DIA DE ANIVERSARIO.



Nueve años solamente. Sin embargo yo tengo la sensación de estar con él desde el mismo instante de mi nacimiento. Quiero compartir con vosotros hoy el día de mi noveno aniversario de matrimonio. Nosotros, nunca solemos celebrar nada, porque Pepe es el hombre menos romántico que jamas he conocido. Cuando pienso en la pareja que hacemos tengo que reírme, porque ni con "lotite" pegamos. Jamas creí que pudiera enamorarme y menos vivir con alguien tan poco parecido a mi, y eso de que los polos opuestos se atraen es solo un tópico. Cuando no se tienen cosas en común y los miembros de la pareja son tan diferentes de carácter, de forma de pensar, de ser, de actuar, es tan, tan difícil que la convivencia funcione.

Mis padres siempre dicen que nosotros no acabaremos bien. Que no han visto en la vida un matrimonio que discuta más que el nuestro. Y tienen razón. Pero entre Pepe y yo hay algo, que como dice el final de una de las lecturas que elegí el día de nuestra boda: 

... Aguas inmensas no podrían apagar el amor,
ni los ríos ahogarlo.
Quien ofreciera toda la hacienda de su casa
a cambio del amor seria desgraciado...
(Cantar de los Cantares 8, 7.)

Por que si algo tuve claro la primera vez que lo vi, es que él era la pieza que faltaba para completar el puzzle de mi vocación. Yo nunca quise casarme, jamás supe hacer dos días seguidos la misma cosa. Cuando Jesucristo me dijo que esa era mi vocación, la del matrimonio, me costó primero entenderlo y luego aceptarlo. Pero el ya tenia a Pepe para mi reservado, porque sabia que seria lo mejor.
Ja,ajajajaja. Yo jamás creí  poder llegar a nada con alguien así. Siempre digo que es mi Ken básico. Porque es un hombre muy serio, poco innovador, siempre en su linea, tan constante que me asusta. Nunca me sorprende, ni para bien, ni para mal. Cuando pasamos por crisis, siempre pienso en que vería yo en él, para tirarme a la piscina. Sabiendo que siempre seriamos como el agua y el aceite. Sin embargo lo más importante de esta unión es que el vaso que contiene este agua y este aceite que somos Pepe y yo, ese vaso es Jesucristo. El amor de Dios nos invade y nos envuelve, hasta tal punto, que hace que dos personas humanamente imposibles de que llegaran a entenderse, caminen juntos.

A veces esperamos milagros que nos demuestren de la existencia de Dios. Yo la descubro cada día que pasa, porque quiero a Pepe por encima incluso de los hijos de mis entrañas. Porque él es la persona más importante de mi vida.  Y en nuestra relación descubro la fuerza del amor que nace de Dios. Descubro el don de la vida, en el fruto de esta alianza que son nuestros hijos. Y me quedo atónita, perpleja, al ver la perfección de Dios, como tiene todo de ante mano preparado, para que incluso en los momentos difíciles las criaturas creadas por Él alcancen la estabilidad y la felicidad.