COMIENZA LA CARRERA...


Hoy empiezan las carreras de mamás aquí en mi ciudad, en mi barrio a las doce dan el petardazo. Es la hora en que las puertas del colegio abren su nuevo curso escolar. Es la primera vez que como madre me enfrento ha este reto y me siento como una primeriza. Tengo tantos sentimientos arremolinados que no se ni como sentirme. 
Mi hija mayor entra en infantil dos años y solo la he llevado cuando tenia dos años a la guardería que me pillaba de camino al trabajo. El trabajo... el trabajo me ha robado tanto tiempo no solo a mi, si no a mis hijos de disfrutar de su madre...

Cuantas veces he intentado engañarme, conformarme y decir que tenia que trabajar, cuando sabia que mi prioridad era esta, mis hijos. Pero yo necesitaba sentirme independiente dentro de esta familia que había formado y necesitaba esa libertad en cierto modo, que me esclavizaba más que liberarme. 

EstúpidaGracias sean dadas a Dios que he caído enferma, sino quien sabe cuántos años más hubiéramos perdido mis hijos y yo. Y esto lo digo ahora que tengo ganas de tirarme de los pelos, porque mis dos prendas están levantados desde las cinco y media de la mañana que salió su padre a trabajar. Porque me han hecho desear desde esa hora salir corriendo al que era mi trabajo, como un millón de veces y porque me siento como la madre mas impotente del mundo. Pero si yo ya lo he dicho, que jamas supe hacer dos cosas seguidas. Solo trabajar, para eso si he tenido constancia desde bien temprana edad, pero el fondo de esa constancia no era otro que engordar el propio becerro de oro en que me he estado convirtiendo todos estos años.

Gracias Dios mio, porque no me has dejado en el engaño sobre el que tenia montada mi vida. Gracias por dejarme ver mi debilidad y mi pobreza. Por ser ahora el momento de empezar de nuevo y por sentir miedo y angustia, porque eso me enseña a mirar hacia donde estas Tú. Gracias por las personas que pusiste un día en mi camino y que para cabreo mio me dijeron la verdad, pero a las cuales hoy les va toda mi gratitud. Te pido que me ayudes a ser una buena madre, a tener paciencia con mis hijos, a querer vivir y hacerlo con alegría. Dame fuerza física para la tarea que has encomendado y no permitas que la velocidad de mi vida me engulla de tal modo que sea inmune a las necesidades ajenas. Ayúdame a saber llegar a la gente que pones en mi camino con necesidades, porque también yo soy un mendigo llamando a otras puertas y pídele a tu Madre que cuide de mis hijos cuando salen de mi campo de visión, que el mal no me los mire, ni sus enredos los rocen. Dame tu Espíritu Santo Señor, que la unión del Padre Contigo, sea un reconstituyente que pueda sentir en mi vida, y que nadie pueda robarme lo que me estas regalando hoy.