, he vivido a mi manera, y Él ha sido paciente y ahora, no me importa decirlo aunque se que no soy perfecta y que mañana será corrillo de comentarios y juicios entre los que me conocen. Quiero hacerlo bien, de verdad que quiero hacerlo.


     Estoy dispuesta Señor, lo estoy, si esto es lo que tu quieres bajaré, pero no me sueltes de la mano que ya sabes que no soy tan valiente. No te diré que es lo que me hubiese gustado más que esto, porque se que podrías hacerlo de otra manera, pero lo acepto.  Lo mejor que tengo de mi, lo que soy, a tu voluntad. Estoy aquí, muerta de miedo, no lo voy a negar, pero estoy dispuesta, como nunca antes. Hoy más que nunca, firme en la fe.